Chiapas, un estado sitiado por el crimen organizado y hundido en la incertidumbre

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“Solo venimos nosotros. Atrás está mi bebé. No viene nadie más, por favor no le vayan a disparar”, le pedía Esther al hombre que apuntaba con un arma larga al vidrio de los asientos traseros del auto donde viajaba con su esposo Noe, su pequeño hijo Román y una bebé de apenas unos meses de nacida desde Yajalón, Chiapas a Villahermosa, Tabasco.

El camino por el que transitaban ese día de principios de noviembre de 2023, Esther y Noe lo conocen perfectamente. Han vivido en Yajalón casi toda su vida y la ruta hacia Villahermosa, que queda a poco más de tres horas de su casa; un camino que han recorrido en innumerables ocasiones. 

Por eso no esperaban, ni por asomo, que una camioneta les cerrara el paso a plena luz del día y los bajara del auto a punta de pistola. Los hombres armados, que tenían el rostro cubierto, inspeccionaron el auto y les preguntaron hacia dónde se dirigían sin dejar de amenazarlos con las armas.

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Esther sostenía a su pequeño hijo en los brazos mientras le pedía a uno de los sujetos que no lastimara a su bebé que seguía en el vehículo. El hombre dio la vuelta completa al vehículo como buscando algo, quizás a alguien, nos contó Esther. 

La escena de horror que duró casi veinte minutos le pareció una eternidad a la familia que tuvo que entregarle los teléfonos celulares, las carteras y todo el dinero en efectivo que llevaban para comprar productos para su negocio. Después de esto los dejaron ir.

Aunque no pasó de un enorme susto y una importante pérdida de dinero para la familia, una de sus mayores preocupaciones es a qué se van a tener que enfrentar ahora en su vida diaria. “La inseguridad en Chiapas está fuera de control”, dijo Esther en entrevista con Cuestione.

Por inseguridad desaparecen estructuras civiles del EZLN

No puede haber mayor evidencia del problema de inseguridad que está viviendo Chiapas que el anuncio que hizo el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) sobre desaparecer los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas y las Juntas de Buen Gobierno, conocidos como caracoles, que son las estructuras civiles del movimiento.

Esto lo informó a principios de noviembre de 2023 el subcomandante Moisés, vocero del EZLN y sucesor del subcomandante Marcos, quien dijo que explicarán con el paso de los días cómo es y cómo se ha ido gestando la nueva estructura de la autonomía zapatista.

En el comunicado con el que difundió esta decisión acusa que las principales ciudades de Chiapas están hechas un caos. 

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“Las presidencias municipales están ocupadas por lo que nosotros llamamos ‘sicarios legales’ o ‘crimen desorganizado’. Hay bloqueos, asaltos, secuestros, cobro de piso, reclutamiento forzado, balaceras. Esto es efecto del padrinazgo del Gobierno del Estado y la disputa por los cargos que están en proceso (las elecciones de 2024). No son propuestas políticas las que se enfrentan, sino sociedades criminales”, señaló Moisés.

Un estado sitiado por el crimen organizado

Los enfrentamientos entre organizaciones criminales se están dando en diferentes zonas de Chiapas. La zona fronteriza con Guatemala se encuentra en una fuerte disputa por el territorio y el tráfico de drogas entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa

La presencia de grupos del crimen organizado se ha extendido a la selva Lacandona, en la región de los Altos, en la zona de Palenque y otras regiones por las que pelean grupos políticos, además de autodefensas y paramilitares que llegan a los territorios, crean caos y luego son reemplazados por otros, sin que la población tenga certeza de lo que está sucediendo.

Las expresiones de violencia también han llegado a ciudades como Tuxtla Gutiérrez, Tapachula o lugares turísticos como San Cristóbal de las Casas, generando temor entre los habitantes. La situación se ha ido agudizando desde junio de 2023 cuando 16 funcionarios de la Secretaría de Seguridad Protección Ciudadana de Chiapas fueron secuestrados por un grupo criminal en el municipio de Ocozocoautla de Espinosa, como te contamos aquí.

Los atentados, los secuestros, la aparición de cadáveres envueltos en bolsas de basura flotando por el río Suchiate y otros escenarios de terror provocaron que en septiembre de 2023 se suspendieran temporalmente las clases para alrededor de 150,000 estudiantes de la Sierra Madre y la frontera con Guatemala. 

La pelea por el territorio

José Antonio Álvarez de León, especialista en temas de seguridad y catedrático de la UNAM nos dijo que Chiapas se ha vuelto un territorio rentable para las organizaciones criminales que pueden aprovechar su territorio no solo para el trasiego de drogas, sino para cometer otros delitos como extorsión y secuestros de migrantes, tráfico de armas, trabajo forzado y trata de personas.

“Tenemos de hace más o menos siete meses, con cierta claridad en el radar de la seguridad, la propia manifestación de cárteles que ven en el sureste del país –Chiapas, Quintana Roo y una parte de Oaxaca– un terreno fértil, ya no solo para el tráfico, sino para hacer asentamiento y control que negocios que tienen que ver con las drogas, sino para los negocios colaterales”, detalló el especialista.

Álvarez de León también nos dijo que hay otro aspecto importante que es el que tiene que ver con la tolerancia del Estado hacia las comunidades autónomas chiapanecas -como las que pertenecen al EZLN-, que de cierta manera les ha permitido tener sus propias reglas a través de sus usos y costumbres, pero que generan un escenario de vulnerabilidad al tener que enfrentarse a amenazas externas, como los cárteles de la droga.

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“Cuando la gente no sabe qué pasa, a quién se enfrenta ni quién tiene el poder para actuar, el entorno se llena de incertidumbre y peligro. Creo que este tema, mientras no esté visualizado oficialmente de qué tenemos y en qué lugar, tendría que ser incluso declarado de seguridad nacional, como en algún momento lo fue”, destacó el entrevistado.

El especialista nos dijo que cuando se combinan los elementos del crimen convencional y no convencional se modifican la dinámica de las regiones con la atracción de personas hacia los grupos delincuenciales y la corrupción de los órganos de gobierno locales. Ante este panorama, las autoridades quedan incapacitadas para proteger a la ciudadanía.

La penetración del crimen organizado sí es un factor que genera violencia e inseguridad en Chiapas, pero la falta de atención y de presencia de la autoridad ha permitido que llegue al punto donde nos encontramos ahora, en el que las personas no tienen claro ni de quién ni cómo tiene que defenderse. 

¿Cuánto tiempo más hay que esperar para que se atienda este problema en el estado más pobre de México?

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