Medio ambiente en peligro por megaproyectos de AMLO

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¿En riesgo patrimonio nacional y ecosistemas por megaproyectos?

“Ahora el presidente Obrador, no sólo va dividir a los morelenses, sino a municipios de Tlaxcala y Puebla. Graco se cansó de decir que la termo no contaminaría, que no acabarían con el agua, que al contrario nos darían más agua limpia. Todo eso era y es mentira. Porque sí contaminará y se llevarán el agua de los ejidos” declaró Jaime Domínguez, uno de los voceros del Frente de pueblos en defensa de la tierra, agua y aire de Morelos, Puebla y Tlaxcala.

“Hemos seguido el megaproyecto del Tren Maya y desde que se inició a hablar del mismo, lo desaprobamos y nos desagrada porque violenta los derechos indígenas que están consagrados en nuestra Constitución Política. Esperábamos que con el cambio de administración, las comunidades indígenas, fuéramos visibles para la Federación pero con desagrado nos percatamos de que en esta nueva administración la historia no cambiará y la esperada justicia no llegará a los pueblos indígenas de México” puede leerse en un pronunciamiento conjunto emitido por las comunidades indígenas de la Península de Yucatán.

“Parece más un capricho que algo que obedezca a una razón técnica que se pueda justificar […] Lo que hay que hacer es evaluar si se continúa o se cancela la nueva refinería o por lo menos se cambia de lugar. Porque no hay un solo estudio serio que hayan presentado del porqué se tiene que hacer en Tabasco, estamos hablando de un pantano” afirmó Gustavo Madero, presidente de la Comisión de Economía del Senado.

Como en los pronunciamientos anteriores, es posible leer cientos más contra los megaproyectos del actual gobierno pues carecen de estudios medioambientales o de impacto patrimonial que corroboren su viabilidad. Tampoco han consultado a los pueblos indígenas, como lo estipula el Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, ratificado por México desde 1990.

En Cuestione nos preguntamos ¿por qué son importantes los estudios medioambientales? y ¿cuáles son las obras que no cumplen con estos análisis? A continuación te presentamos las respuestas a estas interrogantes.

(Si quieres saber más sobre los permisos faltantes en las megaobras de López Obrador, te podría interesar: Tren Maya: ¿los permisos que faltan?¿Deberán dejar un lago en Texcoco?)

Para saber más: Crónica de un aeropuerto anunciado

El recuento de las obras…

El primer proyecto que no cuenta con estudios de impacto ambiental es el nuevo Aeropuerto Internacional de Santa Lucía (AISL). El presidente de la Academia Mexicana de Impacto Ambiental (AMIA), Jesús Enrique Pablo-Dorantes, aseguró que este proyecto no cuenta con un estudio aeronáutico, de uso de suelo, ni de aves, ni de infiltración de agua; ni siquiera cuenta con una evaluación rápida de impacto.

El segundo caso que falta de estudios que confirmen su viabilidad es la refinería Dos Bocas; esta obra no cuenta con la autorización de cambio de uso de suelo forestal, ni con la autorización de impacto ambiental. Aunado a esta omisión, las obras iniciaron con el desmonte de vegetación en el municipio Paraíso, Tabasco.

Este acto genera un desequilibrio ecológico, daño al ambiente y a los recursos naturales, además de contravenir las disposiciones legales que regulan la protección del medio ambiente, la preservación y restauración del equilibrio ecológico, con base en la denuncia interpuesta por el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) ante quien resulte responsable.

La tercera obra que no ha presentado medidas de control, prevención, mitigación o compensación del ecosistema en el que se pretende desarrollar es el Tren Maya. Esta omisión es preocupante, de acuerdo con la AMIA porque el tren “cruza por zonas de incalculable valor ambiental y de gran fragilidad en sus ecosistemas”.

Finalmente, otro proyecto impulsado por la actual administración es el Proyecto Integral Morelos, el cual consiste en una termoeléctrica en Huexca, un gasoducto y un acueducto en Puebla y Tlaxcala. Esta obra sí cuenta con permisos otorgados por la Secretaría de Energía, la cual autorizó a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en 2009, iniciar su construcción pero no se consultaron a las comunidades aledañas, violando sus derechos e ignorando los riesgos ambientales que representaba.

¿Qué evaluaciones son necesarias para los megaproyectos?

Por un lado, Gustavo Alanís, miembro del Consejo Directivo del CEMDA, asegura que para poder llevar a cabo cualquier proyecto de infraestructura es necesario tomar en cuenta tres pilares: el técnico, el científico y el jurídico. Estos elementos permitirán un desarrollo sustentable (modelo de desarrollo económico compatible con la conservación del medio ambiente) que genere bienestar social (conjunto de elementos que mejoran la calidad de vida de los ciudadanos).

El primer paso por el que deben pasar los proyectos es el Procedimiento de la Evaluación de Impacto Ambiental que está contemplado en el artículo 28 de la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, aclaró Alanís. Esta ley establece que las obras de infraestructura deben -no es opcional- someterse a un procedimiento de impacto ambiental para determinar si los proyectos son viables o no.

En segundo lugar, es necesario que se realice una consulta a los pueblos indígenas pues así lo establece el Convenio 169 y es una obligación del Estado. El tercer punto es analizar si alguno de los proyectos requiere de cambios de uso de suelo forestal (cambio de uso del suelo que degrada la calidad de la vegetación para darle otro uso), en cuyo caso necesita la autorización de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT).

Finalmente, Alanís explicó que además de los procedimientos anteriores, también es necesario considerar los planes municipales de desarrollo urbano, garantizar la protección de la flora y la fauna que pueda estar en peligro de extinción y tomar en cuenta si la construcción pretende pasar por áreas naturales protegidas.

Por otro lado, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha establecido un indicador para proteger el patrimonio nacional (conjunto de bienes, derechos, recursos e inversiones propiedad del Estado para destinarlos al desarrollo de la población).

Este indicador pretende preservar los “recursos que se heredan del pasado, se crean en el presente y se transmiten a las generaciones futuras para su beneficio; no sólo abarca el patrimonio material, sino también el patrimonio natural e inmaterial.  Esos recursos son una riqueza frágil que, una vez perdidos, no son recuperables”. Así, los megaproyectos deben tomar en cuenta el impacto patrimonial que tendrán.

¿Por qué necesitamos estudios medioambientales y patrimoniales?

En primer lugar, toda obra o construcción requiere una evaluación de impacto ambiental porque así lo establece la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente ya que todos estos proyectos tienen consecuencias en el medio ambiente. Estos estudios permiten saber los impactos que se causarán, así como las medidas de prevención, mitigación y compensación a realizar, de acuerdo con Ricardo Medina, perito profesional en Impacto Ambiental por parte del Colegio de Biólogos de México.

En segundo lugar, la evaluación del impacto patrimonial que deben tener estas obras es necesario para evitar el descuido y sobreexplotación de esta riqueza nacional y así poder invertir en procesos de valorización y revitalización de estos recursos para que prosperen en el futuro.

El proceso para determinar el impacto patrimonial que tendrá cualquier obra de infraestructura que se pretenda realizar debe pasar por tres fases: 1) el registro y la inscripción; 2) el plan de protección, salvaguardia y gestión y 3) la transmisión y movilización de apoyos.

¿Qué sigue?

El primer mandatario mexicano ha anunciado, en reiteradas ocasiones, que los megaproyectos propuestos sí se llevarán a cabo pero no ha mostrado los estudios medioambientales y patrimoniales que corroboren su viabilidad ¿cuándo los realizará? y , si existen, ¿por qué no los ha dado a conocer? ¿conocerá la magnitud del daño que podrían causar? ¿cómo remediarán el deterioro medioambiental y patrimonial que implica su construcción?

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