Redes sociales contribuyen a la depresión juvenil

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Juliana patina por las calles de Madrid, España, saca la lengua mientras se graba en Tik Tok dejando contonear sus piernas de un lado para el otro. Cinco días después, su mamá escucha en casa un golpe seco, fuerte. El ruido la dirige hacia al balcón y abajo está la escena de su desdicha familiar: su única hija de 13 años está muerta, se acaba de aventar desde el cuarto piso. 

Han pasado ya casi dos meses desde que Juliana se quitó la vida el 12 de noviembre del 2023. En casa, su madre consumida en el insomnio se ha preguntado los mil y un motivos por los cuales su hija, “la alegre, la niña de buenas calificaciones, migrante becada en España, bonita, rodeada de amor”, como la describe a familiares y amigos cercanos, un día se levantó y decidió quitarse la vida… 

Juliana y su mamá habían discutido por algo muy común en estos tiempos: el exceso de tiempo en el teléfono celular. Las últimas calificaciones mostraban que la muchacha había descendido en rendimiento académico y le quitaron el teléfono. Lo último que publicó en las redes fue un paseo por Madrid patinando; cinco días pasaron y se mató. 

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Con el teléfono de Juliana en la mano y libre de cualquier bloqueo, su mamá descubrió que tenía yerno pero ya no tenía hija. “Yo creo que fue tanto el miedo que sintió de imaginar todo lo que descubriría su mamá en ese celular que prefirió aventarse a enfrentarla”, cuenta desde Venezuela una tía de Juliana, la sobrina que cuidó al nacer. 

FOTO: CUARTOSCURO.

Bajar las calificaciones como Juliana, absorberse por completo en dispositivos electrónicos, falta de concentración, desgano para cooperar en actividades familiares, son algunos de los síntomas asociados a la depresión en niños, niñas y adolescentes de acuerdo con un estudio de la Secretaría de Salud en México en el año 2017 y que a siete años de distancia no modifica los síntomas de la enfermedad. 

Este 13 de enero se conmemora el Día Mundial de Lucha contra la Depresión y Cuestione reflexiona sobre un trastorno que incide significativamente en las tasas de mortalidad a nivel mundial e impacta a personas de todas las edades. Sin embargo, son los adolescentes como Juliana los que están dentro de los grupos más afectados. 

Hoy la depresión entre adolescentes no solo es mucho más frecuente, sino más severa, con mayor sintomatología y mayor riesgo suicida”, advirtió  la psicóloga Ana Marina Briceño para la BBC de Londres en marzo del 2023. En América Latina casi 16,000,000 de adolescentes de entre 10 y 19 años viven con algún trastorno mental, agrega la nota periodística.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) revela cifras preocupantes sobre la salud mental de los adolescentes a nivel global. Más del 13% de los jóvenes de 10 a 19 años en todo el mundo padecen un trastorno mental diagnosticado, lo que equivale a 86 millones de adolescentes de acuerdo a sus últimas estimaciones en el 2021.

La depresión es un trastorno mental relacionado con el estado de ánimo que afecta a alrededor de 280 millones de personas en el mundo, dice la  Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto significa que el número de deprimidos equivale a casi dos veces el número de habitantes de México. 

Conexión digital peligrosa

Existe una relación entre los altos niveles de uso de las redes sociales y los síntomas de depresión y ansiedad, revela un estudio realizado en Estados Unidos a 6,500 niñas, niños y adolescentes entre los 12 y 15 años de edad. Aquellos que pasaban más de tres horas al día en redes sociales tenían un mayor riesgo de enfrentar problemas de salud mental. 

Tammy Rodríguez, residente de Connecticut, Estados Unidos, presentó una demanda contra Meta, la empresa matriz de Instagram y Span Inc., propietaria de Snapchat, alegando que ambas plataformas contribuyeron al suicidio de su hija Selena, una niña de apenas 11 años. Aunque la menor se suicidó aparentemente por ser víctima de ciberbullying, la madre sostiene que la joven experimentó una adicción “extrema” a estas redes sociales, lo que resultó en la necesidad de recibir tratamiento de salud mental.

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Según el Informe Digital 2021 elaborado por Hootsuite y We are social, el aumento significativo del uso de redes sociales en 2020, impulsado por la educación y el trabajo en línea, así como las restricciones relacionadas con la pandemia de COVID-19, contribuyó al aislamiento de los adolescentes y provocó dificultades mentales, problemas para volver a socializar y ataques de pánico y ansiedad social.

Según los informes, el terapeuta que trató a Selena quedó asombrado por los niveles de adicción que la niña presentaba en Instagram y Snapchat. Tammy Rodríguez afirma que las plataformas no solo permitieron, sino que fomentaron la dependencia de su hija, lo que condujo a una espiral de problemas de salud mental.

La situación de Selena se agravó durante los meses previos a su decisión de quitarse la vida en julio del 2022. La niña experimentó privación del sueño y depresión, condiciones que, según la madre, se intensificaron durante la pandemia por el coronavirus. El aumento del tiempo en casa debido a las restricciones de la pandemia contribuyó a exacerbar los problemas de salud mental de Selena.

Pablo, el niño que siempre grita

En clase de Español, Pablo golpea una mesa con la regla. Tac, tac, tac, se escucha en un salón de clases en la región del Bajío mexicano mientras la maestra explica los adjetivos calificativos que describen a las personas. “Pablo deja eso por favor, nos distraes”,  le pide la maestra de quinto de primaria. “¡Está bien!”, responde el niño de un grito y pregunta si puede sacar el celular aunque llevarlo a la escuela está prohibido.

Todavía no terminan los 40 minutos de clases y Pablo otra vez vuelve hacer ruido. Ahora su tic nervioso lo hace girar la cabeza poco a poco hacia la derecha como el Zhaocai Mao, el gato oriental que abunda en taxis y restaurantes chinos que mueve la mano involuntariamente. Pero Pablo acompaña el movimiento con gritos y tartamudea. 

Maestra y madre de Pablo se reúnen a puerta cerrada en el colegio. Ahí se entera la docente que Pablo tiene depresión y lo único que quiere hacer el niño es mirar el celular. Los gritos recurrentes “hacen parte de lo que alcanza a expresar sobre su trastorno”, explica la madre. El niño de 11 años grita todo el día, no atiende las clases y tiene problemas de manejo de ira. El año pasado se paró encima de la mano de un compañero hasta partirle dos dedos porque se negó a jugar con él un juego en línea. 

Para muchas personas que no saben el diagnóstico de Pablo, dirían que es un niño inquieto como tantos otros, violento como tantos otros, que quiere llamar la atención como tantos otros, en realidad es así como luce la depresión en los niños”, explica la maestra de Pablo en entrevista para Cuestione

De acuerdo con su psiquiatra Pablo necesita un tratamiento psicológico y psiquiátrico estimado de 18 meses ininterrumpidos para salir de la depresión; sin embargo, lo para y lo retoma en la medida de las posibilidades económicas de su familia. El precio de una consulta presencial con un especialista en salud mental en México oscila entre los $700 y $1,500 pesos mensuales más los medicamentos controlados como antidepresivos y ansiolíticos que rondan entre los 457 y 1,739 pesos mexicanos con comprimidos de 28 tabletas. 

El tratamiento para que Pablo salga de la depresión podría costar en promedio entre 2,500 y 5,000 al mes; unos 45,000 y 90,000 en 18 meses. Como documentó Cuestione en esta nota en mayo del 2023, la salud socioemocional no se midió por las autoridades educativas mexicanas después de la pandemia por la COVID-19. 

Navegando a conciencia, las estrategias para “desconectarlos”

“Es fundamental evitar el uso excesivo de redes sociales en adolescentes para prevenir problemas de depresión y ansiedad”, advierte la Secretaría de Salud en su portal y ofrece algunos consejos para las madres y padres de familia.

El primer consejo es limitar las notificaciones de las redes sociales. De acuerdo con la dependencia, las estrategias de marketing de las empresas de redes sociales buscan mantener a los usuarios constantemente pendientes lo que produce una adicción de estar pendiente de ellas. La recomendación es limitarla en los adolescentes o incluso desactivarlas en determinados horarios. 

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También hay que establecer horarios para que los menores de edad utilicen sus redes. La Secretaría de Salud sugiere definir momentos específicos para revisar las redes sociales para evitar que el tiempo libre se ocupe únicamente en eso y asegurarse que cuando las vean no interfieran con aspectos cruciales como el sueño, la alimentación o el tiempo en familia.

Lo importante es también que los tutores responsables y los adolescentes aprendan el  funcionamiento de las redes, cómo operan, quién las controla y sus propósitos. Comprender las limitaciones y beneficios de estas plataformas permite a los adolescentes utilizarlas de manera más consciente, evitando excesos.

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Por último, la Secretaría de Salud recomienda buscar apoyo profesional en casos donde el control sobre el uso de las redes sociales se vuelve difícil. La ayuda especializada puede ser crucial para superar la adicción y promover una relación más saludable con estas plataformas.

En el marco del Día Mundial de Lucha contra la Depresión, es muy importante reconocer que la depresión es un trastorno mental que afecta a millones de personas en todo el mundo, incluyendo a niños y adolescentes. La conexión entre el uso desmedido de las redes sociales y la salud mental subraya la necesidad de abordar estos problemas de manera integral, desde la regulación de las plataformas digitales hasta la concientización y apoyo a nivel comunitario.

El impacto de la depresión en la juventud es una realidad global y la tragedia de Juliana, Selena y Pablo subraya la urgencia de actuar. La conciencia, la educación y la búsqueda de soluciones integrales son pasos de vida o muerte para garantizar un entorno digital más seguro y saludable para las generaciones futuras.

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