Efectos de la pandemia: más pobreza y mayor desigualdad

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Sandra Morales

Luego de la crisis global desencadenada por la pandemia de COVID-19, los países más pobres del mundo siguen enfrentando grandes desafíos. Las naciones que ya luchaban contra la pobreza, la desigualdad y la fragilidad económica se han visto profundamente afectadas por los impactos del virus.

La pandemia ha dejado ver las desigualdades estructurales existentes, resaltando las disparidades entre las naciones más ricas y las más pobres. Los sistemas de salud precarios fueron sometidos a una presión abrumadora, con recursos limitados y personal insuficiente para hacer frente a la creciente demanda. La falta de acceso a servicios de atención médica adecuados llevó a un aumento en el número de muertes y dificultó la respuesta a otras enfermedades y emergencias de salud.

En 2020 el Banco Mundial estimó que el año siguiente debido a la pandemia la pobreza aumentaría a 150 millones de personas en pobreza extrema en todo el mundo, lo cual implicaría un retroceso en la reducción de esta misma, afectando a los países más pobres, pero estas estimaciones no se acercaron a las verdaderas y alarmantes cifras.

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Para 2022, en el reporte Pobreza y la Prosperidad Compartida, el Banco Mundial destacó que la reducción de la pobreza se detuvo en el progreso a la meta esperada para la agenda 2030 con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de reducción a la pobreza donde el 7% de la población mundial se encontrará en condiciones de extrema pobreza.

En este mismo reporte destaca la pérdida de empleos así como el alza en los precios de los alimentos. Afirma también que a finales de 2020, aproximadamente 70 millones de personas cayeron en pobreza extrema debido a la pandemia por COVID-19, dando un total de más de 700 millones de personas en todo el mundo en esta situación.


Fuente: La pobreza y la ­prosperidad compartida 2022: Corregir el rumbo, Banco Mundial

La gráfica anterior muestra el avance que hubo desde 30 años atrás hasta el momento de la llegada de la pandemia. A partir de entonces se observa un notable retroceso. Pero al término de la crisis sanitaria, en vez de reducir la pobreza de nuevo, hubo un aumento.

Además, las medidas de contención, como los confinamientos y el distanciamiento social, tuvieron un impacto devastador en las economías más vulnerables. Las naciones que dependen en gran medida del turismo, la agricultura y la manufactura experimentaron una contracción económica significativa, con pérdida de empleos y medios de subsistencia.

La brecha de desigualdad ha aumentado

Mientras los países más pobres enfrentan una aguda crisis económica y social, las personas más ricas del mundo han visto aumentar su riqueza de manera notable. El Banco Mundial en el reporte la pobreza y la prosperidad compartida, resalta que “los más ricos se recuperaron de la pandemia a un ritmo más rápido, y esto exacerbó aún más las diferencias. dejando claro el panorama de la brecha entre ricos y pobres”.

Los datos muestran que durante la pandemia, la brecha entre los más ricos y los más pobres se ha ampliado drásticamente. Mientras que millones de personas luchan por sobrevivir, los multimillonarios han aumentado su riqueza a niveles sin precedentes, incluso al doble. Este fenómeno se ha visto impulsado en parte por la volatilidad del mercado financiero, que ha beneficiado a aquellos con grandes inversiones en acciones y activos.

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Por otro lado, durante el confinamiento, muchos negocios tuvieron que digitalizarse. En ese escenario, las empresas consolidadas en el mercado y tuvieron un auge mayor. Aquellas plataformas digitales de ventas y reparto, como Amazon, Spotify, y otras más, como Youtube, o tiendas departamentales tuvieron incrementos en sus ingresos. 

Las desigualdades se hicieron aún más visibles dejando expuesto que mientras que algunos tuvieron la capacidad de trabajar de forma remota y protegerse del virus en entornos seguros, otros se vieron obligados a arriesgar sus vidas en trabajos esenciales mal remunerados. La falta de acceso a atención médica adecuada y a una red de seguridad social sólida dejó a muchas personas en situaciones desesperadas tanto de salud como económicamente.

Es fundamental que los gobiernos y las instituciones internacionales tomen medidas para abordar esta creciente desigualdad. Esto incluye políticas que redistribuyan la riqueza de manera más equitativa, garantizando un acceso justo a oportunidades económicas y sociales para todas las personas. Además, es necesario implementar medidas de protección social  que brinden apoyo a aquellos que se ven más afectados por la crisis.En este contexto, es fundamental unir esfuerzos a nivel global para abordar los desafíos planteados por la pandemia. Se requiere una respuesta coordinada y solidaria que priorice el apoyo a los países más afectados, garantizando el acceso equitativo a vacunas, tratamientos y recursos médicos, que aún pasados los años siguen siendo necesarios. Además, es necesario proporcionar asistencia financiera y técnica para fortalecer los sistemas de salud y mitigar el impacto económico en las comunidades más vulnerables.

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