Y a todo esto, ¿qué es y qué hace el Coneval?

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“Lo que se mide, se puede mejorar”. Bajo ese lema, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) se ha dedicado desde 2005 a medir la pobreza en el país y, desde 2009, evalúa el impacto que tienen las acciones de los gobiernos para reducir la pobreza.

Con un enfoque que mide la pobreza a través del ingreso y las carencias sociales, desde hace más de una década hemos podido saber de qué carecen los que menos tienen y si los programas sociales del gobierno realmente generan resultados.

En su reporte más reciente, nos enteramos que a una década de medir la pobreza, cuatro de cada 10 mexicanos se encuentran en situación de pobreza y los resultados del combate a la pobreza se han estancado. 

Hace unas semanas, el Coneval fue protagonista de noticias y redes sociales por la sustitución de Gonzalo Hernández Licona -su entonces secretario ejecutivo- a través de un decreto firmado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, así como las críticas que el mandatario ha hecho sobre ella. Incluso, AMLO ha planteado su desaparición.

En medio de este panorama en Cuestione buscamos explicar qué es el Coneval, cómo hace su chamba y por qué es importante para el país. 

No te pierdas: 10 años de medir la pobreza en México: resultados a medias, según el Coneval 

Orígenes del Consejo

De acuerdo a Gonzalo Hernández Licona, economista y exsecretario ejecutivo del Coneval, este Consejo nació de “un acuerdo unánime de todas las fuerzas políticas de crear un organismo que midiera la pobreza de manera independiente y autónoma”, aseguró en entrevista para Cuestione.

Fue así como en 2004, durante el gobierno de Vicente Fox, se publicó la Ley General de Desarrollo Social (LGDS) que estableció los principios y lineamientos que regirían, a partir de esa fecha, la política de desarrollo social del país y crearían el Sistema Nacional de Desarrollo con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de los mexicanos.

Además, se estableció la necesidad de crear instrumentos de evaluación para calificar las políticas de desarrollo y dar seguimiento a los programas sociales y sus resultados. Con este objetivo se creó el Sistema de Monitoreo y Evaluación de la Política Social, que dio vida al Coneval.

Para asegurar su autonomía e independencia, se acordó que el consejo “estuviera conformado por un Secretario Ejecutivo y un conjunto de seis académicos (expertos en el tema)”, que no fueron elegidos por el presidente, sino que participaran “todas las fuerzas políticas” en su elección, añade Hernández Licona. 

¿Qué hace el Coneval?

Bajo estas ideas, las labores que este Consejo ha llevado a cabo durante 14 años se pueden resumir en dos:

1) Definir, identificar y calcular la medición de pobreza utilizando la información que genera el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) a través de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) que se realiza cada dos años y que arroja datos por entidad federativa.

Para elaborar su medición de pobreza, echa mano de ocho indicadores: ingreso por habitante, grado de rezago educativo, acceso a servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, acceso a los servicios básicos en la vivienda, acceso a la alimentación, y el grado de cohesión social -desigualdad económica y social-.

2) Una segunda función consiste en establecer las reglas que las autoridades encargadas de operar los programas sociales deben cumplir.

También, tiene la tarea de evaluar la política y los programas de desarrollo social para conocer el impacto real de dichas acciones, así como emitir recomendaciones que ayuden al cumplimiento del objetivo y las metas de estos programas.

De acuerdo al ex funcionario, estas mediciones le permiten al gobierno saber “por dónde va y qué se puede mejorar”, para saber qué programas sí están logrando disminuir la pobreza, y cuáles requieren replantearse para mejorar su impacto.

¿Es relevante esta medición?

En opinión del fundador y ex secretario ejecutivo del Consejo, el tener “indicadores claros de cómo va el país en materia de pobreza, desigualdad y bienestar, es muy conveniente tanto para los ciudadanos como para los gobiernos”.

“Por un lado, los ciudadanos pueden contrastar lo que las cifras rigurosas dicen con lo que los gobiernos dicen”, ya que de acuerdo al ex funcionario, “los gobiernos tienden a ser optimistas y dar buenas noticias”. 

Agrega que no hay que olvidar que es el mismo ciudadano el que “al final paga con su dinero los programas sociales”. Por esta razón, Hernández Licona considera que “este contraste es muy sano para la democracia y rendición de cuentas”.

Por el lado del gobierno, el ex secretario ejecutivo destaca que esta medición es útil porque “si no se tienen estos indicadores, no puedes saber si vas bien o mal. Todo lo que se mide, le ayuda al gobierno a saber por dónde vamos bien y qué podemos mejorar”.

Con el cambio de dirección en el Consejo, a través de la cual el presidente López Obrador nombró a José Nabor Cruz Marcelo, queda pendiente ver si hay cambios sustantivos en la medición de la pobreza y ver si sus cifras se parecen más a “los otros datos” que tiene el presidente.

¿Podrá mantener su autonomía e independencia el Coneval durante la Cuarta Transformación?

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