La propiedad de bienes inmuebles, otra desigualdad de género en México

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En México ​​la mayoría de las personas que tienen casa propia son hombres. Según el INEGI, entre los hogares habitados por la persona propietaria, solo 40.6% es de mujeres. 

Esto ocurre tanto en las ciudades como fuera de ellas, e incluso se hace mucho más notorio en espacios rurales. Según el gobierno federal y el Instituto Nacional de las Mujeres, sólo tres de cada 10 personas ejidatarias son mujeres. 

Esta desigualdad estructural se debe a varios factores pero principalmente ocurre porque los hombres ocupan una mayor proporción de los empleos formales y tienen un mayor acceso a créditos hipotecarios y a servicios de ahorro. 

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Los precios dificultan tener una vivienda propia 

El alza de precios en la vivienda ha generado una tendencia en el país en la que menos personas tienen casa propia y más personas rentan los lugares donde viven. 

Comparando la Encuesta Nacional de Vivienda del 2014 con la de 2020, la vivienda propia bajó de 61.4 a 57.1%. En cambio, la renta pasó de 15.2% a 16.4%% y la vivienda prestada de 12.8% a 14.2%.

Dentro del rubro de las viviendas rentadas, el INEGI identificó que este fenómeno ocurre porque el 51.4% no tiene acceso a un crédito hipotecario o simplemente no tiene los recursos para comprar. Este fenómeno afecta tanto a hombres como a mujeres aunque a las mujeres en mayor medida ya que hay menos propietarias.

Brecha de género en la propiedad

Según la Encuesta Nacional de Vivienda (ENVI) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México hay un total de 23,900,000 viviendas particulares (pagadas y pagándose) de las cuales 17,400,000 tienen escrituras. 

De este total, la mayoría están escrituradas por hombres, tanto en localidades rurales como urbanas. 

La condición de propiedad de escrituras por sexo es diferenciada y la brecha de género se acentúa por tamaño de localidad. De las viviendas particulares con escrituras en localidades rurales, 64.1% son propiedad de hombres y 34% son de mujeres; en las áreas urbanas la distribución es de 55.1% para los hombres y 43.4% para las mujeres.

Brecha de género en cuanto al ahorro 

Los hombres predominan como propietarios porque ocupan una mayor proporción de los empleos formales y, casi en automático, son quienes tienen un mayor acceso a créditos hipotecarios. 

Aunque para poder hacerse de una casa no sólo se necesita acceso a un crédito o hipoteca, también es necesario el ahorro para el pago inicial, en este sentido las mujeres también se encuentran en desventaja. 

Por ejemplo, la brecha de acceso al ahorro entre hombres y mujeres que tienen una cuenta de ahorro formal se amplió de 100,000 en 2018  a 5,000,000 de personas en 2021.

En 2018, según la encuesta, había un total de 37,300,000 personas con ahorros de los cuales 18,000,900 eran hombres y 17,000,000 eran mujeres. Después para 2021 ya había un total de 41,100,000 personas con ahorros de los cuales 23,100,000 eran hombres (un aumento de 5 millones de personas) y tan solo 18,000,000 eran mujeres (un aumento de un millón en comparación con el periodo pasado). 

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Y es que, de acuerdo con los resultados de la Encuesta de Inclusión Financiera (ENIF) 2021, realizada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y el Inegi, la población sin ahorros aumentó 31% en comparación con la pasada edición de esta encuesta siendo ahora 7,800,000 las personas que respondieron no tener acceso a medios de ahorro. 

La mayoría de estas personas -4,400,000- son mujeres. Además, mientras que la participación de los hombres en el mercado formal de ahorro creció 70%, la participación de las mujeres aumentó únicamente 15%. Esto implica que las mujeres obtienen menos rendimientos de sus ahorros al no tener acceso a empleos formales.
La desigualdad en el acceso a financiamientos es uno de los requisitos más importantes para garantizar el derecho de las mujeres a la vivienda. La falta de productos de ahorro formal por falta de inclusión al mercado laboral formal son dos elementos dentro del espiral de desigualdad que presentan las mujeres en cuanto a su poder adquisitivo.

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