Empresa del gobierno para el litio, ¿otra oportunidad perdida para el desarrollo de México?

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El pasado 2 de febrero el presidente López Obrador anunció que una empresa pública nacional se encargará de explotar el litio de nuestro país, un mineral que es llamado el petróleo del futuro porque es esencial para las baterías de celulares y autos eléctricos.

“Vamos a crear una empresa de México para el litio. Entonces no queremos ser territorio de conflicto entre potencias, ni Rusia ni China ni Estados Unidos. México, nuestra soberanía”, dijo el presidente.

Sin embargo, ¿que sea una empresa pública corre el riesgo de convertirse en un nuevo gasto para el país en lugar de generar ganancias para el beneficio de la ciudadanía?

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Expectativa…

Además, el presidente dejó claro que no se permitirá que empresas extranjeras obtengan concesiones para explotar este mineral en nuestro país y agregó de manera tajante que “el litio no es ni siquiera del gobierno o del Estado, el litio es del pueblo y de la nación mexicana”.

En octubre del año pasado la secretaria de Energía, Rocío Nahle, ya había dicho que se creará una empresa estatal para explotar el litio e incluso comparó a este mineral con el petróleo.

De acuerdo con Nahle, después de la expropiación petrolera de 1938, “por ocho décadas, (el petróleo) nos dio riqueza, escuelas, hospitales, caminos, nos dio preparación, esencia, etcétera. El litio va a ser igual, sin duda, y yo creo que va a ser más rápido”.

“Quiero decirles a los que se están frotando las manos que no va a ser fácil que se apoderen del litio”, concluyó la secretaria de Energía en aquel momento.

¿Realidad?

Sin embargo, hay especialistas fuera del gobierno que opinan de manera distinta, como Carlos Hernández González, vicepresidente de Energías Renovables de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).

Hernández dijo en entrevista para LexLatin que al dejar que una empresa pública se haga cargo de la explotación del litio se corre el riesgo de obtener pérdidas en lugar de ganancias económicas.  

“Deberíamos ver cuáles son los alcances y propósitos de una empresa pública (del litio) desde su nacimiento, porque es posible que veamos una nueva Pemex o Comisión Federal de Electricidad, que al final pagamos los mexicanos, con subsidios y transferencias”.

Además, Hernandez agregó que “es complicado que un gobierno se haga cargo, al final esa empresa va a terminar contratando a los privados para que completen ciertos procesos que la empresa no podrá realizar”.

Como te comentamos en nuestra editorial “El gobierno mexicano: ese pésimo empresario”, el problema de que una empresa sea pública es que es manejada por el gobierno de un partido político, y por lo tanto responde a una lógica principalmente electoral y sus decisiones tienen implicaciones políticas.

“De tal manera que, como en el caso de Pemex o de la CFE, las ganancias económicas no son una prioridad. Por el contrario, suelen tomarse decisiones en función de lo que va a ocurrir en las próximas elecciones y no dentro de 20 años”, se lee en el texto.

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Una oportunidad única

La analista independiente de temas energéticos, Rosanety Barrios, dijo en el podcast de Ana Paula Ordorica que la explotación del litio es una nueva oportunidad para el país para salir adelante, pero que necesita regulación e inversión privada.

Agregó que el litio es propiedad de todos y todas las mexicanas, por lo tanto se debe crear un esquema que beneficie a la población con empresas que puedan concursar para comprobar cuál dará los mejores resultados para cada etapa de la extracción y explotación.

“Que una empresa que represente el estado se encargue de hacer estos concursos, (que una empresa privada) gane los contratos y entonces pueda entrar a tratar de extraer el litio con una regulación muy estricta, en donde el Estado mexicano garantice que si va a otorgar un contrato pueda obtener un beneficio inmediato”, señaló Barrios.

La experta también opinó que si bien el gobierno no dará concesiones a empresas extranjeras, sí podría establecer contratos con la iniciativa privada “por medio de procesos competitivos transparentes y que nos dejen a todos tranquilos sobre que México va a tener los mejores rendimientos de ese mineral”.

Y añadió que “una vez que salga el litio hay que procesarlo. Y una vez que salga procesado y convertido en hidróxido de litio o carbonato de litio, entonces sí, estos dos elementos ya pueden formar parte de un pedacito del proceso de elaboración de las baterías”.

Por último, Rosanety Barrios dijo que estamos en un momento clave y que el gobierno tiene que definir muy claramente la estrategia para aprovechar el litio.

“México tiene como enorme ventaja que el consumidor final de baterías está al norte del Río Bravo. Ahí está la demanda y la tenemos muy bien estructurada gracias al Tratado de Libre Comercio. Entonces además de ver el proceso extractivo, tenemos que ver cómo México se puede integrar en el proceso de elaboración de la batería completa, que es mucho más amplio”, explicó.

Por lo tanto, para la experta es fundamental “que se puedan firmar contratos con la iniciativa privada y que se establezcan marcos regulatorios muy estrictos para que cuidemos al medio ambiente y a las comunidades”.

Y concluyó que es muy importante no desaprovechar esta nueva oportunidad, que la industria del litio en México “pase de ser un modelo extractivo puro, cuya experiencia no ha sido buena, a ser un modelo de desarrollo social para el país”.

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