“Golpe blando”, la fantasía con la que la 4T se victimiza ante las críticas al gobierno

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El 10 de marzo pasado el presidente López Obrador declaró que su gobierno se está enfrentando a una especie de golpe de Estado blando que lo quiere derrocar. Y lo dijo como respuesta a un cuestionamiento sobre la crisis de violencia contra la prensa

“Es una especie de golpismo, ya no es el golpe de Estado tradicional militar, es un golpe blando con el poder de los medios que por lo general tienen el control de la opinión pública”, aseguró López Obrador.

Para el politólogo Luis Estrada, director general de SPIN Taller de Comunicación Política, es falso que exista riesgo de golpe de Estado en nuestro país y más bien se trata de una fase del manejo de crisis, en la que el presidente se victimiza para no enfrentar los problemas.

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¿Pero qué es un “golpe blando”? ¿Por qué lo dice? ¿Y realmente el país se divide entre quienes defienden al presidente y quienes quieren derrocarlo?

Ni el presidente cree que venga un “golpe blando”

El doctor en Ciencia Política Luis Estrada nos explicó que el golpe de Estado ocurre cuando un Ejército derroca a un presidente por la fuerza, y acaba con la democracia de un país.

Epigmenio Ibarra, que es un amigo muy cercano del presidente, ha insistido con esa idea que supuestamente sacó de uno de los manuales de Estados Unidos. En su interpretación, la prensa critica al gobierno para ejercer una especie de golpe de Estado”, explicó.

Es decir que es un golpe de Estado con prensa en lugar de militares, por lo tanto es un golpe blando, lo cual, según Estrada, “es claramente una exageración”.

El experto en comunicación política nos explicó que es solo una fase del manejo de crisis que utiliza el actual gobierno federal cada vez que se enfrenta a un problema.

Primero niegan todo, después critican a quien está, según ellos, atacándolos. Desacreditan, pero siempre en una forma personal, no con argumentos sino con descalificaciones. Y tercero, se victimizan”, dijo Estrada.

Esta tercera fase es como si una persona, en lugar de enfrentar sus problemas, dijera que los obstáculos que tiene que superar en el trabajo son provocados por alguien más que le mete el pie con la intención de que pierda su empleo.

“En este gobierno federal siempre se victimizan en el manejo de crisis, porque esa es la forma en la que soluciona los problemas, en lugar de enfrentarlos. El golpe blando no es atender a las críticas, si no literal, directamente irse a victimizar”, explicó Estrada.

En cuanto a si el país se divide entre quienes apoyan al presidente y quienes quieren un golpe de Estado, el experto aseguró que no, porque nadie cree en un derrocamiento del presidente. 

Ni los medios de comunicación críticos, ni las oposiciones, ni la gente que no es simpatizante, nadie quiere derrocar al presidente, de acuerdo con el especialista, porque si no quieren que este proyecto tenga continuidad ahí está la vía electoral, y eso no es ningún golpe, sino democracia.

“Evidentemente, como parte del discurso político, lo replican. Lo replican los gobernadores de Morena, los diputados de Morena, los alcaldes de Morena. Pero es un error de comunicación llevar a ese nivel unas noticias que pueden ser perfectamente aclaradas o en su caso, si hay algún problema, solucionarlo”, señaló Estrada.

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¿Qué es el golpe de Estado blando?

El medio Contralínea publicó el año pasado cómo se gesta supuestamente un golpe blando y citaron al politólogo estadunidense Gene Sharp.

Primero la opinión pública crea un clima de malestar con denuncias de corrupción. Luego se crean campañas en defensa de la libertad de prensa y de derechos humanos, “acompañadas de acusaciones de totalitarismo contra el gobierno en el poder”.

Después la opinión pública “se centra en la lucha activa por reivindicaciones políticas y sociales y en la promoción de manifestaciones y protestas violentas, que amenacen a las instituciones”, lo cual desencadena “operaciones de guerra psicológica y desestabilización del gobierno”.

Por último, de acuerdo con Sharp, la fase final se centra en “forzar la renuncia del presidente mediante revueltas callejeras”, mientras “se va preparando el terreno para una intervención militar (…) una guerra civil prolongada y se logra el aislamiento internacional del país”.

¿Estamos en esa situación? Para el politólogo Luis Estrada, evidentemente no y suponerlo es minimizar los problemas que realmente existen en nuestro país.

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La importancia de la palabra

En entrevista con el medio Crónica Global, la periodista española Lorena Arraiz explicó que “hay palabras que forman parte del imaginario colectivo y, aunque no son utilizadas en su significado real, han logrado hacerse un hueco en la agenda política”.

Estas palabras no son dichas a la ligera, sino que “sirven para crear una idea” basada en los intereses de un partido político, pero también “pueden servir para estigmatizar a distintos colectivos”.

En este sentido, cuando el presidente dice que la prensa que lo cuestiona busca dar un golpe blando, la estigmatiza ya que la hace ver como antidemocrática, en lugar de responder a la pregunta sobre por qué ha subido la violencia contra periodistas.

Para Estrada el actual gobierno federal tiene el discurso de que está en constante conflicto contra “las élites conservadoras corruptas” para defender al pueblo, ya que “es una forma de campaña permanente con base en promesas hacia el futuro y no necesariamente con logros de gobierno”.

Según el experto es una forma de mantener a la gente a su favor, no con resultados sino con expectativas de que en algún momento el gobierno lo va a hacer bien y no como los demás que lo hicieron mal. 

Sin embargo, para Luis Estrada, esta confrontación se da sin ninguna explicación teórica. Por lo tanto es propaganda que busca dejar de lado la información, la transparencia y la rendición de cuentas.

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