Lejos de contribuir a la paz en Medio Oriente, las protestas estudiantiles en universidades de Estados Unidos contra la guerra en la Franja de Gaza fomentan la polarización social de cara a las elecciones presidenciales de noviembre de 2024 en el país vecino, consideró la internacionalista Arlene Ramírez.
“Me llama mucho la atención que los jóvenes universitarios estadounidenses no hayan salido a protestar anteriormente contra otros conflictos internacionales, como la guerra en Ucrania, pero que ahora sí lo hagan en el caso de Palestina”, nos dijo la también articulista de la revista Forbes, quien advirtió que detrás de las manifestaciones podría haber intereses de grupos políticos y económicos.
Hace casi un mes, estudiantes de la Universidad de Columbia, en Nueva York, instalaron un campamento de protesta contra el conflicto en la Franja de Gaza, medida que casi de inmediato se replicó en decenas de escuelas de educación superior en EU y Europa. Un edificio de la Universidad de Columbia fue ocupado y el alumnado colocó barricadas. En México, alumnos de la UNAM montaron casas de campaña en CU a inicios de mayo de 2024.
Las manifestaciones en la Unión Americana escalaron a enfrentamientos con la Policía, suspensiones de alumnos, miles de detenciones y también se denunciaron no pocos casos de antisemitismo e islamofobia.
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Incluso desde meses previos ya había generado gran polémica la renuncia de la decana de la Universidad de Harvard, Claudine Gay, quien formalmente fue acusada de plagio en su tesis de doctorado, pero que ya había sido criticada por no pronunciarse abiertamente contra posturas antisemitas al interior del campus, que se dieron como parte de las protestas estudiantiles por la guerra en Gaza.
Se enturbia aún más el clima electoral
De esta forma, Arlene Ramírez nos alertó sobre la posibilidad de discursos de odio contra estudiantes judíos o migrantes de Medio Oriente en el marco de estas protestas estudiantiles. La especialista apuntó que incluso hay personal académico que podría estar fomentando una mayor polarización desde un punto de vista racial, ideológico y político en cuanto al tema de la política sionista de Israel en su conflicto con Palestina.
“Se provoca una mayor polarización en el país más polarizado del mundo. Por un lado tenemos a Donald Trump con su rancio ultranacionalismo, y por otro a sectores que históricamente han simpatizado con los demócratas en demandas como derecho al aborto o la diversidad sexual”, puntualizó Ramírez.
Además, la también maestra en Diplomacia con especialidad en Terrorismo por la Universidad de Norwich nos explicó que en las detenciones realizadas por la Policía para desalojar los campamentos de protesta se encontró que buena parte de las personas arrestadas no tiene nada que ver con las instituciones académicas.
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Por ejemplo, en Nueva York, la Policía informó que más del 47% de los detenidos en los desalojos de las manifestaciones propalestinas, en la Universidad de Columbia y el City College, el 30 de abril de 2024, no estaban afiliados a las escuelas.
Asimismo, la clase política y el sector académico se han dividido en torno a las protestas. El 2 de mayo de 2024, el presidente de EU, Joe Biden, defendió el derecho a la libertad de expresión, pero no a desatar la violencia. “En las universidades, en Estados Unidos, no hay lugar para el antisemitismo, la islamofobia; no hay lugar para el racismo, la discriminación ni las amenazas a los estudiantes”, sostuvo.
Cuestionado sobre si las protestas estudiantiles lo han hecho cambiar su postura respecto de Israel -su principal aliado en Medio Oriente– el mandatario estadounidense simplemente dijo que “no”.
En cambio, desde finales de abril de 2024, el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, se pronunció por meter a la cárcel a los manifestantes propalestinos. “No se tolerará el antisemitismo en Texas. Punto. Los estudiantes que se unan a protestas llenas de odio y antisemitas en cualquier universidad o instituto público de Texas deberían ser expulsados”, demandó.
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Mientras, al anunciar las suspensiones de alumnos que participaron en las protestas, el vicepresidente de Comunicaciones de la Universidad de Columbia, Ben Chang, expresó: “el campamento ha creado un ambiente poco acogedor para estudiantes y profesores judíos y una distracción que interfiere con la enseñanza y preparación para los exámenes finales”. La protesta transgrede las políticas de la institución, añadió.
Al respecto, Arlene Ramírez nos aclaró que muchas de las universidades estadounidenses donde hay campamentos en favor de Gaza son espacios privados que tienen el derecho de desalojar a las y los estudiantes: “los campamentos impiden el libre tránsito y eso está prohibido en la Ley de Derechos Civiles de Estados Unidos. Por eso en la nación vecina no vemos bloqueos carreteros o mítines como ocurren de manera común en otros países”.
Un fracaso, la política exterior de Biden
Ramírez nos explicó que las protestas estudiantiles también se enmarcan en la “tibia y débil” política exterior del gobierno de Biden, quien -consideró- ha sido incapaz de imponer su liderazgo para mediar de manera efectiva en distintos conflictos internacionales, como las guerras en Gaza y Ucrania.
La política exterior es el “talón de Aquiles” de Biden y eso le puede afectar en su intento de reelegirse, pues las manifestaciones podrían restarle votos al Partido Demócrata por parte de los sectores feministas, pro-aborto y por los derechos de la comunidad LGBT+, precisó la académica de la Universidad Iberoamericana.
Al hacer una comparación de las actuales protestas con las movilizaciones que hubo en los años 60 y 70 contra la guerra de Vietnam -que criticaron el intervencionismo de EU y mermaron la popularidad del entonces presidente Richard Nixon-, Arlene Ramírez concluyó que las manifestaciones de ahora sí pueden afectar la campaña de Biden, quien de lograr la reelección difícilmente cambiará su política de apoyo a Israel.
