¡Qué no te engañen! Aunque quieran, aspirantes a gobernar tu estado pueden hacer poco en salud pública

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Este año se llevarán a cabo elecciones para gobernadores y jefe de Gobierno en 9 entidades de la República. Los candidatos y candidatas han hecho un sin fin de promesas respecto a servicios de salud que la mayoría de ellos no podrán cumplir gracias al nuevo sistema de salud pública. 

El año pasado 23 entidades de la federación, incluyendo la Ciudad de México, firmaron con el gobierno federal un pacto de federalización de los sistemas de salud, como te contamos en esta nota

Al firmar este acuerdo, los estados y la CDMX aceptaron ceder al gobierno federal su presupuesto de salud y el manejo de sus servicios de salud pública para que se les incorporara a lo que ahora conocemos como el Órgano Público Descentralizado (OPD) IMSS-Bienestar. 

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De estos firmantes, Chiapas, Ciudad de México, Morelos, Puebla, Tabasco y Veracruz se encuentran actualmente en procesos electorales en los que candidatos de todos los partidos se han dedicado a hacer promesas que rebasan por mucho lo que ellos como gobernadores podrían hacer.

La crisis de salud pública en México

Entre la pandemia por COVID-19, el fin del Seguro Popular y el fracaso del INSABI, la carencia por servicios de salud es la que más ha aumentado a lo largo del sexenio. Parece que México está cada vez más lejos de ese sistema “mejor que el de Dinamarca” que tanto prometió el presidente López Obrador.

El IMSS-Bienestar OPD nace de esta necesidad de brindar servicios de salud a los más de 50 millones de mexicanos que actualmente no tienen acceso a este derecho. “Un IMSS para los que no tienen IMSS” prometió Zoé Robledo, director general de esa institución. 

La idea detrás de este nuevo órgano federal es homogeneizar los sistemas de salud para que la cobertura alcance a todos los mexicanos, pero en la realidad este sistema no ha funcionado así.

Fueron solamente los 23 estados que gobiernan Morena y el Partido Verde los que entraron en pacto con la federación para dar este gran paso en la oscuridad hacia un sistema de salud universal que a diferencia de lo que sugiere su nombre, centraliza la toma de decisiones y quita de manos locales la gestión de la salud pública en México

¿Cuáles son los problemas con este nuevo modelo? 

En primer lugar parte de la idea de que el IMSS es el modelo a seguir, cuando esta institución ha sido ya por mucho tiempo insuficiente para cubrir las necesidades de sus derechohabientes. “Lo que no nos dicen y lo que se les olvida a los de Morena es lo mal que está el IMSS”, nos comentó Sofía Charvel, doctora en derecho e investigadora en temas de salud. 

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En segundo lugar, el sistema actual es muy fragmentado con cobertura y atención completamente diferente entre niveles e instituciones que no se comunican entre sí. Por lo que la transición hacia un único modelo no puede ser por decreto presidencial, tiene que ser un proceso paulatino que vaya igualando poco a poco los servicios, el gasto per cápita y los sistemas de información. Nada de esto ha pasado, nos explicó la también profesora en el ITAM.

En tercer lugar, quitar el poder de acción y decisión a los estados también trae consigo problemas.

En la práctica internacional cuando se camina hacia la cobertura universal “el poder central se queda con parámetros de seguimiento y rendición de cuentas, pero los servicios, la atención y la gestión de los hospitales por lo general es más local”, sin embargo, en México todo esto se ha pasado a manos del gobierno federal. Esto hará más difícil la rendición de cuentas y tiene el potencial de llevar a que “se pierda de vista lo que la entidad necesita”, nos comentó Pamela Flores, abogada e investigadora en el programa de derecho y salud pública en el ITAM.

Finalmente, en México las decisiones de salud han sido políticas, y no se han basado en datos ni información. 

En tiempo de elecciones

Este panorama tan desalentador ha dejado abierta la puerta para que los candidatos prometan a los votantes cobertura universal o sistemas de calidad a cambio de su voto. Pero realmente solo los gobernadores de Guanajuato, Jalisco y Yucatán tienen poder todavía sobre los servicios de salud en sus estados. 

Mientras tanto, los ciudadanos de Chiapas, Ciudad de México, Morelos, Puebla, Tabasco y Veracruz deben empezar a voltear a ver a los candidatos federales para pedir cuentas por los sistemas de salud ya que el tema está fuera de las manos de sus políticos locales y cualquier propuesta de un candidato a gobernador no es más que una promesa vacía. 

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“Las coberturas universales en salud te dan sociedades más equitativas”, pero para que esto suceda los sistemas tienen que estar bien diseñados y ejecutados, explicó Sofía Charvel. En México el modelo apenas comienza, pero sin el conocimiento necesario detrás hay muy poca esperanza de que vaya a funcionar. 

Este 21 de marzo el presidente viajó a Oaxaca para reunirse con los gobernadores que forman parte del pacto para evaluar el nuevo modelo. “Dicen nuestros adversarios que no vamos a lograrlo; nosotros decimos que sí, que aceptamos el reto, el desafío. Y nos vamos a dedicar en estos seis meses que nos faltan, vamos a estar trabajando con intensidad con este propósito, que no falte ninguna medicina y que no falten los médicos, y estamos tomando una serie de medidas para lograrlo”, dijo el presidente en su conferencia matutina.

¿Quienes eventualmente ganen y gobiernen esos estados empujarán para que la federación cumpla sus promesas?

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