En México, la desconfianza hacia las policías aumenta

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La inseguridad en México ha aumentado desde hace dos décadas. Además de las víctimas y de las personas que viven la violencia diariamente, una de las consecuencias también ha sido la disminución de la confianza en instituciones de seguridad, sobre todo en las policías. Esta situación es grave, especialmente porque es uno de los temas más importantes para las personas.

Sin contar la crisis sanitaria del nuevo coronavirus, las personas creen que la seguridad es el principal problema de México, según la encuesta de 2021 de opinión pública de México, ¿Cómo Vamos?

Sin confianza, es poco probable que la situación de seguridad en el país mejore. Para que las policías puedan cumplir con su trabajo, es necesario que las personas confíen en ellas. Por ejemplo, sin la certidumbre de que solucionarán los problemas, la gente no tendrá razones para reportar crímenes. De esta manera, las fuerzas del orden no podrán enfrentar los problemas adecuadamente.

El origen de la desconfianza

La confianza hacia las organizaciones del Estado depende de su desempeño. Es decir, la confianza cambia si las instituciones hacen su trabajo o no. Si bien no es posible saber a qué se dedica cada organismo del gobierno, la expectativa sí es clara en el caso de las instituciones de seguridad: proteger a las personas. Ante el aumento de la inseguridad, esta función es todavía más urgente. 

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Aunque la mayoría de las personas tampoco está al tanto de las cifras específicas de homicidios o desapariciones, sí tienen claro cómo se sienten con aquellos cuya tarea es evitar lo anterior. Según un artículo del Instituto Alemán de Estudios Globales, la falta de seguridad es una señal obvia del mal desempeño de las fuerzas del orden. En el caso de que no cumplan con su única función, resulta poco probable que las personas confíen en ellas para combatir el crimen. 

Sin embargo, las personas desconfían más de unas instituciones que de otras. Tal es el caso de los policías y militares. Con base en los datos más recientes de México del Proyecto de Opinión Pública en América Latina (LAPOP por sus siglas en inglés), es posible notar que hay más confianza en los militares.

La certidumbre que las personas sienten tampoco es la misma en todo el territorio. Donde hay más percepciones de inseguridad, también hay menos confianza. Lo anterior se puede corroborar a partir de los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE). Por ejemplo, en uno de los estados más afectados, como Guanajuato, tan solo el 48% de la población confía en la policía. En contraste, el 80% de las personas en Yucatán confía.

La violencia no afecta de manera pareja a toda la población y, por lo mismo, no determina de la misma forma cómo se sienten todas las personas.

Efectos a largo plazo

Reducir la violencia no solo es deseable para el bienestar de las personas, también para la estabilidad política. Aquellos individuos que se sienten menos seguros también son los menos satisfechos con la democracia. La inseguridad no solo afecta la confianza que hay hacia las fuerzas del orden, también la legitimidad que tiene el gobierno. 

Si esto se prolonga, las personas no solo van a estar más descontentas con estos organismos, también tendrán preferencias por soluciones más estrictas. Es decir, exigirán más políticas de mano dura (como más militarización de la policía) por parte de un gobierno que no podrá llevar nada a cabo debido a la falta de confianza. 

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¿Qué hacer para ganar más confianza?

El hecho de que la desconfianza sea parte de una oleada cada vez mayor de violencia no significa que las personas sean responsables de ello. Para empezar, las personas desconfían porque notan un desempeño pobre por parte de las instituciones de seguridad. Es necesario que los gobiernos en México reparen la confianza; la labor no es sencilla.

En una conferencia del Programa de Estudios de la Violencia del CIDE, Leslie Solís, investigadora del World Justice Project, afirmó que para diseñar una mejor política de seguridad es esencial que las policías estén dispuestas a dialogar con las personas y aprender de lo que necesitan

Aunque para generar lo anterior, es necesario una policía más capacitada. En una entrevista para Milenio, Alejandro Madrazo, investigador especialista en violencia, dijo que “el Estado mexicano tiene un déficit histórico de inversión en policías profesionales porque se usaban como herramienta de control y de represión selectiva.”

Para revertir eso, urge que haya una mayor atención a la formación de las fuerzas del orden. Compensar años de retraso en materia de seguridad es una tarea complicada, pero definitivamente es una deuda histórica. Con el esfuerzo, habría una mejor respuesta ante los crímenes y, por lo tanto, una libertad que no esté condicionada por la violencia.

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