“La minería está muy ligada al narcotráfico… donde hay minería hay violencia”, nos dijo de manera tajante Ricardo (nombre ficticio para proteger su identidad), quien militó en el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana, y conoció de cerca la presunta injerencia de los cárteles para transportar droga hacia Estados Unidos y Canadá a través de los contenedores de minerales.
“Tanto en los procesos de trabajo, como en el transporte de minerales, hay influencia del narcotráfico, y si haces un mapeo de dónde están las principales minas o zonas mineras del país, verás que hay influencia o presencia de los cárteles de la droga”, nos contó Ricardo, quien laboró durante 20 años en el sector minero nacional.
El ex sindicalista puso como ejemplo a las minas que se ubican en Sinaloa y Durango, estados con plena influencia del cártel que era comandado por Joaquín El Chapo Guzmán. Asimismo, en Zacatecas está la mina de Fresnillo, que es la principal productora de plata del mundo y la cual está “totalmente circundada por el narcotráfico”.
“Ahí se pelea el trasiego de drogas; siempre ha sido una zona muy dura que en su momento fue disputada por Los Zetas y el Cártel Jalisco Nueva Generación… una zona hiperviolenta donde antes estuvieron Los Chapos”, nos explicó Ricardo. Mismo caso para las minas de Sonora y las de Guerrero, así como en Michoacán, donde está la Siderúrgica Lázaro Cárdenas y también hay una fuerte presencia del narcotráfico, abundó.
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Pero no es nueva esa presencia del crimen organizado en las actividades mineras en México, pues desde hace más de 10 años se han reportado en diversos medios informativos los robos, extorsiones, secuestros y asesinatos cometidos por los cárteles contra empresas del sector, sus trabajadores y líderes sindicales, e incluso contra población cercana a las minas.
Por ejemplo, según un reporte de Insight Crime, grupos criminales controlan al menos desde 2013 el derecho a la minería en Tamaulipas, Chihuahua, Guerrero, Morelos y Michoacán, donde decenas de empresas mineras -incluyendo multinacionales- son extorsionadas. En tanto, la Iniciativa Global contra la Delincuencia Organizada Transnacional alertó desde 2016 sobre la “colusión deliberada” entre compañías mineras y narcotraficantes en el país.
La “novedad” en todo caso que nos platicó Ricardo es que en su “estrategia de negocios”, los cárteles han recurrido a los contenedores de minerales (plomo, hierro, zinc, plata, entre otros) para transportar por vía marítima, de manera oculta y sin el riesgo de ser detectados, cargamentos de drogas (desde marihuana, cocaína y hasta fentanilo) a la costa del Pacífico en EU y Canadá.
“Droga imposible de detectar”
“La droga que va en medio de los contenedores (cada uno con capacidad para 30 toneladas de mineral) es muy difícil de detectar. Por ejemplo, los rayos gamma que usan el Ejército o la Guardia Nacional no pueden traspasar el mineral concentrado y por eso es prácticamente imposible que se detecte la droga. Además, los contenedores ni siquiera pasan por un proceso de revisión”, detalló el ex trabajador minero.
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Incluso, apuntó Ricardo, los perros detectores no pueden olfatear la droga debido a que los concentrados de mineral son tratados con ácidos y sulfuros muy potentes que neutralizan los olores, además de que el volumen de los contenedores impide la salida de cualquier olor.
El ex sindicalista nos dijo que en los contenedores se puede transportar hasta una tonelada de droga: “el puerto de Lázaro Cárdenas (en Michoacán) es importante porque de ahí sale el hierro que se produce en Guerrero, y los cárteles aprovechan para transportar opiáceos, como heroína, morfina y hasta fentanilo; tal vez no producidos, pero sí en goma (extraída de la amapola) que pueden salir en barco hasta San Francisco (EU) o Vancouver (Canadá)”.
Ricardo relató que se le hizo extraño que desde la mina de Fresnillo, Zacatecas, salieran en camiones los contenedores con plata rumbo al puerto de Manzanillo, Colima, cuando les quedaba mucho más cerca llegar a Mazatlán, Sinaloa, o incluso usar los trenes de carga en dirección a EU.
“Me parece bastante ilógico que los camiones de Zacatecas tengan que cruzar precisamente por la zona donde está el Cártel Jalisco, es decir, una región de trasiego de cocaína principalmente”, nos indicó el ex integrante del sindicato encabezado por el ahora senador de Morena Napoleón Gómez Urrutia, quien en 2006 acusó de “homicidio industrial” a Grupo México y su dueño, Germán Larrea, tras la explosión en la mina Pasta de Conchos, en Coahuila, que mató a 65 trabajadores.
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Lavado de dinero, otro jugoso negocio
Además del control social que ejercen los cárteles en las zonas mineras para evitar estallamientos de huelgas y problemas comunales, el narcotráfico usa a las empresas para el lavado de dinero, nos explicó Ricardo.
“La minería es un elemento muy sutil, muy legal, para que el crimen lave dinero, eso está perfectamente documentado. En la minería participan alrededor de 70% de empresas contratistas o privadas (en las que se pueden manejar recursos de procedencia ilícita)”, precisó.
Ante lo que parece ser una imparable presencia de los cárteles de la droga en el sector minero del país, el ex defensor de derechos laborales demandó que el Estado, el Ejército y la Guardia Nacional vigilen de manera eficaz todo el proceso de extracción, producción y traslado de minerales, además de certificar que las empresas canadienses y estadounidenses (que tienen la mayoría de concesiones) no se vinculen al crimen organizado.
“La lucha del Estado contra el narcotráfico tendría que convertirse en la lucha contra las mineras gringas y canadienses, pero eso te puede generar un problema diplomático, incluso de seguridad nacional; es un asunto verdaderamente complicado”, lamentó Ricardo.
