Volverse su peor enemigo: la amenaza para Javier Milei

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Dos eventos políticos completamente opuestos sucedieron en menos de una semana: el 17 de enero de 2024 escuchamos el discurso que Javier Milei, actual presidente de Argentina, ofreció durante la Reunión Anual del Foro Económico Mundial en Davos 2024 en el que arremetió ferozmente contra “distintas versiones de lo que llamamos colectivismo” y cuatro días después se conmemoró la muerte del precursor de la Unión Soviética, el revolucionario ruso Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, quien murió el 21 de enero hace 100 años.

Serían sucesos completamente aislados de no ser porque los une un aspecto: la radicalización de sus discursos, aunque hacia extremos contrarios y con más de un siglo de distancia. En su momento, Lenin construyó una narrativa en la que ponía al Estado como el mayor administrador de los recursos del país en beneficio de la clase obrera.

Decía que “una vez conseguido el dominio del Estado gracias a la lucha de la clase obrera contra la clase capitalista, toda la tierra, los instrumentos de trabajo, fábricas, máquinas y minas pasarían a manos de la sociedad para estructurar la producción socialista, en la que toda la producción debía beneficiar a los trabajadores”. 

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Por otro lado -uno muy distante- Milei, autoproclamado “liberal libertario” y anarquista del mercado, como te contamos en esta nota, se presentó en el foro de Davos para advertir al mundo que occidente está en peligro “por distintas versiones de lo que llamamos colectivismo”.

“Hoy estoy acá para decirles que occidente está en peligro. Está en peligro porque aquellos que supuestamente deben defender los valores de occidente, se encuentran cooptados por una visión del mundo, que inexorablemente conduce al socialismo, y en consecuencia, a la pobreza”, fue el inicio de su discurso.

El socialismo es siempre y en todo lugar un fenómeno empobrecedor que fracasó en todos los países que se intentó. Fue un fracaso en lo económico. Fue un fracaso en lo social. Fue un fracaso en lo cultural. Y además asesinó a más de 100,000,000 de seres humanos”, siguió el argentino quien afirmó que el capitalismo de libre empresa es un sistema capaz de acabar con la pobreza del mundo y que es el único moralmente deseable para lograrlo.

Ambos líderes, Lenin en el apogeo de la revolución rusa y Milei en 2024, tienen discursos fuertes, congruentes, que conquistan -o conquistaron- a miles de personas. La narrativa de Lenin, de la justicia social, el comunismo, y la lucha contra el capitalismo tiene aún sus adeptos en la ciudadanía y en los gobiernos, muchos de Latinoamérica.

Pero Milei, que evidentemente defiende una posición completamente opuesta, está ganando adeptos y entusiasmando cada vez más personas. ¿Qué son estas corrientes que se contraponen desde hace tantas décadas y por qué sigue vigente esta guerra cultural?

Comunismo, socialismo y capitalismo

Arlene Ramírez Uresti, doctora en Relaciones Internacionales y académica de la Universidad Iberoamericana, nos explicó que en términos prácticos el socialismo es el sentido de la propiedad común, la paulatina eliminación de la propiedad privada y que actualmente lo podemos ver como el cierre de las fronteras hacia la globalización.

“Por ejemplo, lo que empezamos a ver en algunos países que priorizan el desarrollo de la economía interna y evitar los mecanismos de cooperación internacional para el tema comercial. Un símbolo importante en México es el regreso de la estatización, es decir de la propiedad mayoritaria, del monopolio o de la producción mayoritaria de las empresas del Estado por el Estado”, nos dijo la especialista.

El comunismo se describe como la doctrina de las condiciones de la liberación del proletariado, según escribió Federico Engels, filósofo y teórico revolucionario comunista y socialista alemán en el texto Los Principios del Comunismo que retomó junto a su amigo y colaborador Karl Marx, para redactar El Manifiesto Comunista a petición de Liga de los Comunistas, un grupo de exiliados políticos alemanes que se creó en 1846.

El comunismo buscaba la desaparición de las clases y la desaparición de la propiedad privada de los medios de producción y en sus preceptos se basó, por ejemplo, Lenin para crear el sistema la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) que fue un Estado federal socialista que existió entre 1922 y 1991. Sin embargo, Ramírez Uresti también nos explicó que el comunismo actualmente sigue siendo una utopía. 

“Si nos vamos a la parte de la doctrina marxista o a la dogmática que vemos hoy, no hay un país comunista aunque así se definan. Venezuela no es comunista porque tiene comercio hacia el exterior y hay propiedad privada, limitada, pero la hay. Lo mismo con Cuba, China y Corea del Norte”, destacó. 

En contraste, el capitalismo es la forma de distribuir entre la iniciativa privada y la propiedad pública los medios de producción y el comercio, nos apuntó Ramírez Uresti. 

¿Realmente occidente está en riesgo?

Tiene sentido la advertencia de Milei sobre el riesgo en el que está occidente si partimos de lo que se entiende por neoliberalismo y por capitalismo, nos dijo la internacionalista y detalló que el neoliberalismo es un modelo económico, mientras que el capitalismo es un modo de producción. 

“Lo que se plantea hoy en los discursos más hacia la derecha es justamente la posibilidad de que la propiedad privada desaparezca y de que haya una disminución de la riqueza aparentemente ante un discurso que va de ‘primero los pobres’, de quitar los privilegios de ciertas clases sociales”, detalló Arlene Ramírez.

La entrevistada profundizó en que la narrativa de Milei, y quienes coinciden con su postura, se basa en la experiencia que han tenido varios gobiernos, como el de Argentina, de los que heredaron empresas estatales muy pesadas, con muchos subsidios donde mientras más crece el subsidio, hay menos margen para la inversión privada y eso, en la sinergia de la globalización, es completamente inviable porque la sobrecarga de gastos del Estado provoca el colapso de sus propias instituciones.

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Lo que planea Milei, de apostar hacia un capitalismo de libre empresa y libertad económica, podría ser una alternativa para solucionar la crisis que tiene Argentina, siempre que no se radicalice, “porque tampoco podemos tener absolutos”.

“La amenaza más grande en este momento es la radicalización, que prácticamente es imposible de evitar en Argentina, las manifestaciones están en su ADN (…) pero una cosa que va a detonar la estabilización de Argentina va a ser que Milei no se vuelva su propio enemigo, que no se radicalice ni se polarice más, y que tampoco se vaya al otro polo de querer desaparecer una estructura estatal de un plumazo cuando tiene que ser un tema paulatino”, argumentó.

En un alto grado, Milei está utilizando fórmulas neopopulistas, como lo hace también el ex presidente estadounidense Donald Trump que complacen a los votantes inconformes con la izquierda, por lo que su retórica recuerda a la ciudadanía todos los términos que le pueden causar aberración: inflación, endeudamiento, desempleo, crisis recurrentes, socialismo, comunismo, buscando el respaldo de sus electores para que no se arrepientan de lo que votaron.

El discurso sostenido, las alianzas justificadas y el personaje sólidamente construído, ya lo tiene. El reto ahora es iniciar la acción, ya que los primeros 100 días de gobiernos son fundamentales para un nuevo mandatario, nos dijo Ramírez, y necesita empezar a mostrar más resultados que palabras para no darse un “balazo en el pie” y perder la credibilidad de la ciudadanía no solo en su figura, sino en el modelo que propone, porque esto le abriría de nuevo la puerta a la izquierda en Argentina.

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