La ciudadanía está harta de la corrupción, pero la normaliza por deficiencias del gobierno

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El 23 de febrero, 4,180 adultos mayores en Ecatepec, Estado de México, recibieron la dosis de vacunas de Sinovac, luego de esperar más de cuatro horas bajo el rayo del sol o de permanecer toda la noche para apartar su turno. A pesar de que las autoridades afirmaron que no era necesario, ya que las dosis estaban aseguradas para este sector de la población.

Esto, de acuerdo con Ricardo Alvarado, investigador de Mexicanos Unidos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), se debe a que la ciudadanía está acostumbrada a que los servicios públicos son lentos e insuficientes, por lo que cualquier “sacrificio” o pago para obtenerlos, vale la pena.

Sí tenemos normalizada la corrupción, pero bajo ciertas condiciones. Esta cultura de tener malos servicios públicos, es una de las cosas que provoca que la ciudadanía piense que hay trámites que existen para corromperse o que están diseñados para sacarnos dinero”, nos dijo Alvarado.

Para saber más del tema: Este gobierno prometió combatir la corrupción y la impunidad, pero no lo está cumpliendo 

Con “normalizar la corrupción” nos referimos a los casos en los que como población, aceptamos como normales ciertas acciones prohibidas o penadas por la ley, como los sobornos a agentes de tránsito o las propinas que solicitan algunos funcionarios para realizar trámites de manera acelerada. 

Para Ricardo Alvarado esto tiene que ver más con deficiencias en el gobierno, que con una sociedad que sea corrupta. Esta es la razón que propicia que la ciudadanía actúe anticipadamente para prevenir malos servicios, -como el caso de Ecatepec-, o decida corromperse para no perder un derecho que puede poner en riesgo su integridad.

Este también es el caso de las mordidas, de las propinas, o de esos pequeños actos que podrían catalogarse como corrupción, sin embargo, están lejos de las conductas criminales de los funcionarios implicados en grandes escándalos como Odebrecht, la “Estafa Maestra” o las casas escondidas de Manuel Bartlett, actual director de la CFE, que suman 23. 

De hecho, de acuerdo con la encuesta Los mexicanos frente a la corrupción y la impunidad 2020, la sociedad es cada vez menos tolerante a los actos de corrupción. Tanto a gran escala, como a los cotidianos. 

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“Comparado con años anteriores, muestran que en 2020 la frecuencia con la que los ciudadanos pagan mordidas disminuyó considerablemente”, detalla el informe.

El texto explica que la ciudadanía percibe más corrupción y un mayor impacto de estos actos en su vida, pero su participación en actos de corrupción, como los sobornos o “mordidas” disminuyó. En 2018, el 25% de la muestra de esta encuesta aceptó haber accedido a dar dinero a alguna autoridad a cambio de algún beneficio. En 2020 solo fue el 13%.

México está harto de la corrupción

De acuerdo con la encuesta 2020 realizada por MCCI, nueve de cada 10 mexicanas y mexicanos considera que la corrupción es un delito tan grave como el narcotráfico

Esto se debe a que la ciudadanía percibe que la corrupción de políticos y gobernantes afecta directamente su seguridad y la de su familia; las y los encuestados también expresan que la corrupción alimenta la violencia. 

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El estudio señala que esta intolerancia a la corrupción por parte de las mexicanas y mexicanos va en aumento desde el 2014, cuando la prensa comenzó a revelar grandes manejos ilícitos de dinero público por los políticos. 

Algunos ejemplos de estos escándalos son la Casa Blanca de Enrique Peña Nieto, los desvíos millonarios de Javier Duarte y la “Estafa Maestra”.

“Es por ello que entre ocho y nueve de cada 10 personas afirman que no se justifica el pago de un soborno para evitar una detención injusta o para acelerar un trámite”, afirma el estudio.

Según datos de la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG), desde el 2015 la corrupción es el segundo problema que más preocupa a la ciudadanía del país, después de la inseguridad y la delincuencia.

Ricardo Alvarado nos explica que, en general, está en nuestra naturaleza social la aceptación de hacer las cosas bien. También explicó que en los gobiernos locales existen trámites que parecería que están diseñados para sacarle dinero a las personas

“Hay muchas trampas y uno acaba corrompiéndose, pero eso no significa que uno sea malo o corrupto, sino que las condiciones son así. Y esas condiciones son responsabilidad de las autoridades”, concluyó el experto.

¿De qué manera la ciudadanía podría combatir al gran aparato de corrupción que opera desde el gobierno?

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