Burlas a Peso Pluma en los Grammy: el peligro del clasismo en la industria musical

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“¿Qué es eso que trae Peso Pluma en los dientes?”, “Pensé que estaban diciendo que era un boxeador Peso Pluma y asumí que tenía los dientes rotos por boxear”, “Qué dientes tan feos”, “Que Peso Pluma ya se deje de poner cosas en los dientes y mejor se cepille la lengua”; mientras doble P ganaba su primer Grammy a Mejor Álbum de Música Mexicana, cientos de memes e insultos por su apariencia atiborraron las redes sociales.

No es la primera vez que Hassan Emilio Kabande Laija, nombre real de Peso Pluma, ha recibido mensajes de odio en las redes sociales. Su notoria popularidad no está exenta de controversia, siendo objeto tanto de elogios como de críticas que trascienden la esfera musical para adentrarse en el terreno del estatus social.

La Doble P se ha destacado como uno de los principales exponentes de los corridos tumbados, un género musical que ha generado opiniones encontradas en México. Las letras de estas canciones han sido objeto de críticas por ser consideradas “nacas” o corrientes, ya que su contenido hace referencia a la cultura del narcotráfico y al derroche extravagante en lujos.

FOTO: CUARTOSCURO.

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“Ese desprecio y esa censura a veces se interpreta como algo clasista porque al final estos productos musicales sí son la cultura popular, es decir, representan a las comunidades desposeídas”, explica en entrevista para Cuestione Ingrid Argüelles, académica chilena especialista en narcocultura.

Argüelles recuerda que los corridos tumbados como los que interpreta Peso Pluma, tienen sus orígenes en los narcocorridos que a su vez vienen de los corridos y de la música regional mexicana que es la música popular del norte de México, “entonces al despreciar esos productos se hace una crítica clasista sobre el gusto musical de una región en particular”, advierte la académica. 

Hay un elemento importante; subraya Argüelles. “No existe un estudio que pruebe que realmente existe un vínculo entre escuchar un corrido o ver una película o leer un libro y convertirse en un narcotraficante, es pura especulación”. 

Del artista campirano al regional aspiracional

La noche de la edición 66 de los Premios Grammy se convirtió en un desfile de moda y talento, donde artistas de todo el mundo deslumbraron en la alfombra roja. Entre ellos, destacó el mexicano Peso Pluma, quien irradiaba una sonrisa resplandeciente adornada con incrustaciones de oro en su dentadura, tras haber recibido su primer galardón por su obra de corridos tumbaos titulada Génesis.

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A diferencia de los Tigres del Norte o Los Tucanes de Tijuana que con sombreros, botas puntiagudas y cinturón piteado fijaron una estética musical a finales de los años 80’ representando el género regional mexicano con corridos o música banda, Doble P le apuesta a un elemento aspiracional.

El cantante hizo su entrada triunfal a la gala de los Grammy luciendo un traje sastre de pantalón acampanado, con motivos gráficos en el saco, confeccionado por la prestigiosa marca de lujo Louis Vuitton. Para complementar su imponente atuendo, eligió una camisa blanca de botones en azul turquesa, decorada con aplicaciones de joyas preciosas en el cuello, añadiendo opulencia a su estilo. 

“Independientemente de sus dotes musicales, el principal elemento que ha logrado capitalizar este cantante, es el de hacer global un género que estaba condenado a convivir únicamente entre la comunidad hispana del sur de los Estados Unidos” así lo comenta Mauricio Suárez, profesor de Comunicación y Cultura de la Universidad Anáhuac de México.

El catedrático comenta que ésto ha sido posible gracias al elemento aspiracional que implica la estética de los cantantes de este género, que dejó atrás la imagen del hombre campirano asalariado que habla del desamor y la nostalgia logrando capitalizar la del narco empresario que hoy es “propietario” de mujeres, ropa de marca, armas y carros de lujo.

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“Si tomamos en cuenta el aspiracional de los jóvenes de todo el mundo, no será muy diferente: ropa de super marcas, automóviles de lujo y la devoción por mujeres hermosas, son elementos que vas a encontrar en todas las culturas dominadas por el consumismo capitalista. La única diferencia con otras fórmulas similares como podría ser el rap o el reguetón, es que el Glam asociado a la narcocultura es ahora tratado como si fuera algo socialmente aceptado, sin el estigma que tiene el Ghetto cuando se trata de realizar odas a la violencia”, explica el académico.

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Para el especialista, si bien es cierto que la cultura es algo vivo y en constante transformación, el problema es cómo los límites se van haciendo cada vez más laxos en aras de sostener intereses comerciales de los grandes corporativos musicales. “Si tu tomas en cuenta el contenido altamente violento hacia la mujer en los corridos tumbaos de Peso Pluma y otros artistas presentes en algunos de los géneros musicales de moda, podrás darte cuenta que hay límites que podemos preguntarnos si deberían ser tolerados”.

Peso Pluma y su Grammy: una victoria ¿que glorifica la narcocultura?

El primer Grammy para Peso Pluma representa un hito no solo para el género regional mexicano, sino también para la cultura narco que el cantante personifica en sus videos, letras de canciones y su lujosa forma de vestir. Así lo considera el sociólogo Baltasar Torres Ramírez pero hace una reflexión sobre el vínculo entre la música y la cultura.

“La música no se hace para una clase social en particular, la música está vinculada a la cultura y al contexto social donde esta se desarrolla, la música revela los matices de la sociedad, es la ventana del individuo hacia otros contextos”, señala el maestro en política criminal de la Unitec.

Peso Pluma de 23 años de edad, nació en Zapopan estado de Jalisco, donde de acuerdo con la Plataforma de Proyección de Datos Abiertos de presencia criminal en México, realizada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y el Laboratorio Nacional de Geointeligencia, operan alrededor de seis cárteles del narcotráfico; el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), El Cártel de Sinaloa, La Nueva Familia Michoacana, Cártel Nueva Plaza, Los Cuinis, una célula del CJNG y Los Guerreros, otra de las células aliadas del CJNG. 

Es decir, de acuerdo a los académicos entrevistados, la música de La Doble P está impregnada de la temática y estética del narcotráfico, porque ese es el contexto cultural de donde viene el cantante y ha generado un impacto significativo en la industria musical, elevando el género de los corridos tumbaos a nuevas alturas de reconocimiento y popularidad global.

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Narcoestética, el gusto de las culturas populares del mundo

Para Ingrid Argüelles quien lleva más de una década trabajando en América Latina el tema de la narcocultura asociada a la literatura y las artes en general, el tema de fondo es cuál es la función del arte y por qué se le llama narcoestética a la narcoestética.

Para ello cita al académico y periodista colombiano Omar Rincón, profesor de la Universidad de los Andes y autor de “Narco.estética y narco.cultura en la Narco.lombia”. En la obra, Rincón explica que lo narco no es solo un tráfico o un negocio; es también una estética, que cruza y se imbrica con la cultura y la historia de Colombia que se manifiesta en la música, en la televisión, en el lenguaje y en la arquitectura. 

“Hay una narcoestética ostentosa, exagerada, grandilocuente, de autos caros, siliconas y fincas, en la que las mujeres hermosas se mezclan con la virgen y con la madre”. A lo mejor, argumenta Rincón en un artículo de hace 15 años, “la narcoestética es el gusto colombiano y también el de las culturas populares del mundo”. 

No es mal gusto, simplemente es otra estética común entre las comunidades desposeídas que se asoman a la modernidad y solo han encontrado en el dinero la posibilidad de existir en el mundo”, agregó el periodista colombiano en su libro y es desde ahí donde Ingrid Argüelles quiere reflexionar.

Para la académica chilena, es absurdo criticar a los artistas que están representando lo que están viendo. “En el fondo no podemos ser tan cínicos de decir este artista es horrible y no lo queremos ver porque en realidad muchas personas desposeídas no encuentran otra manera de sostenerse si no es en el narco y el arte no crea una realidad, la realidad ya está ahí y los músicos están cantando sobre lo que ven”.

La narcocultura más allá del debate moral

¿Es válido celebrar el éxito de un artista cuya música y estilo de vida parecen glorificar un mundo marcado por la violencia y el crimen? ¿Hasta qué punto es aceptable la promoción de la cultura narco en la música popular? ¿Deberían los artistas asumir una mayor responsabilidad en cuanto al impacto social y cultural de su obra? El sociólogo Baltasar Torres cree que sí pero lo ve como una responsabilidad compartida entre padres y madres de familia. 

Si los niños y las niñas están viendo que sus papás cantan estos narcocorridos en las fiestas o bailándolos, aunque Doble P diga que su música no es para niños, los menores visualizan que es normal cantar como él, vestirse como él, aunque las letras están glorificando conductas ilícitas”, explica Torres. 

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En agosto de 2022, Peso Pluma y el sonorense Luis R. Conriquez estrenaron “Siempre pendientes”, una canción que se erigió como un fenómeno viral, acumulando más de 210 millones de reproducciones en Spotify durante su primer mes de lanzamiento. No obstante, el éxito efímero se vio ensombrecido cuando, a treinta días de su estreno, el video musical fue retirado de YouTube por contener contenido explícito y hacer apología del narcotráfico.

“Siempre pendientes”, grabado en la imponente Sierra Tarahumara de Chihuahua, presenta a Peso Pluma y Conriquez portando armas de grueso calibre mientras entonan versos que aluden a la protección de la plaza de Joaquín El Chapo Guzmán, proclamando ser “un anillo de seguridad”.

Tres meses después, Peso Pluma confesó ante los medios que compone corridos a pedido de líderes criminales, argumentando que no está haciendo nada reprochable, sino simplemente cumpliendo con un trabajo por el cual le pagan. 

Si es por censurar a productos de la mafia, “¿…entonces vamos a censurar a Breaking Bad, a Los Sopranos y a todas las películas sobre mafia?” se cuestiona la académica chilena Ingrid Argüelles y si la gente responde que ‘esos sí son buenos productos’, entonces confirma sus sospechas; que la discusión sobre la narcoestética en la música es clasista. 

“Sí es clasista porque estamos viendo que hay algunas personas con predilección hollywoodense que se creen con una estética superior” y por eso estos productos artísticos como Peso Pluma para gente de este perfil, no merecen considerarse arte “porque en el fondo los consideran chafas”. Si es así, Argüelles vuelve advertir lo que planteó desde el inicio de la entrevista; que entonces hay que tener mucho cuidado “porque son críticas que se basan en la moral, el buen gusto y el clasismo estructural”. 

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