Partidos políticos “tuercen” la ley para simular candidaturas indígenas y de otras minorías

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Candidatos y candidatas que se registran como indígenas en las listas electorales sin serlo; otros que, incluso, cambian de género sólo para “cumplir” la cuota de representación. Éstos son sólo algunos de los casos que se han registrado en lo que va del proceso electoral de 2021.

El Instituto Nacional Electoral (INE) estableció una serie de mecanismos para que en estas elecciones estén representadas en las candidaturas todas las minorías (migrantes, transexuales, personas indígenas y afromexicanas). El problema es que algunos partidos políticos solo simulan cumplir con esas normativas.

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En Tlaxcala, por ejemplo, 18 candidatos de Fuerza por México –todos hombres– se registraron como mujeres transexuales para cumplir con el principio de paridad de género que les ordena el INE.

Distintos colectivos de la comunidad LGBTTI (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, travesties, intersexual) de Tlaxcala protestaron contra esta falsa representación, pero el Consejo General del Instituto Tlaxcalteca de Elecciones (ITE) decidió avalar las candidaturas porque “no existían elementos objetivos sobre la sospecha de una simulación”. 

Otro caso es el de Pedro Carrizales, alias El Mijis, quien se presentó como indígena y falsificó documentos para competir por una diputación federal. Sin embargo, distintas comunidades indígenas lograron acreditar que no pertenecía a su grupo; así, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación revocó su candidatura.

Algo similar sucedió con Daniel Martínez Terrazas, aspirante a una diputación plurinominal por el PAN, quien consiguió una constancia de una comunidad indígena en Guerrero para registrarse como tal, sin serlo. Pese a las críticas continúa como candidato. 

Es un acto discriminatorio (suponer) que un indígena debe medir un metro y ser de una tez y un color”, dijo Daniel Martínez cuando le cuestionaron su candidatura. 

Uno de los casos más sonados fue el de las elecciones a diputaciones de 2018, cuando el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca retiró la candidatura a 15 aspirantes a diputaciones locales por ser falsos muxes (un término zapoteca para definir a hombres que asumen roles femeninos).

Hasta abril de este año, el INE había detectado al menos 132 candidatas y candidatos que no lograron acreditar que verdaderamente pertenecían a una etnia indígena, como originalmente se habían reconocido.

La población indígena en nuestro país es de 11.8 millones de personas, quienes no se encuentran representados por una voz en el Congreso. Hasta ahora, sólo 8% de las candidaturas a las diputaciones federales cuentan con personas que se reconocieron a sí mismos como parte de esta población, de acuerdo con el INE.

¿Qué partidos tienen más representación de minorías?

En esta jornada electoral, Movimiento Ciudadano es el partido con más candidaturas indígenas a diputaciones federales (en 2018 el INE lo multó con 5.8 millones de pesos por presentar documentación falsa de candidatos que fingieron ser transgénero). 

Le sigue el Partido Encuentro Social (PES) y Redes Sociales Progresistas con mayor representación de candidatos y candidatas adscritos como indígenas, de acuerdo con el INE.

Fuente: INE, con corte al 18 de mayo 2021.

Mientras que para la comunidad LGBTTI, Movimiento Ciudadano, también tiene mayor representación con 29.24% de sus candidaturas, seguido de Redes Sociales Progresistas. Muy lejos queda Morena, que no llega al 2% de candidaturas de este tipo.

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¿Qué les solicita el INE? 

Para la renovación de las 500 diputaciones federales, los partidos políticos están obligados a nominar a candidatos indígenas en los 21 distritos electorales del país en donde haya mayor población de comunidades indígenas, además de postular ocho candidaturas de personas con discapacidad, cuatro afroamericanos y tres representantes de la comunidad LGBTTIQ.

Para reconocerse como parte de estos grupos, las y los candidatos deben autoadscribirse (reconocerse a sí mismos). El gran problema es que para la interpretación de este requisito hay demasiadas zonas grises, porque no hay métodos para identificar a cada una de las personas y reconocerlas en los distintos grupos minoritarios, sobre todo en las comunidades de diversidad sexual y grupos indígenas, nos explica Rafael Pérez, coordinador Jurídico de Strategia Electoral, una consultora especializada en temas electorales.

“Lo que parecía que eran medidas niveladoras e igualitarias, terminaron siendo zonas grises para que los partidos tuerzan la ley y se autodenominan de una manera para postularse”, coincide Marco Leopoldo Arellano, experto en temas electorales y académico de la UNAM.

Y pone un ejemplo: “Tú te puedes autodefinir transgénero e indígena, y aprovechar una cuota de partido para meterte en una candidatura y nadie te puede multar por eso porque estás en tu derecho de hacerlo”, dice Leopoldo Arellano.

El problema de la simulación en las elecciones es que no se construye un piso mínimo de representación entre toda la ciudadanía y esto provoca que no se valoren ni reconozcan de forma adecuada los derechos de los grupos vulnerables y las minorías. 

Además, las personas que ocupan estos cargos están quitándole la oportunidad a otras personas que realmente deberían ocupar esos lugares, nos dicen los expertos.

Los partidos políticos hacen lo que sea por cumplir con las normativas del INE, incluido torcer la Ley. El problema es que los más afectados son precisamente los grupos minoritarios, a quienes nunca se les toma en cuenta.

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