Por Isabel Perdomo e Isabella Borja, estudiantes del Semillero Unimedios-USC
Una tarde hace siete años, durante una reunión de amigas colombianas en Bellas Artes donde se cuestionaban las relaciones amorosas, a Melissa Romero y a Lina Rivera les surgió la idea de crear una marca y colectiva feminista. La llamaron Féminas Ilustradas y desde entonces, su trabajo cada vez tiene más auge, representando a las mujeres desde todas sus realidades.
Cali, Colombia, es el hogar de los movimientos sociales en el país. Según la politóloga Carolina Ardila, el feminismo “busca la transformación social y es fundamental para que las conversaciones en torno a la interseccionalidad sigan siendo diarias”.
En las últimas décadas, el “afán feminista” en las artes visuales no se ha limitado a una mera tarea iconográfica. De acuerdo con el Centro Nacional de Arte en Colombia, tanto en el ámbito académico como curatorial se ha realizado un trabajo importante de revisión historiográfica, un ejercicio que ha consistido en volver a examinar la manera en la cual la historia ha sido construida y escrita por los centros de poder”, se lee en el CNAC.
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La experta en estudios de género Luz Elena Luna, también considera que gracias al feminismo las mujeres gozan de muchos derechos que antes no tenían y que “históricamente ha apuntalado fuertemente la transformación social y ha aportado a mermar brechas de inequidad”.
Cimientos de un proyecto feminista
Es una de esas tardes cálidas de la ciudad de Cali no es extraño que las calles del barrio San Antonio cobren vida.
Subiendo por una calle empinada y al lado de la iglesia de San Antonio, se encuentra la casa de las ilustradoras. Al entrar, una variedad de carteles en apoyo a la mujer y entre saludos y risas, la tarde entre mujeres feminista comenzó.
“No es algo fácil dar el primer paso, porque nos cuestionamos si somos o no feministas. También, en algún punto pensamos en si estaba bien mercantilizar el feminismo, pero no es eso, nosotras visibilizamos problemáticas”, argumenta Melissa Romero, una de sus fundadoras.
La historia de Lina y Melissa se remonta a hace 12 años, cuando estudiaban diseño gráfico en la Corporación Universitaria Autónoma de Nariño. “Es curioso, nos conocimos porque nos tocó hacer un trabajo en equipo e hicimos una marca que llamamos Melina. Desde ahí nos volvimos amigas, con la idea de realizar un proyecto como ilustradoras; es bonito, porque a pesar de que nos conocimos hace mucho tiempo, pudimos formalizar esto”, declara Lina, una de las emprendedoras.
Melissa quería hablar de las mujeres populares en Cali y como Lina había pasado por una relación tormentosa, decidieron crear una colectiva feminista; “empezamos a visibilizar nuestra sangre indígena, además de dificultades étnicas, culturales y socioeconómicas desde la ilustración”, explicó Melissa.
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Al acabar el año 2016, Lina y Melissa se enfocaron en la realización del proyecto y sacaron 12 libretas encuadernadas a mano. Con gran emoción en su rostro, Lina confirma que “fuimos de las primeras en hacer productos con la participación de grupos populares y mujeres étnicas. Era empezar desde nuestros sentires”.
Féminas Ilustradas es una marca que se enfoca en la visibilización de la pluralidad de la mujer y personas que impulsan el feminismo. Sus creadoras proyectan su ideología en sus productos que van desde pósters, libretas, stickers y pañoletas hasta bolsos.
Las mascotas son parte crucial en sus vidas; tienen un gato llamado Anubis y una perrita llamada Pitty y en el transcurso de la charla, esta última acompañó a las interlocutoras como si encabezara la colectiva.
Parte de la tarde ya había transcurrido y estando fascinadas por las vivencias de cada una de las emprendedoras, surgió una curiosidad por saber la razón del nombre Féminas Ilustradas.
Ellas explicaron que fue una lluvia de ideas porque “no queríamos ponerle el nombre de Mujeres y como féminas es un buen sinónimo, decidimos que era algo que nos representaba”.
Conversar entre nosotras, un acto de sororidad
Además de productos artesanales con el feminismo en cada detalle, Féminas Ilustradas es también una colectiva donde se reúnen mujeres para conocerse, charlar, exteriorizar sus vivencias.
Recordando tiempos pasados, en medio de la nostalgia, Melisa relata cómo su interés por el feminismo empezó a raíz de un semillero de género dictado por la profesora Luz Elena Luna. Comenta que “como mujeres tenemos mucho en común desde toda nuestra construcción social”.
En el caso de Lina, también vio clase de escritura creativa con la misma maestra Luna, donde daba bases de género. “Allí me di cuenta de que se normalizaban abusos y violencias y lo triste de reconocer cómo las mujeres compartimos esas similitudes”.
Varias organizaciones no gubernamentales las pusieron en contacto con mujeres indígenas colombianas Nasas y mujeres afrodescendientes de Buenos Aires, Cauca. También hicieron cartografías con comunidades del departamento del Valle del Cauca.
Respecto a estos encuentros entre féminas, recordaron con mucha tristeza, como ellas les contaron las vivencias y violencias que vivieron en su momento con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y grupos paramilitares de la región.
“Una de ellas, cantautora y mayora, contó la historia de su canción La Caja. Relataron que al ver a los paramilitares, las madres metían a sus hijos encerrados en una caja para que no se los llevaran, lo que nos impactó y se nos aguaron los ojos”. Fue una historia dura de recordar, cuenta Lina.
Feminismo para la inclusión
Después preguntamos por la razón para hablar de un feminismo interseccional. Melissa responde que “cuando transitas por el movimiento te llega mucha información sobre feminismo blanco y nosotras no nos sentíamos acogidas, porque somos mujeres con características indígenas, de barrios populares, por lo que no son las mismas dinámicas.
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“Queríamos transmitir algo que nos hiciera sentir identificadas, no solo a nosotras, también a nuestras abuelas y mamás. Lina agrega que “el feminismo será transfeminista o no será. El feminismo será antirracista o no será”.
En esto concuerda la profesora Luna a quien buscamos después para entrevista. “Es importante, porque permite deconstruir la categoría hegemónica de mujer y mirarla a luz de múltiples experiencias. Nos permite hablar de las mujeres en sus formas más particulares”.
Respecto al tema ecológico, Féminas Ilustradas explican que usan materiales amigables con el medio ambiente y los ingresos de la marca los invierten en insumos para la misma microempresa. “Nosotras tratamos a Féminas como una persona más, somos dos, pero dividimos las ganancias en tres”, comenta Melissa.
Las artistas consideran importante su trabajo sobre todo porque sus clientas se sienten identificadas y conectadas con lo que hacen. Una de ellas, Mónica Home, asegura que conoce a la colectiva hace un par de años y le gustan sus productos porque “son totalmente creativos y revolucionarios, hablan por sí solos. Me encanta sentir las miradas de curiosidad de quienes los ven, además de que se alinean perfecto a la labor que acompaño con las mujeres,” resalta.
Finalizando la tarde, la conversación se centra en los planes a futuro: “tenemos muchas ideas, queremos sacar una nueva colección, hacer posible el micro relato de lo que vivimos nosotras con el desamor”. Porque, como recalcan durante todo este encuentro, a través de la imagen las ilustradoras quieren tener la vocería sobre el feminismo y su revolución.
