La desaparición del Programa Escuelas de Tiempo Completo (PETC), que funcionó de 2007 y se eliminó por completo en febrero de 2022, dejó sin servicio de alimentación y cuidado a más de 3,600,000 estudiantes de educación básica que se beneficiaban del horario extendido y puso las condiciones aún más complicadas para las familias de las zonas más desfavorecidas de México.
En muchos casos, el alimento que recibían estos niños y niñas, era la primera comida que consumían en el día. Además, el horario ampliado de las PETC permitía que las madres solteras -que en el país son más de 4,000,000– tuvieran la oportunidad de dedicar más tiempo a trabajar y recibir más ingresos sin sacrificar la educación de sus hijos. Opción que desapareció para muchas con la eliminación sin justificación del programa.
Para sustituir al PETC se está tratando de implementar -de manera un tanto cuestionable- la jornada ampliada en las escuelas, que ahora reciben directamente un presupuesto que va de $200,000 a $600,000 pesos para ejercerlo durante un año (o la última mitad de un ciclo escolar y la primera de otro) con un poco más de $5,000 millones de pesos que destina la apuesta educativa del gobierno federal La Escuela Es Nuestra (LEEN).
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Hasta aquí todo suena bien: la comunidad escolar y las familias toman decisiones juntos por el bien de sus hijos e hijas, y hay dinero destinado a la mejora de las condiciones escolares.
Lo que no se tomó en cuenta es que las reglas de operación de LEEN no son tan claras, no se han interpretado correctamente, no son equitativas con las necesidades del alumnado, y lo peor es que el presupuesto que les dan ni siquiera es suficiente, nos explicó Fernándo Alcázar, director de Judicialización de la organización Mexicanos Primero, que defiende el derecho a aprender de todas las niñas, niños y jóvenes en México.
Tampoco las reglas de operación garantizan que la extensión del horario se pueda aplicar en las 27,000 escuelas que lo estaban haciendo con el PETC con la oferta de alimentos a las y los niños, una medida importante para combatir la desnutrición infantil, nos dijo Alcázar.
Datos del Unicef del ciclo escolar 2017-2018 indican que la comida que recibían en la escuela era la primera del día para 65.8% de las y los alumnos que se beneficiaban del Servicio de Alimentos de las Escuelas de Tiempo Completo. Se trata de un porcentaje alarmante considerando la estrecha relación que tiene la buena alimentación con el desempeño escolar.
Aprendizaje y salud socioemocional, las oportunidades perdidas
Las Escuelas de Tiempo Completo demostraron tener buenos resultados en cuanto al aprendizaje en lecto-escritura y una ligera mejora en matemáticas, comparado con escuelas de horario tradicional, nos dijo Fernando Alcázar.
También resaltó que el PETC había ayudado a disminuir los niveles de deserción escolar al permitir a las y los padres de familia dedicarle mayor tiempo a actividades laborales y económicas, mientras los niños y las niñas están resguardados, alimentados, teniendo convivencia con su comunidad escolar, y reforzando sus conocimientos o aprendiendo algo nuevo en algún taller, cuando los había.
Incluso las madres solteras, que son el 11% de las mujeres con hijos en México, tienen más oportunidades de incorporarse al mercado laboral formal gracias a los programas de escuelas con jornadas ampliadas, y esto repercute directamente en el incremento de los ingresos que perciben.
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Esto se veía reflejado directamente en la mejora de los ingresos de las familias y por lo tanto en su bienestar, explicó el especialista. Con la eliminación del programa en un contexto de post pandemia por la COVID-19 la deserción escolar se agudizó. “Todo apunta a que la deserción no hubiera sido tan grave si hubiera Escuelas de Tiempo Completo”, advirtió Alcázar.
El experto nos explicó que también la educación socioemocional de las comunidades estudiantiles se ve afectada por la falta de escuelas con horario extendido, debido a que las horas extra dentro de la escuela se podrían utilizar para hacer intervenciones específicas con las y los alumnos sobre su situación emocional, que se vio fuertemente dañada durante alrededor de dos años de clases en línea.
Alcázar destacó que las jornadas extendidas también son una oportunidad para enfrentar el rezago de aprendizaje de las y los estudiantes a causa de la contingencia por la COVID-19, que se calcula es de dos años escolares. Esto significa que un estudiante de quinto de primaria tiene los conocimientos y habilidades de uno de tercer grado.
Disparidad en los recursos, uno de los obstáculos
Una de las dificultades que se presentan para que los recursos se distribuyan de manera eficiente es la deliberación que realizan los comités que se conforman según las reglas de operación de La Escuela es Nuestra, nos precisó Fernando Alcázar. Es decir, que se logren coordinar comités formados por padres y madres de familia y docentes, quienes con sus posibilidades y entendimiento deben administrar los recursos que se les dan en el año.
“También lo que sucedió el año pasado y en este 2023 es que las reglas de operación de alguna manera no incentivan a las familias a escoger un horario extendido, porque ellas y ellos se tienen que poner de acuerdo con las y los maestros para pagarles”, detalló el entrevistado y nos dijo que incluso en 2022, la Secretaría de Educación Pública (SEP) sugirió pagarle $60 pesos por hora extra a las y los docentes para poder extender los horarios.
En muchos casos no les pareció, recordó Alcázar, ya que quienes estuvieron en el Programa de Escuelas de Tiempo Completo recibían una compensación mayor a los $60 pesos que se estaban planteando.
Mexicanos Primero está insistiendo a las y los legisladores que reconsideren un presupuesto para 2024 de más de $5,000 millones de pesos específico para el servicio de alimentación y horario extendido, que beneficiaría a más de 1,600,000 niñas y niños de las comunidades más pobres de México.
Fernando Alcázar nos explicó que la cantidad que están pidiendo responde a la última que tuvieron las Escuelas de Tiempo Completo -en 2020- que era aproximada a los $5,500 millones que de hecho era la mitad respecto a 2019, ya que el PETC en su mejor momento tuvo presupuestos que alcanzaban los $11,000 millones.
“Esa cantidad es la que ordenó un juez que tuvieran, por lo menos, las escuelas con horario extendido dentro de LEEN”, destacó Alcázar y añadió que hubo una extraña mala interpretación en el uso de los recursos como son repartidos en las escuelas, ya que para 2023 el Presupuesto de Egresos establecía que se debía destinar el 21% de presupuesto total de La Escuela es Nuestra para el horario extendido, pero no se hizo exactamente así.
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“Lo que sucedió en las reglas de operación de LEEN de 2023 es que la Secretaría de Educación interpretó, en nuestra opinión, de manera ilegal y errónea lo establecido en el Presupuesto de Egresos porque lo que hizo la SEP fue decir ‘sí, el 21%, pero de lo que recibe cada escuela’”, acusó el especialista.
Esto significa que los recursos de cada escuela para pagarle a las y los docentes cada hora extra y proporcionar alimentos durante un año a las y los estudiantes debían salir de los $200,000 a $600,000 pesos que reciben, lo que es claramente insuficiente.
Finalmente, Fernando Alcázar adelantó que la apuesta desde Mexicanos Primero es que todas las escuelas migren gradualmente hacia un modelo de horario extendido con servicio de alimentación nutritiva y balanceada en los próximos años, aunque para esto se requiere de una transformación profunda de nuestro sistema educativo, mejores condiciones para las y los estudiantes y, claro, salarios dignos para las y los maestros.
