El nuevo modelo educativo, deja en el olvido a casi millón y medio de estudiantes que desertaron por la pandemia

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“Las reglas cambian en la educación, como en el Big Brother”, nos dijo la maestra de matemáticas de nivel secundaria, Estefanía Solares, sobre el nuevo modelo educativo que se aplicará como prueba piloto en 960 escuelas en el ciclo escolar 2022-2023. 

“La coordinadora de zona adelantó en julio que la evaluación sería sin calificación numérica (6,7,8,9,10), ahora señalan que sí se contempla, pero no debemos limitarnos a ella”, agregó la profesora.

Solares no rechaza el nuevo modelo, pero advierte que se está “dejando en el olvido a casi millón y medio de estudiantes que desertaron desde la pandemia”. Según el organismo civil Educación con Rumbo, en los ciclos 2020-2021 y 2021-2022, en nivel preescolar 581,069 alumnos dejaron la escuela; en primaria fueron 397,897; en bachillerato 283,582 y en secundaria, 102,043 estudiantes.

“Nuestro modelo actual tiene deficiencias, puntos a mejorar, eso es aceptable, pero no puedes descalificarlo diciendo que es patriarcal, colonial, eurocéntrico, homofóbico y racista. Tampoco podemos decir que la nueva propuesta es la solución, se deberá de perfeccionar y adaptar a nuestra realidad y al nivel educativo de los estudiantes”, nos explicó Solares. “El tema de la educación es la educación y el aprendizaje”, señaló.

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¿Y la forma de evaluar los conocimientos?

De acuerdo con el Plan de Estudios de la Educación Básica 2022, la forma de evaluar a los estudiantes deja de centrarse en memorizar, “revisión de tareas como evidencia del trabajo, el llenado de formatos y la calificación de exámenes”. Ahora se centra en el avance de las y los estudiantes de “acuerdo con sus propias condiciones, ritmos y estilos de aprendizaje”.

La licenciada en educación preescolar, Hortencia Martínez, comentó que con el nuevo modelo educativo, el objetivo se centra en “trabajar por proyectos y que cada docente tenga la libertad para evaluar”, es decir, “interpreto que no está fuera del nuevo modelo el examen escrito”. 

Al profundizar en el tema de la evaluación, advirtió que la forma de calificar “siempre ha sido un problema y al final las calificaciones tienen que ser numéricas por lo tanto los maestros terminamos aplicando una ‘batería’ (prueba) o cuestionario”.

Durante el periodo en que Aurelio Nuño fue secretario de Educación Pública (gobierno de Enrique Peña Nieto), señaló la profesora, “la forma de evaluar siempre es tema de discusión. Con Nuño se manejaron literales (S, B y MB) con determinados parámetros, pero al final del ciclo escolar tuvimos que hacer la conversión a números”.

Por su parte, la maestra Estefanía Solares indicó que los exámenes son un parámetro acertado para determinar el grado de aprendizaje, “esa idea que se ‘etiqueta’ al alumno es una mentira”. La profesora hizo notar que si bien “no todo el peso debe recaer en una prueba, si debería de mantenerse como un herramienta básica en el nuevo modelo”.

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¿Qué propone este modelo?

La investigadora del Departamento de Educación de la Universidad Iberoamericana, Arcelia Martínez, consideró que la política educativa es simplista, al no partir de un diagnóstico de los problemas prioritarios del Sistema Educativo Mexicano, “en particular aquéllos relacionados con el rezago educativo y aprendizajes de niñas, niños, adolescentes y jóvenes”.

Martínez, quien en mayo pasado participó en la mesa de diálogo organizada por la Universidad Iberoamericana, consideró que la agenda política de la presente administración está por encima de la agenda educativa.  

El nuevo modelo educativo sugiere una transformación del currículo, la enseñanza y la evaluación “para cambiar los estilos de vida, las creencias y los comportamientos machistas y discriminatorios arraigados en la sociedad, con el propósito de dar prioridad al respeto a la vida y los derechos humanos”, según el Plan de Estudios de la Educación Básica 2022.  

Estefanía Solares, con experiencia de 19 años como maestra de nivel secundaria, considera que la “propuesta es ideológica y se aleja de la preocupación por el aprendizaje”. Reconoció que “hay alumnos en nivel secundaria que no saben leer y, en matemáticas recurren a la calculadora para realizar sus operaciones”. 

Solares expuso que esto es generado por la forma de evaluar de algunos maestros, que en sus formas de evaluación dan 30% a la calificación de un examen, y “lo imperdonable es dar un 10% por asistir, un 15% por la entrega de un cuaderno; otro 15% por participar y 30% por trabajos y tareas”.  

La profesora Hortencia Martínez coincide que este tipo de plan de evaluación “encubre tremendamente las deficiencias; es real que muchos llegando a secundaria no leen. Definitivamente este plan es muy truqueado y se vuelve relativo”.

Para Martínez lo ideal es “establecer planes y programas a largo plazo, no sexenales”. Considera que se deben de “disminuir asignaturas y dar prioridad a la comprensión lectora y al desarrollo del pensamiento matemático, acompañado de asesoría permanente a docentes”.

¿Cuáles serán los resultados con este nuevo plan educativo?

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