Por Blanca Juárez
La ruta migrante en México hacia Estados Unidos sigue orientándose principalmente en la región oriental del país, como Veracruz y Tamaulipas. Sin embargo, la inseguridad y, en particular, las políticas migratorias restrictivas, están modificando la trayectoria de miles de personas.
“¿Por qué los gobiernos suyos nos están impidiendo el paso de esta manera?”, pregunta Gladys López, migrante venezolana en México. A inicios de marzo, tan pronto cruzaron la frontera desde Guatemala, ella y su esposo sufrieron un asalto. Luego, tras una semana en Tapachula, Chiapas, avanzaron para dejar el sur cuidándose más bien de los retenes migratorios.
Uno de los nuevos caminos más transitados por la población migrante es el centro del país. Y una parada cada vez más recurrente por varios meses es la Ciudad de México, como lo muestra la investigación El papel de México en la migración del centro y sur de América.
Dicho estudio fue realizado por el Centro de Opinión Pública (COP) de la Universidad del Valle de México (UVM), y ofrece un mapa interactivo de los cambios migratorios desde 2014.
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“Llevo tres meses acá en Ciudad de México y, gracias a Dios, todo ha sido una chimba (genial), como decimos en mi país. Y, entiendo a los que no nos quieren por acá, de alguna forma les debemos estar estorbando, aunque ni idea en qué”, responde Maximiliano Rodrígez, migrante colombiano de 45 años de edad mientras vende un par de calcetas con la figura de Bob Esponja.
La capital del país “es un punto estratégico porque por aquí transitan prácticamente todos los flujos migratorios de América Latina hacia Estados Unidos. Es un paso prácticamente necesario”, nos dice en entrevista Elí Evangelista Martínez, de la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social (Sibiso) del Gobierno de la Ciudad de México.
Para Gala Meléndez, responsable del proyecto COPLab del COP, la zona centro país “es una opción porque garantiza relativamente condiciones de seguridad y empleabilidad” temporal. Luego, la mayoría continúa su trayectoria hacia Estados Unidos.
Cifras de migrantes detenidos
“El número de personas migrantes presentadas ante la autoridad migratoria aumentó en casi todos los estados” luego de la pandemia por COVID-19, señala Gala Meléndez. Pero, Chiapas y Tabasco, ambas entidades fronterizas con Guatemala, registran el mayor número de detenciones.
Las cifras del estudio de la UVM provienen de los Boletines Mensuales de Estadísticas Migratorias, publicadas por la Secretaría de Gobernación (SEGOB).
Y según la visualización de datos que ofrece el proyecto COPLab, en 2014, la SEGOB reportó a 13,961 migrantes detenidos y detenidas en Tabasco. Pero en 2023, la autoridad migratoria les impidió el avance desde esa entidad a 270,034 personas de diferentes nacionalidades de Latinoamérica y el Caribe, y de otras partes del mundo. Es decir, el aumento fue de casi 2,000%.
En el caso de Chiapas, el registro pasó de 50,881 migrantes en 2014 a más de 129,000 en 2023. El aumento fue de 119% en la ruta migrante a Estados Unidos.
Los estados del oriente, como Veracruz (38,467 detenciones en 2023) y Tamaulipas (6,565 detenciones) siguen siendo un paso importante hacia el norte del país.
Quienes logran librar las detenciones, asesinatos o desapariciones y salir con vida de secuestros o de los accidentes en su camino y llegan al norte, otra vez corren el peligro de que les lleven ante la autoridad migratoria. En 2023, Baja California, parte de la ruta migrante, reportó 17,127 personas presentadas ante migración.
La zona del Pacífico y el Bajío, según el mapa de COPLab, son las regiones que menos presentaciones ante la autoridad migratoria registran. Eso da cuenta de que experimentan un menor tránsito de personas migrantes, dice Gala Meléndez.
En 2023, las entidades del centro que más detenciones de migrantes reportaron fueron la Ciudad de México, con 6,094, y el Estado de México, con 5,671. Nueve años antes, en 2014, habían reportado 1,947 y 520 respectivamente.
Estas últimas cifras demuestran, a decir de Gala Meléndez, una mayor presencia en la capital del país de personas que han huido de sus países en busca de mejores condiciones de vida.
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Dinero para seguir el viaje
“En 2017, de cada 10 migrantes en la Ciudad de México, ocho eran inmigrantes nacionales internos y dos eran inmigrantes extranjeros. Actualmente, de cada 10, entre ocho y nueve son internacionales y entre uno y dos son nacionales”, sostiene Elí Evangelista Martínez, coordinador general de Inclusión Social de la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social (Sibiso).
Hasta hace no mucho tiempo, en la ruta de la población migrante la capital del país era sólo de paso, sostiene el funcionario. “En lo que les daban la cita para sus trámites migratorios y se podían trasladar al norte”, permanecían en la Ciudad de México.
Pero ahora “han encontrado condiciones para pensar que éste puede ser un espacio hospitalario, donde se respetan sus derechos. Ven condiciones para vivir aquí. Tampoco es algo generalizado, la mayoría ve a la ciudad como una parte de su tránsito. Pero mucha gente ya consiguió trabajo aquí, a lo mejor un trabajo informal”.
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El trabajo de Maximilano Rodríguez es informal, es decir, sin contrato, seguridad social ni ninguna garantía laboral. En una comunidad virtual de personas migrantes venezolanas supo de un hombre mexicano dueño de puestos de calcetines que contrata a migrantes como vendedores.
Él aceptó trabajar en un punto ubicado en las cercanías de la estación del metro UAM-I, en Iztapalapa. Recibe 150 pesos diarios y una comida. “Así es como he podido rascar algo más de plata, mientras me dan la cita”.
Maximiliano Rodríguez se refiere a la cita que se consigue mediante la aplicación CBP One, habilitada por el gobierno de Estados Unidos para programar entrevistas de ingreso al país.
La parada forzada en la capital
Una poderosa razón por la cual hay más personas migrantes en la Ciudad de México es porque “los no ciudadanos deben estar ubicados físicamente en el centro o norte de México para solicitar y programar una cita a través de CBP One”. Así lo dictan las reglas de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
Sabiendo eso, Maximiliano Rodríguez llegó en enero de este 2024 a la Ciudad de México. Tuvo que modificar su ruta migrante hacia Estados Unidos. “Pero hasta ahora nada, ni me han dado la cita. Pero le tengo fe a Dios. En cualquier momento cae. Por ahora, sigo metiendo fichas, trabajando”.
Estados Unidos “sigue siendo su principal destino. Pero en la Ciudad de México ya hay un proceso de inclusión donde mucha gente quiere quedarse o, al menos, se cuestiona si continuar o permanecer aquí”, insiste Elí Evangelista.
Sin embargo, reconoce las condiciones de precariedad, hacinamiento, insalubridad e inseguridad que padecen muchas personas migrantes en la capital mexicana.
“Nosotros tenemos aquí el Programa de Atención a Migrantes, en coordinación con instancias del gobierno federal, agencias internacionales y organizaciones de la sociedad civil. Tenemos un comité de interculturalidad, el cual también aborda este tema”, asegura.
“Esperemos que toda esta parte de las citas, que es una responsabilidad de Estados Unidos, sea más ágil”, agrega el funcionario. “Cuando la gente ya la tiene, se puede trasladar al norte y seguir el camino que se había fijado desde su salida”.
Pero Gladys López y otras miles de personas migrantes lo esperan más. “Aquí hay gente que tiene cuatro meses esperando la cita y nada que llega. Mi marido ya agarró trabajo de albañil, pero yo no he conseguido pegar (trabajar) en ningún lado”, dice desesperada.El dinero que traían se los quitaron en la frontera sur de México. “Mire, yo soy ingeniera, pero estoy dispuesta a hacer lo que sea. Necesitamos billete para sobrevivir mientras nos vamos a Estados Unidos”.
