El pasado lunes 30 de junio el huracán Agatha azotó la costa de Oaxaca, 9 personas murieron y 4 están desaparecidas. Posteriormente, este fenómeno natural se convirtió en una tormenta tropical que también afectó a Chiapas, Veracruz, Tabasco, Quintana Roo y Yucatán.
Hasta el 2021, el Fondo para la Atención de Desastres Naturales (Fonden) transfería recursos a los estados para atender las afectaciones por desastres naturales cuando estos no contaban con los recursos necesarios.
Este fideicomiso lo administraba la Comisión Nacional de Protección Civil a través de una declaratoria de emergencia solicitada por los gobiernos locales.
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En el 2020, se otorgaron 6,265,000,000 millones de pesos a través del Fonden a los estados. El más beneficiado fue Oaxaca con 421,600,000 millones de pesos para la reconstrucción de los daños causados por lluvias, la Tormenta Tropical Ramón y un sismo de magnitud de 7.2.
Durante el 2021 y 2022 no se otorgaron más recursos para los estados, a pesar de que el fondo tiene un remanente de 9,054 millones de pesos.
De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo, la frecuencia de los desastres naturales va en aumento. En un estado como Oaxaca, en el que el 61.7% de su población vive en pobreza, y por lo tanto, se encuentra más vulnerable ante este tipo de sucesos, resulta preocupante que el Programa para la Atención de Emergencias por Amenazas Naturales que sustituyó al Fonden haya contado con 79% menos recursos en 2021 y ninguno programado para 2022.
¿Por qué se eliminó el Fonden?
El 2 de abril de 2020 se publicó un decreto para extinguir los fideicomisos públicos, como parte de la política de austeridad republicana de la autonombrada Cuarta Transformación.
Entonces, la bancada de Morena presentó en el Congreso una iniciativa para la eliminación de 109 fideicomisos para atención de víctimas de la violencia, ciencia, cultura y cuidado del clima, el Fonden entre ellos.
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En su conferencia de prensa matutina del 7 de octubre del 2020, el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que “hay elementos suficientes para sostener que era una ‘caja chica’, bueno ni tan chica, para funcionarios que compraban de todo aprovechando que había una emergencia sin licitar”.
Tras la eliminación de los fideicomisos, López Obrador aseguró que se llevaría a cabo una extensa auditoría para demostrar la corrupción al interior de estas figuras, sin embargo, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) la dió de baja en febrero de este año. Al día de hoy seguimos sin contar con un análisis que compruebe el discurso del gobierno.
Al respecto, el presidente aseguró que se continuaría apoyando a las poblaciones damnificadas a través de la Secretaría de Hacienda, la Secretaría de Bienestar, Protección Civil y la Secretaría de Marina.
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El 6 de noviembre del mismo año se hizo oficial la desaparición del Fonden en el Diario Oficial de la Federación. El mismo decreto estableció que se establecerían mecanismos presupuestarios para atender los daños ocasionados por fenómenos naturales a través de la tesorería.
La calificadora Moody ‘s Investors Service señaló que se requerían reglas claras, transparentes y específicas para asignar y distribuír estos recursos, de lo contrario se generaba incertidumbre sobre el apoyo del gobierno federal a gobiernos locales. Además, de que se verían altamente vulneradas las industrias eléctrica, de comunicaciones y hotelera.
El mismo año los diputados de oposición pidieron la restauración de un instrumento similar al Fonden. El PAN presentó una iniciativa para crear el Fondo de Apoyo Social ante Desastres Naturales (Fasden) en apoyo a la población rural que no prosperó, mientras que el PRI exigió la creación de un mecanismo de emergencia en el que participaran los gobiernos locales.
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¿Cómo se atienden los desastres ahora?
Posteriormente, en 2021 se creó el Programa para la Atención de Emergencias por Amenazas Naturales a cargo de la Coordinación Nacional de Protección Civil que tiene como objeto “apoyar a las entidades federativas cuyas capacidades operativas y financieras se encuentran rebasadas, para brindar suministros de auxilio a la población afectada por una amenaza natural”.
La diferencia de los apoyos del Fonden con este Programa es que para el primero se otorgaban fondos financieros para la rehabilitación de infraestructura, reconstrucción y reubicación de viviendas damnificadas, mientras que para el segundo se otorgan apoyos en especie como despensas, medicamentos, herramientas y equipo, productos de limpieza y aseo personal, y servicios para los damnificados.
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El último año de vida del Fonden se canalizaron recursos a los estados por 6,265,000,000 millones de pesos, mientras que el presupuesto del Programa de Atención aprobado para 2021 ascendió únicamente a 1,310,258,113.8 millones de pesos, lo que representa una disminución del 79%. Para 2022 no se asignaron recursos para dicho programa.
Mientras el primero era un apoyo para la reconstrucción a nivel local, el segundo es principalmente para la atención inmediata de la población. No queda claro cómo los estados se podrán recuperar a largo plazo, pero las aspiraciones de Palacio Nacional sí son claras: cualquier recurso que no sea manejado por la federación es opaco, incluso si de ese dinero depende regresar a la normalidad después de un huracán.
