La prohibición de bolsas de plástico sacude a una industria dormida en sus laureles

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A partir del 1 de enero del 2020, las y los habitantes de las Ciudad de México fuimos a la tienda y ya no nos entregaron los productos en bolsas de plástico. La gente más previsora llegó con bolsas de tela o de papel pero no faltó quien se los llevara en la mano. Comenzó una nueva época tras entrar en vigor los ajustes a la Ley de Residuos Sólidos para reducir el consumo de plásticos de un solo uso.

Según la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México, esto se debe a que “la capital mexicana genera alrededor de 13 mil toneladas de basura diarias, de las cuales 8 mil 600 toneladas son enviadas a rellenos sanitarios y sólo mil 900 toneladas se van al reciclaje”, y el objetivo de estos ajustes “es lograr un consumo responsable, en donde las y los capitalinos sean cada vez más conscientes y dejen de usar plásticos para no generar contaminación a la ciudad y al planeta”.

Los ajustes a la Ley declaran que “queda prohibida la comercialización, distribución y entrega de bolsas de plástico al consumidor, excepto las compostables, siempre y cuando cumplan con las especificaciones de compostabilidad establecidas a través de las normas ambientales que para el efecto se emitan”.

Pero no te preocupes, las sanciones no van contra los consumidores, sino contra los comercios y van de los 42 mil a los 170 mil pesos.

Estas son las razones por las que sí te pueden dar una bolsa:

– “Por higiene para el manejo de residuos, siempre y cuando contengan por lo menos un 50% de material reciclado post-consumo y garanticen ser reciclables en un 100%”.

– “Por motivos de inocuidad, salud, salubridad, sanidad, que prevengan el desperdicio de alimentos, uso médico y seguridad de otros productos; siempre y cuando, no tengan una alternativa tecnológicamente viable”.

– O por que “se encuentren integradas de origen al producto para brindar higiene en el consumo del mismo”.

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Los comerciantes reaccionan

La industria del plástico no tardó en responder. Al principio lo hizo en un tono de advertencia, con las consecuencias económicas por delante. 

Según Plastico.com, Aldimir Torres, presidente de la Asociación Nacional de Industrias de Plástico (ANIPAC), explicó que “la obligación de usar bolsas compostables propiciará que se importen materias primas que no se fabrican en México”.

Además, advirtió que “la industria del plástico de México aporta el 3% del Producto Interno Bruto (PIB), el 5% del PIB manufacturero”, y recalcó que se trata de una industria que genera más de un millón de empleos directos e indirectos, “integra más de 4,000 empresas y concentra inversiones por más de 30,000 millones de dólares”.

Mientras que  Álvaro Hernández, presidente de Industriales de Bolsas Plásticas de México (Inboplast), declaró que cada año “se producen 428 millones de toneladas de bolsas de polietileno y polipropileno, cuyo valor asciende a 22,000 millones de pesos”, por lo que dejar de producirlas afectaría “a más de 44,000 personas que trabajan en su fabricación”.

Más tarde, la industria acudió a los medios legales. Según Forbes, 50 empresas ya habían promovido amparos en contra de estas modificaciones a la Ley, de acuerdo a declaraciones de José del Cueto, presidente de la sección de bolsas de la ANIPAC.

En otro frente, un grupo de fabricantes de bolsas de plástico optó por salir a las calles y se manifestó frente a la Sedema capitalina el 15 de enero. En esa manifestación, Jorge Chaín, dueño de Polietilenos Comerciales de México, pidió que se derogara la ley, “que la vuelvan a analizar perfectamente, nosotros no tenemos la culpa, la culpa la tiene el gobierno por no invertir en acopios en el manejo de basura y en todo esto, nos han aplicado la ley al polietileno, solo a nosotros nos la aplicaron”.

El contingente no iba con las manos vacías, “tenemos propuestas igual a las de Europa, queremos que ellos (gobierno) se acerquen con nosotros, ellos nunca se acercaron con nosotros”.

A partir de entonces, las advertencias de la industria comenzaron a convertirse en ideas y ganas de sumarse a la lucha a favor del medio ambiente. El 20 de enero, José del Cueto, en entrevista con Francisco Zea, dijo que ellos ofrecen la opción de fabricar bolsas de plástico más durables para que no se afecte a la industria.

“Creemos que es una mucho mejor alternativa, además, se fabricaría aquí en México, buscando que tenga un contenido de 50% de material reciclado mexicano, y no estas bolsas importadas (de polipropileno) que no tienen material reciclado, vienen de otro país, están quitando empleos, y que al final creemos que es muy difícil que vayan a ser recicladas”. 

Sin embargo, Del Cueto aseguró que no les hacen caso, “nos hemos estado juntando con ellos (las autoridades) hemos estado hablando, nos juntamos la semana pasada todavía con la Secretaria (de Medio Ambiente de la CDMX) Marina Robles, pero desafortunadamente sentimos que hasta ahora ha sido un monólogo, o sea, hemos hablado, pero no nos han atendido”. 

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El otro asunto: La huella de carbono

Hace un año, la BBC publicó una investigación que comparó varios estudios para saber cuál bolsa contamina más, basándose en cinco preguntas: “¿Cuánta energía se utiliza para hacer la bolsa durante la fabricación?, ¿qué tan duradera es la bolsa?, ¿cuántas veces puede reutilizarse?, ¿qué tan fácil es reciclarla? y ¿qué tan rápido se descompone tras ser tirada a la basura?”.

Así las cosas, el artículo comienza asegurando que, como una bolsa de papel pesa más que una bolsa de plástico, fabricarla y transportarla requiere más energía, lo cual hace que dejé una mayor huella de carbono.

Pero este impacto se matiza si tomamos en cuenta que el papel también es más reciclable, “mientras que las bolsas de plástico pueden demorar entre 400 y mil años en descomponerse”. Esto le da una gran ventaja a las bolsas de papel sobre las bolsas de plástico.

Hay que tomar en cuenta también a las bolsas de telas de algodón, que “a pesar de que su fabricación deja una huella de carbono mayor”, son las más duraderas y tendrán una vida mucho más larga.

¿Entonces cuál es la mejor? La investigación concluye que “la clave para reducir el impacto ambiental de las bolsas, sin importar de qué estén hechas, es reutilizarlas tanto como sea posible”, según la opinión de Margaret Bates, profesora de Gestión Sostenible de Residuos en la Universidad de Northampton, Reino Unido. 

Es decir, no solo hay que optar por telas de algodón porque son las más duraderas, también hay que reutilizarlas para evitar que se produzcan indiscriminadamente y así reducir su huella de carbono.

¿Esta medida será suficiente?

De acuerdo con Cynthia Menéndez, coordinadora de Ciudades Sustentables de WWF México, en entrevista para Expansión, el problema es mucho mayor, “falta exigir que también se regulen los plásticos usados para empaque y embalaje (…) también es muy importante la cantidad de desechos que se generan por botellas de plástico y no hay que quitar el dedo del renglón en este sentido y darnos cuenta que el problema va mucho más allá del popote y de las bolsas“.

Así que este es apenas un paso…

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