Organismos electorales en América Latina y su razón de ser: la juventud de sus democracias

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Los organismos electorales (OE) de América Latina constituyen una herramienta central para la organización institucional de la transferencia del poder en una región en la que la democracia aún es joven.

La vigilancia y operatividad de los comicios para elegir a las autoridades de los países es crucial principalmente para la distribución de funciones y recursos a favor de las poblaciones, por lo que su estructura ha sido observada por organismos como la Organización de los Estados Americanos (OEA).

La OEA brinda acompañamiento técnico a los países a través de la implementación de sistemas de gestión de calidad y certificación bajo las normas de la Organización Internacional para la Estandarización (ISO) -entidad no gubernamental, con autoridad a nivel mundial en materia de creación y publicación de estándares internacionales de calidad.

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El INE es un referente a nivel Latinoamérica

La politóloga Melisa Guerra nos dijo que “el INE es un modelo importante de autoridad electoral en América Latina. ¿Es efectivo? Habría que determinar en qué sentido, lo que es cierto es que el INE tiene muchas funciones que normalmente no tienen otras autoridades electorales en el mundo”.

El Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) realizó un análisis del “diseño institucional y las dinámicas de funcionamiento de los OE en todos los países de América Latina, atendiendo a las dimensiones de autonomía, composición, financiamiento y rendición de cuentas”.

El análisis -que se centra en 17 países- ordena los OE en cuatro principales categorizaciones: Autónomos, Integrados al Poder Judicial, Mixtos y considerados otro poder del Estado. 

En Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Panamá y Uruguay existen organismos electorales definidos por las constituciones políticas como autónomos, aunque sin la jerarquía de poder público, indica el documento de la CELAG. 

Argentina, Brasil y Paraguay tienen anclados sus órganos electorales en la institucionalidad del Poder Judicial, siendo tribunales judiciales quienes ordenan todo el proceso administrativo electoral y, a su vez, dirimen las controversias que se susciten en este. 

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Colombia, Chile, Honduras, México, Ecuador y Perú tienen sistemas mixtos “que incluyen una institución administrativa del proceso electoral que rige como institución específica, pero a la vez permite que el sistema judicial tenga un papel en el proceso”, señala el estudio. 

El análisis de la CELAG explica que en Bolivia, Nicaragua y Venezuela se contemplan a sus órganos electorales como un cuarto poder público del Estado en los que sus OE cuentan con los criterios de independencia, separación, coordinación y cooperación entre los poderes. 

El politólogo Jorge Márquez nos explicó que entre los OE, el Instituto Nacional Electoral (INE) representa uno de los más estructurados y fortalecidos gracias a que ha tenido que ser modificado para asegurar la legitimidad de los procesos electorales.

Lo que Márquez llamó “el costo de la desconfianza” obligó al INE a implementar candados que aunque son costosos, son efectivos, entre estos se contemplan las credenciales para votar y el papel seguridad de las boletas electorales.

De acuerdo con el abogado y doctor en Filosofía por la Universidad de Frankfurt, Alemania, Germán Pérez Fernández del Castillo, hay tres importantes consideraciones por las que el INE puede parecer un órgano costoso: en primer lugar porque el padrón electoral es enorme y la generación de las credenciales para votar implican un esfuerzo importante.

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Esto tiene que ver con los esfuerzos que tiene que hacer el INE para actualización de los datos de las credenciales de elector, pues el porcentaje de movilización en el país es muy alto, explicó el experto.

La segunda consideración tiene que ver con la asignación de los recursos públicos a los partidos políticos, que se realiza de esta manera para evitar la injerencia de la iniciativa privada en los procesos electorales; y la tercera es que el INE ha tenido que ampliarse para poder asumir la responsabilidad de vigilar los comicios a nivel local.

Finalmente, para Pérez Fernández del Castillo la estructura e institucionalización del órgano electoral mexicano ha logrado no solo ser eficiente, sino impecable, e incluso es un referente a nivel Latinoamérica.

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