Los Juegos Olímpicos: ese pésimo negocio para las ciudades sede

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Hace un par de días terminaron los Juegos Olímpicos de Tokio y los siguientes están a solo tres años. Serán en París por segunda ocasión, la primera vez fue en 1924. Además, ya hay ciudades anfitrionas para las olimpiadas de 2028 (Los Ángeles, Estados Unidos) y 2032 (Brisbane, Australia). 

Aunque hay una gran planeación de años atrás, también es una realidad que cada vez son menos las ciudades dispuestas a postularse para hospedar los Juegos Olímpicos. La emoción, el honor y el orgullo de ser una ciudad sede de este evento van acompañados de un costo financiero elevado

El costo de las olimpiadas

Desde hace unos años que los Juegos Olímpicos implican un gasto significativo y pocas ganancias para las ciudades que quieren organizarlos. Basta con ver el gasto que hacen, muy por encima del presupuesto, para llevarlos a cabo.

Andrew Zimbalist, especialista en economía del deporte y autor del libro Río 2016: Mitos olímpicos y realidades duras, describe en este video los gastos en infraestructura en los que las ciudades sede deben invertir. Para empezar, con la cantidad de deportes que actualmente hay en los Juegos Olímpicos, debe haber al menos 35 instalaciones deportivas.

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Zimbalist también menciona que las ciudades deben contar con un centro de medios de comunicación, una villa olímpica nueva y una villa para reporteros. Además, la infraestructura vial para el evento debe garantizarse. Lo anterior incluye transporte para deportistas y carriles exclusivos para llevar a estas personas a sus competencias. 

Entonces, ¿por qué tomarse la molestia? Una de las razones para siquiera pensar en postular a una ciudad para armar tal evento es la inversión en infraestructura, de acuerdo con Kenneth Shropshire, director financiero del Instituto Global del Deporte. El objetivo es mostrar al mundo el desarrollo y la buena planeación por parte del gobierno sede. 

Sin embargo, cada vez hay menos ciudades con la iniciativa de postularse para ser anfitriones. La razón es, apunta Shropshire, que el costo es muy alto, la deuda es enorme y las ganancias son pocas. 

Incluso, las ciudades invierten en cantidades excesivas para su postulación. Chicago, al postularse para los Juegos Olímpicos de 2016, gastó 100 millones de dólares en su campaña y, aparte, no ganó. 

Casos de fracaso

Las particularidades de las sedes más recientes ilustran la no tan buena inversión que implican los Juegos Olímpicos. En Tokio, por ejemplo, el costo de construcción en el país aumentó en el ciclo olímpico de 2016 a 2020. Además, el retraso de actividades de un año por la pandemia de COVID-19 costó 2.8 mil millones de dólares para poder mantener las instalaciones sin actividades (casi un tercio de su presupuesto inicial total para las olimpiadas). 

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El caso de Río de Janeiro también es grave, según esta nota de Business Insider, un noticiero de finanzas, negocios y economía. De acuerdo con el artículo, la mitad de las instalaciones deportivas del 2016 están abandonadas y la mitad de la villa olímpica desocupada. 

Este estudio de la Universidad de Oxford demuestra que casi todas las ciudades han generado más deuda que beneficios económicos con la realización de olimpiadas. Londres ganó 5 mil millones de dólares comparado con el costo de 18 mil millones. Beijing ganó casi 4 mil millones de dólares y el costo fue 10 veces mayor. Montreal —1976— terminó de pagar la deuda de sus olimpiadas en el 2006. 

Propuestas para mejorar el golpe de las olimpiadas en la economía

Es una tradición de honor ser anfitrión de unos Juegos Olímpicos, pero puede ser muy perjudicial para los países que decidan serlo. 

¿Qué va a pasar con los Juegos Olímpicos? De acuerdo con Andrew Zimbalist, están lejos de desaparecer, aunque también afirma que el modelo de selección de ciudades y la planeación deben cambiar para que no sea un peso. 

En el 2014, el Comité Olímpico Internacional propuso una serie de soluciones. Entre ellas se encuentra la sugerencia de una construcción autosustentable, es decir, que las instalaciones se piensen para más cosas que solo los deportes que las ocupan por dos semanas. 

Zimbalist propone que se establezca, por siempre, solo una ciudad anfitriona con toda la infraestructura necesaria. Según el Consejo de Relaciones Internacionales, una organización dedicada a la investigación de política exterior, los únicos Juegos que han generado ganancias y no han puesto a las ciudades en deuda fueron los de 1984 en Los Ángeles. La razón es que ya tenían toda la infraestructura necesaria para acomodar la totalidad de los eventos deportivos. 

Los costos son altos y los beneficios económicos son pocos. Sin embargo, el beneficio a largo plazo es el de generar una imagen positiva de la ciudad anfitriona ante el mundo y atraer más turismo. 

Además, las Olimpiadas unen a personas de todos los países (al menos a deportistas). Valdría la pena encontrar soluciones para generar un modelo menos costoso. 

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