El pasado 15 de julio el nombre del periodista Nelson Matus Peña se agregó a la lista que se va volviendo interminable de periodistas asesinados en México.
Alrededor de las 15:00 horas el director del sitio de noticias Lo Real de Guerrero fue atacado por hombres armados mientras subía a su coche en el estacionamiento de una tienda Coppel ubicada en el Puerto de Acapulco, Guerrero. Matus es el segundo periodista asesinado en Acapulco en 2023.
En México el periodismo es un trabajo de alto riesgo: cada 13 horas hay un ataque en contra de la prensa y en lo que va de 2023 siete periodistas han sido asesinados. Pero a pesar de estos ataques a la libertad de prensa, la defensa de periodistas sigue sin ser un tema prioritario para el Estado méxicano; de hecho, todo lo contrario.
Lo Real de Guerrero
Con más de 183,000 likes y 268,000 seguidores en Facebook, Lo Real de Guerrero es uno de los portales de noticias locales más reconocidos en Guerrero. A diario este medio documenta la nota policiaca, es decir, reportan homicidios, atentados, enfrentamientos, desapariciones, cuerpos encontrados, etc.
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Nelson Matus Peña fundó “Lo Real de Guerrero” y fue director del sitio hasta su muerte. El periodista tenía más de 15 años reportando la nota roja en medios locales en Guerrero y su trabajo lo había hecho objeto de ataques anteriormente. En agosto de 2019, Matus Peña había sufrido un intento de homicidio también en Acapulco, al cual sobrevivió.
El asesinato de Nelson Matus Peña resalta lo peligroso que es ser periodista en México, sobre todo en lugares con mucha presencia del crimen organizado como lo es Guerrero.
Guerrero es un foco rojo en contra de ataques contra la prensa, el homicidio de Matus Peña fue el segundo en este estado en 2023, la noche del 11 de mayo de 2023 el camarógrafo y comunicador Gerardo Torres Rentería fue asesinado también en Acapulco.
Tras el asesinato de Nelson, periodistas y comunicadores guerrerenses se manifestaron afuera de la delegación estatal de la Fiscalía General de la República para exigir protección y garantías de seguridad en su trabajo. “Tenemos mucho miedo y no hay quien nos proteja”, dijo la fotorreportera Jessica Torres Barrera.
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La gobernadora Evelyn Salgado condenó el asesinto de Matus y aseguró que está prestando atención especial a periodistas en Acapulco. Aunque por otro lado la Unidad para la Protección de Personas Defensoras de los Derechos Humanos y Periodistas de Guerrero ha informado que no cuentan con recursos para proteger a comunicadores en el estado, según reportó El Sol de Acapulco.
México, el país más mortífero para periodistas en el mundo
La violencia letal que sufren las y los comunicadores mexicanos es el resultado de un gobierno adverso a la libertad de prensa y a un contexto criminal de alta violencia.
El homicidio de Matus Peña vino tan solo 10 días después del asesinato de Luis Martín Sánchez, periodista para La Jornada, en el Ahuacate, Nayarit. Cuyo homicidio está siendo investigado en relación a su labor periodística.
Los periodistas locales son los más vulnerables a ataques letales y usualmente son las autoridades locales las responsables. En muchas localidades la línea entre el activismo y el periodismo es muy delgada, lo cual hace a muchos comunicadores aún más susceptibles a ataques. De los siete periodistas asesinados en los primeros siete meses de 2023, cuatro trabajaban como freelance.
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Los periodistas asesinados en 2023 han sido: Abisaí Pérez Romero que fue asesinado en Hidalgo el 13 de febrero, Ramiro Araujo Ochoa en Baja California el 21 de febrero, Héctor Darío Reyes en la Ciudad de México el 17 de marzo, Gerardo Torres Rentería en Guerrero el 11 de mayo, Marco Aurelio Ramírez el 23 de mayo en Puebla, Luis Martín Sánchez el 5 de julio en Nayarit y Nelson Matus Peña el 15 de julio en Guerrero.
Los ataques a la prensa vienen desde arriba
“La inmensa mayoría de los medios de información que en realidad son medios de manipulación están abiertamente en contra de nosotros. Es una guerra sucia de todos los medios con honrosas excepciones”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador cuatro días después del asesinato de Matus Peña en la conferencia matutina del 19 de julio.
Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador se han registrado por lo menos 45 asesinatos a periodistas. Sin embargo, el presidente afirma que en México hay “libertad absoluta” de prensa y que el Estado no reprime, ni persigue a la prensa.
Pero la amenaza bajo la que está la prensa en México no puede separarse de las declaraciones del presidente. “Son palabras de un jefe de Estado que tienen un peso que repercuten en el actuar de todo el aparato burocrático y en la actitud de sus correligionarios”, nos explicó Leopoldo Maldonado, director regional de la organización en defensa de la libertad de expresión Artículo 19. Él considera que las palabras del presidente “están enrareciendo una conversación pública y generando mayor hostilidad en contra del periodismo”
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“El periodismo tiene que sujetarse al escrutinio y a la crítica, pero de la sociedad”, no debe ser el Jefe de Estado quien determine lo que es buen periodismo, nos dijo Maldonado.
Violencia criminal
La responsabilidad del presidente respecto a asesinatos de periodistas no solamente se debe a sus declaraciones. La violencia contra medios de comunicación no es aislada, sino que es el producto de un contexto generalizado de violencia en México.
Los primeros años del sexenio de López Obrador han sido de los más violentos en la historia reciente del país, algo que, como te contamos en esta nota, también es responsabilidad del gobierno.
El problema de fondo es “la captura del Estado por parte de poderes fácticos criminales, económicos y políticos”, nos explica Maldonado. En México, hay un pacto de corrupción e impunidad a todos los niveles. Las redes de criminalidad que gobiernan gran parte del país persisten y se fortalecen a pesar de los cambios de gobierno y quienes exhiben estas redes, los periodistas, están pagándolo con su vida, agregó el especialista.
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Las cifras de periodistas asesinados y ataques contra la prensa son alarmantes, pero nada cambia porque “no hay una voluntad de resolver el problema de la violencia contra la prensa”, nos dijo Maldonado.
¿Qué tiene que pasar para que al Estado le preocupe la vida de las y los periodistas?
