El Día Cero del agua se ha convertido en el cuento de Pedro y el lobo, que bromeaba diciendo “¡Ahí viene el lobo! ¡Ahí viene el lobo!” hasta que llegó y para entonces ya nadie le creía; al final, le devoró todas las ovejas.
En medio de un paisaje desértico de grietas en la tierra, vacas esqueléticas muertas, fuentes de agua vacías, México se encuentra al borde de un precipicio invisible pero inminente: el Día Cero por falta de agua. Este término es una advertencia que resuena en 1,550 municipios mexicanos que viven en sequía, de acuerdo con el Monitor de Sequía de México elaborado por la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Fuente: Monitor de Sequía de México elaborado por la Comisión Nacional del Agua.
No es broma: la realidad es que uno de los recursos más vitales para la supervivencia humana se está acabando “y la gestión del agua no es prioridad para México”, advirtió el Centro de Investigación en Política Pública del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) el 31 de enero de este año.
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A cubetazos
Nélida Herrera vive el Día Cero desde el año 2017 en la Ciudad de México, aunque sin conocer con exactitud a qué se refería el término.
La Unidad Vasco de Quiroga, donde habita la mujer desde hace más de siete años, se levanta sobre un cerro; hay 39 edificios enrejados y los barandales exteriores en ventanas y escaleras comienzan a abarrotar de ropa mojada de los cientos de habitantes que, desde las tres de la mañana, extienden sus prendas porque antes del amanecer, alrededor de las cinco de la mañana, se va la última gota de agua, regresando de nuevo hasta la medianoche.
Caminar entre cubetas con agua en el baño, en la cocina, en el cuarto de servicio en un espacio de escasos 50 metros cuadrados como lo hace Nélida es común en el vecindario y “también la ropa sucia acumulada, los malos olores en las viviendas, las enfermedades por deshidratación”, cuenta con resignación.
Si el Día Cero es el día en el que una población no tiene suficiente agua para cubrir las necesidades mínimas de sus ciudadanos, muchos mexicanos y mexicanas ya lo padecen en los municipios de Azcapotzalco, Coyoacán, Cuajimalpa, Iztapalapa, Milpa Alta, Tláhuac, Xochimilco; 7 de las 16 alcaldías pintadas de rojo y guinda -con sequías extremas y excepcionales- de acuerdo con el Monitor de Sequías de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) publicado el 19 de febrero del 2024.
De los 2,469 municipios y demarcaciones territoriales que conforman los 31 estados y la Ciudad de México, 1,550 viven en sequía. Esto quiere decir que el 62.77% del territorio nacional demanda agua de manera urgente.
El mal uso del Día Cero en México
En teoría, “el Día Cero es cuando una población u usuario se queda sin agua” explica para Cuestione el Felipe Arreguín Cortés, presidente del Consejo Consultivo de la Asociación Mexicana Hidráulica.
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El término Día Cero se refiere a un plazo fatal. Arreguín explica que se hizo más común en el año 2018 cuando por primera vez en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, una metrópolis tenía un abastecimiento superficial de agua y se decía que cuando se acabara el agua en las presas ya no habría más líquido y le llamaron “Día Cero”.
La historia de Ciudad del Cabo fue una advertencia que se repitió en otras partes del mundo como en Uruguay. Como contamos en esta nota, la ciudad de Montevideo se encontró enfrentando una crisis hídrica sin precedentes en julio del 2023. A medida que los embalses se secaban y los acuíferos se agotaban, la fecha del Día Cero llegó.
Los expertos, como el hidrólogo Kevin Winter, advirtieron durante años sobre la inminencia de esta crisis. En un artículo para el Instituto de Investigación del Agua de Sudáfrica, destacó la necesidad de una gestión sostenible del agua y medidas de conservación para evitar un desastre. Sin embargo, las advertencias cayeron en oídos sordos mientras la ciudad seguía consumiendo agua a un ritmo insostenible.
Para Felipe Arreguín, el término del Día Cero se ha “usado mal” en México porque no definen los gobiernos a qué fuente se refieren. “Por ejemplo, en la Ciudad de México, si definen el Día Cero cuando la ciudad se quede sin agua, –que eso va a pasar dentro de treinta o cuarenta años– que es lo que se estima dure el acuífero o si definen el Día Cero del Sistema Cutzamala, que es otra cosa, y el agua de las presas se podría acabar en los próximos meses”.
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Lecciones del Día Cero: la experiencia de Monterrey
Para los habitantes de Monterrey, la sombra del Día Cero es un recordatorio constante de la fragilidad del suministro de agua. Hace apenas dos años, la ciudad del norte de México enfrentaba una crisis hídrica sin precedentes, con un déficit de precipitación acumulado durante tres años que amenazaba con dejar a la población sedienta. La situación, paralela a la que atravesó la capital de Uruguay en su momento, pintaba un panorama desolador.
Sin embargo, gracias a la acción coordinada entre el organismo operador de la Zona Metropolitana de Monterrey (ZMM) y la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la catástrofe hídrica se mitigó. Las medidas preventivas implementadas, en línea con el Programa Nacional contra la Sequía (PRONACOSE), “fueron claves en esta lucha contra la escasez de agua”, cuenta Arreguín Cortés, figura central en este proceso.
“Los 26 programas delineados en este plan han servido como hoja de ruta para enfrentar los desafíos que presenta la sequía, proporcionando una guía clara para la toma de decisiones”, asegura el especialista, aunque Monterrey sigue apareciendo de color rojo en el Monitor de Sequías de la Conagua que representa sequía extrema.
La historia de Ciudad del Cabo en Sudáfrica, Montevideo, en Uruguay, y la Ciudad de México, muestran que el Día Cero sin agua no es una fecha en el calendario sino un símbolo de la falla colectiva para abordar una crisis hídrica anunciada con una cuenta regresiva.
En muchos municipios como Azcapotzalco en la Ciudad de México; Valle de Zaragoza, Chihuahua, o Pueblo Nuevo, en Durango, algunos grifos se cierran, racionan el suministro o se hace fila en puntos de distribución de agua para recibir su ración diaria. Sin embargo, para el especialista hídrico Felipe Arreguín, estas acciones llegaron demasiado tarde.
Hoy se escuchan voces que anuncian la llegada del Día Cero en la Ciudad de México, la segunda ciudad más poblada de América Latina después de Sao Paulo, Brasil. A medio país le falta agua y el lobo ya está entre nosotros, ¿hasta cuándo ignoraremos las advertencias?
