En el último par de años el nearshoring se ha vuelto uno de los temas fundamentales cuando se discute el futuro económico de México. Pero ¿qué es el nearshoring?, ¿cómo es diferente de otro tipo de inversiones? Y ¿realmente es la solución a todos los males por los que atraviesa la economía mexicana?
El nearshoring es la relocalización de partes de la cadena de producción con el fin de que estén más cerca de su mercado final. México se ha vuelto en un lugar muy atractivo para esta estrategia ya que combina proximidad con uno de los mercados más grandes del mundo –Estados Unidos– con mano de obra barata.
La pandemia por COVID-19 llevó al mundo a replantearse los límites de la globalización y los riesgos de tener la producción tan fragmentada. Es por esto que últimamente se ha vuelto tan popular esta clase de inversión en México. A la fecha se han anunciado inversiones por cerca de $80,000 millones de pesos por nearshoring en México.
Estímulos fiscales
A principios de octubre se publicó en el Diario Oficial de la Federación un decreto donde se enumeraba una serie de beneficios fiscales a empresas exportadoras que pertenezcan a 10 sectores que el gobierno identifica como clave en el nearshoring.
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“Al dirigir los estímulos fiscales hacia las empresas exportadoras, se promueve la competitividad, la innovación y la inversión en tecnología, lo que contribuye a la generación de empleo y atrae inversión extranjera directa”, explica el documento.
Los estímulos consisten en primer lugar en una deducción sobre el Impuesto Sobre la Renta (ISR) en bienes nuevos fijos que se adquieran entre el 12 de octubre de 2023 y el 31 de diciembre de 2024.
Los sectores beneficiados son las industrias como la de alimentación humana y animal, la agroquímica, la de componentes electrónicos, motores y baterías, entre otras.
Así mismo se incluye la industria de producción cinematográfica y audiovisual por su potencial.
Por tres años a las empresas que capaciten a sus trabajadores se les harán reducciones en estos gastos con el fin de “fomentar el desarrollo de las habilidades técnicas que se necesitan para contar con una industria más calificada”, nos explicó Nataly Hernández, investigadora en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Falta de infraestructura
Si bien estos estímulos son una forma en la cual el gobierno puede fomentar la inversión, no son suficientes. En primer lugar tienen un alcance muy limitado y aunque son bien recibidos, muy probablemente no serán por sí mismos lo que determinen la inversión.
“Cualquier estrategia para atraer inversión al país necesita mucho más que estímulos fiscales”, nos comentó Nataly Hernández.
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Los retos que enfrenta México son la falta de infraestructura, de servicios como luz, agua y gas para uso industrial y la falta de un estado de derecho. Sin bien la proximidad con Estados Unidos hace al país muy atractivo, los estímulos fiscales no son suficientes para compensar estos problemas y las decisiones finalmente se basan en esta vecindad y los tratados comerciales regionales.
La mayor parte de esta inversión se está concentrando en el centro y norte del país ya que cuentan con una mayor infraestructura y acceso a servicios. Sin embargo, las sequías sobre todo en los estados del norte podrían ser un reto significativo en un futuro si el tema del agua no se soluciona.
Por otro lado, la región sur del país “verá esta oportunidad pasar sin aprovecharla si no se atienden las necesidades estructurales” que tienen, mencionó también la economista por la UNAM, quien considera que una primera necesidad en estos estados es la creación de una infraestructura de gas natural.
El papel del Estado
Más allá de la atracción de inversión por nearshoring, el Estado mexicano debería comenzar a pensar en una estrategia de gestión y administración de esta. Las grandes inversiones son muy atractivas, sin embargo, no vienen sin retos.
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