Lejos de ser un contrapeso al presidencialismo imperante en México, la propuesta de instaurar una Vicepresidencia -como plantea el PRI en su proyecto de reforma político-electoral– es una moneda de cambio con la que el Revolucionario Institucional pretende negociar con Morena su integración al Poder Ejecutivo, advirtieron analistas políticos.
Al mismo tiempo, nos dijeron los expertos, la figura de la Vicepresidencia podría ser respaldada por el propio presidente Andrés Manuel López Obrador para utilizarla a su favor en un eventual escenario en el que pretenda ejercer influencia política ya sin estar en el poder.
El pasado 13 de mayo, el coordinador de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, Rubén Moreira presentó una iniciativa de reforma constitucional en materia político-electoral que -dijo- promoverá su partido “en los próximos días”, lo cual aún no ha ocurrido.
El líder de la fracción priista en San Lázaro explicó que uno de los ejes de la propuesta es la creación de la figura de Vicepresidencia de la República, cuyo candidato iría en la misma fórmula que el Presidente y sería electo en el mismo término.
“Con esta figura buscamos un acompañamiento directo al Presidente, que permita desahogar los asuntos de política interior y se da certidumbre al proceso de sustitución del jefe del Ejecutivo Federal en caso de ausencia absoluta”, explicó Moreira en conferencia de prensa.
Oportunidad para “imponer”
Para el sociólogo de la UNAM Jesús Villegas, el hecho de que el PRI proponga una Vicepresidencia es algo inédito para el México del siglo XXI, ya que esa figura desapareció con el Constituyente de 1917 tras la Revolución Mexicana.
El académico durante más de 20 años en el CCH-Oriente nos explicó que no es remota la posibilidad de que regrese a la Constitución el cargo de Vicepresidente o Vicepresidenta, debido al mayor acercamiento del PRI con Morena y sus aliados (PVEM y PT), los cuales tienen la mayoría en el Congreso de la Unión.
“Si revisamos las propuestas de los partidos en sus proyectos de reforma electoral, nos podemos dar cuenta de que el PRI es el que tiene más puntos de coincidencia con Morena”, apuntó Villegas, quien consideró que esta situación impulsaría la aprobación de la Vicepresidencia.
Al respecto, según una nota de Forbes, la reforma electoral del PRI coincide en dos puntos con Morena: desaparecer los institutos electorales estatales y reducir el número de diputados federales.
El analista planteó un escenario hipotético en el que a López Obrador le convendría la instauración de la Vicepresidencia: “suponiendo que el mandatario no lograra imponer a Claudia Sheinbaum (como candidata presidencial) y que el abanderado fuera Marcelo Ebrard o cualquier otro que no le diera el 100% de confianza. ¿Qué pasa si a medio camino Ebrard se rebela (ya como Presidente), saca su talante socialdemócrata y quiere imponer su propio proyecto?”.
Villegas acotó que si para ese entonces ya estuviera aprobada la figura de la Vicepresidencia y si López Obrador -en un presunto afán de querer seguir controlando el país aun sin estar en el poder “al estilo de Plutarco Elías Calles con el Maximato”-, “promoviera una consulta de revocación de mandato, podría desechar a Ebrard y asumiría un Vicepresidente impuesto por el mandatario para garantizar su proyecto de gobierno de 2024 en adelante”.
“Instrumento de negociación”
El maestro en Comunicación por la UNAM Octavio Solís nos dijo que el espíritu de la Vicepresidencia es que sea un contrapeso al presidencialismo, pero recordó que históricamente México ya tuvo esa figura, por ejemplo, durante la dictadura de Porfirio Díaz, por lo que no es garantía para limitar el poder unipersonal de un mandatario.
“Los contrapesos de la Vicepresidencia no juegan por sí solos; para que juegue tendría que estar regulada en el resultado electoral: si la Vicepresidencia es designada por el Presidente, la figura se nulifica porque quedaría como un secretario de Estado. Pero si tienes una Vicepresidencia como resultado del partido que queda como segunda fuerza, ahí sí juega como contrapeso, pues representa a una fuerza distinta de la que llega a la Presidencia”, abundó el especialista.
En ese sentido, en un artículo publicado en junio pasado en la revista Proceso, el abogado constitucionalista Elisur Arteaga alerta que la propuesta de Vicepresidencia “es peligrosa”, pues “durante el tiempo en que existió fue causa de intranquilidad y motivo para conjurar”.
En su artículo, el jurista explica que “en una cultura de golpes de Estado era de esperarse que quienes los iniciaran fueran los vicepresidentes”. Por ello, Arteaga advierte que “volver a un sistema que, por nocivo, se eliminó, aparte de ser absurdo, es estúpido. La Vicepresidencia desapareció no por sus bondades. Fue eliminada por los muchos inconvenientes que tenía y las desafortunadas experiencias que se tuvieron con ella”.
Respecto a los tiempos actuales, Octavio Solís nos aclaró que -a pesar de que no ve muy factible su aprobación, a diferencia de lo que opinó Jesús Villegas- la propuesta de resucitar la Vicepresidencia “parece más una negociación para integrar al PRI (al gobierno)”, ya que este partido le está apostando a la sobrevivencia.
“El PRI dice: ‘rompo con la alianza Va por México, me sumo a tu proyecto (de Morena), pero queremos una figura que represente una verdadera incidencia en el Estado, en el gobierno. Lo veo como un instrumento de negociación para la desarticulación de la oposición de manera definitiva, y la permanencia (en el poder) y sobrevivencia de Morena y el PRI, respectivamente”, finalizó el también director de la revista digital Consideraciones, que aborda temas políticos y culturales.
