Reducir la pobreza, otro de los caminos para acabar con el tráfico de armas

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El tráfico ilegal de armas de fuego es un problema que México comparte con numerosos países en todo el mundo, especialmente de África, Latinoamérica y el Caribe. Pero estas regiones también tienen otro gran problema en común que favorece la proliferación de actividades ilícitas: la pobreza y la desigualdad.

Después de los crímenes financieros y la trata de personas, el contrabando de cannabis y el de armas fueron el tercero y cuarto mercado criminal con mayor prevalencia en el mundo en 2023, de acuerdo con los datos del último reporte del Índice Global de Crimen Organizado de The Global Initiative Against Transnational Organized Crime (TGI-TOC).

“Las oportunidades limitadas para lograr medios de vida sostenibles –que normalmente se miden en forma de altas tasas de pobreza y desempleo, y una elevada desigualdad de ingresos– se han relacionado desde hace mucho tiempo con el florecimiento de economías ilícitas”, dice el informe.

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Esto quiere decir que “en muchas zonas económicamente marginadas, las personas pueden verse obligadas a participar en los mercados ilícitos para sobrevivir, lo que hace que las economías ilícitas sean al mismo tiempo fundamentales para los medios de vida de muchas personas en todo el mundo”, aunque los países en mejores condiciones económicas aún pueden ser vulnerables a otros tipos de mercados ilícitos como los crímenes financieros.

El tráfico de armas pequeñas y ligeras resulta un mercado lucrativo porque son fáciles de transportar y ocultar, aumentando el riesgo para la ciudadanía global, pues además de su uso en robos a mano armada y asesinatos, están relacionadas con “delitos como corrupción, delincuencia medioambiental, trata de personas, piratería marítima, delincuencia organizada y actividades terroristas”, señala la Organización International de Policía Criminal (Interpol).

El incumplimiento de las empresas fabricantes de armas

“La proliferación de armas pequeñas tiene como causa fundamental el incumplimiento por parte de los fabricantes de armas de las leyes internacionales, más específicamente el Tratado sobre el Comercio de Armas, que establece disposiciones claras para reducir la transferencia ilícita de armas y su uso indebido”, nos dijo Farida Nabourema, coordinadora de la Red de Igualdad de Género para el Control de Armas Pequeñas (GENSAC por sus siglas en inglés).

El Tratado sobre el Comercio de Armas surgió de una resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) en 2013, cuando más de 90 países aceptaron adoptarlo -con 155 votos a favor, 22 abstenciones y tres países en contra, Irán, Siria y Corea del Norte- con la finalidad tomar medidas multilaterales para “prevenir y eliminar el tráfico ilícito de armas convencionales y de evitar su desvío al mercado ilícito o hacia usos y usuarios finales no autorizados”.

Aunque entró en vigor a finales de 2014, ha sido todo un reto que las empresas fabricantes de armas cumplan con la regulación que garantice el uso final de las armas que producen, terminando miles de ellas en el mercado ilegal y en manos del crimen organizado. 

De ahí la importancia de la demanda que interpuso el ex canciller Marcelo Ebrard en 2021, como te contamos en esta nota, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México contra las empresas Smith & Wesson, Barrett, Beretta, Glock, Colt’s y Ruger, las armas más populares entre los carteles mexicanos. Estas empresas producen el 68% armas que ingresan al país de forma ilegal cada año. 

El proceso legal contra los fabricantes estadounidenses estuvo detenido porque un tribunal lo desechó basándose en la Ley de Protección al Comercio Legal de Armas que blinda a la industria armamentista de Estados Unidos ante demandas surgidas por el mal uso que se dé a sus productos, pero en enero de 2024 México ganó una apelación para continuar con la demanda. 

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Crisis global: juventud desprotegida

El tráfico ilegal de armas de fuego es grave en el continente americano, pero también en Europa, Asia y África. Por ejemplo, se estima que en Serbia había 39 armas por cada 100 habitantes en 2023, ocupando el tercer lugar global en número de armas por persona, después de Estados Unidos y Yemen. 

Ese mismo año, conmocionaron a la comunidad europea dos tiroteos masivos en menos de 48 horas en Serbia perpetrados por dos jóvenes de 13 y 21 años que dejaron un saldo de 17 personas muertas, muchas de ellas menores de edad. 

Estos episodios reavivaron la insistencia de la Unión Europea en la necesidad de continuar los esfuerzos contra el tráfico ilícito de armas en los países de los Balcanes Occidentales, que se agravó desde la década de los 90 cuando colapsó Yugoslavia en la llamada Guerra de los Balcanes, para dar paso a las repúblicas de Bosnia y Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia del Norte, Montenegro y Serbia (además de Kosovo que no tiene un reconocimiento pleno).

La guerra en la región de los Balcanes dejó como herencia el tráfico ilegal de armas de fuego y también una situación de terrible desigualdad para las generaciones jóvenes que tienen unas de las peores tasas de desempleo a nivel global, generando ambientes de violencia y de migración masiva.

En África, el panorama es igual de grave. Tan solo en la región del Sahel -una franja de países que atraviesan de costa a costa el continente y que incluye a países como Mali, Níger, Mauritania, Burkina Faso y Chad- se pueden encontrar fusiles de asalto AK por $750 dólares, pistolas artesanales o ametralladoras francesas y turcas ilegales.

“En el caso de África, debemos señalar que la gran mayoría de los países enfrentan diversas formas de conflictos que van desde guerras religiosas hasta guerras de secesión y grupos armados no estatales que intentan obtener acceso a los recursos naturales”, nos dijo la también activista y escritora Farida Nabourema.

La especialista detalló que la frágil situación de estos países se ve agravada por la pobreza extrema, que ofrece a los grupos armados no estatales la oportunidad de reclutar combatientes, en su mayoría hombres jóvenes, un caso muy parecido a los que vivimos en México con el reclutamiento de jóvenes -hasta niños y niñas- por el crimen organizado y las autodefensas, como te contamos en esta nota.

“Está claramente establecido que la pobreza va de la mano con el conflicto, ya que los países que parecen enfrentar las peores formas de conflictos son también los que tienen un desempeño económico muy pobre. Luchar contra la violencia armada y reducir la proliferación ilícita de armas pequeñas requerirá políticas propensas a reducir la pobreza y aumentar las oportunidades para los jóvenes”, concluyó Farida Nabourema.

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