A un mes del inicio del ataque e invasión rusa a Ucrania, el mundo occidental y desarrollado se reúne para evaluar la situación y seguir coordinando su respuesta. Rusia seguirá recibiendo embates desde los centros económicos y militares del planeta.
Sin embargo, la reunión del Grupo de los 7 (G7) y la Organización de Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no ha resultado una gran noticia para el pueblo ucraniano. Los miembros de la OTAN tienen muy claro que su compromiso central de defensa es estrictamente mutuo y no con cualquier país vecino. Los estadounidenses se han comprometido en asistir con mil millones de dólares extras en sistemas de defensa y municiones y han presionado a sus aliados para que hagan lo propio.
La asistencia aérea y cerrar el cielo ucraniano sigue fuera de consideración (de hecho, Volodimir Zelenski, en su intervención en la reunión de la OTAN, evitó mencionar el cierre del espacio aéreo ucraniano o la aceptación de su país en la organización). Evitar una escalada del conflicto sigue siendo prioritario.
¿Podría la invasión a Ucrania provocar una tercera guerra mundial? Sí, pudiera ser, pero requeriría una serie de errores por parte de las potencias mundiales occidentales y de la misma Rusia para que ello sucediera.
La clave, para desgracia de los ucranianos, es no entrometerse y dejar que el conflicto cumpla su ciclo por agotamiento o por negociación. Del lado ruso la clave está en no traspasar la línea roja con respecto a los miembros de la OTAN. De manera perversa, pero conveniente, las bajas rusas y la erosión de su economía será un gran triunfo para los gobiernos occidentales sin tener que exponer vidas de sus ciudadanos.
Lo que ya es previsible es el fortalecimiento de las fuerzas de defensa de los miembros de la OTAN en su extremo Este (ganancia que obtendrán los gobiernos de Eslovaquia, Rumania, Bulgaria y Hungría del conflicto). Como se anunció tras la reunión, la OTAN actualizará el “Strategic Concept” que es la principal guía de acción militar de la organización y eso cambiará un poco el rostro estratégico de la OTAN aunque no le actualice la noción central del principal enemigo potencial.De manera que las importantes ganancias que los países de occidente obtienen del alargamiento del conflicto siguen siendo la principal razón por la que harán muy poco por abreviarlo.
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