¿Podrá otro ex gobernante de la CDMX ganar la Presidencia (como hizo AMLO)?

Compartir:

- Advertisement -

Andrés Manuel López Obrador es hasta ahora el único personaje que ha sido Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, y que ha logrado llegar a la Presidencia debido a que este cargo le dio gran proyección a nivel nacional, de 2000 a 2005, y además porque la capital le sirvió como laboratorio para su actual manera de gobernar el país.

Analistas políticos nos explicaron que fue a partir de 1997 cuando el eje del poder nacional se ubicó en el gobierno de la Ciudad de México, luego de que por primera vez el electorado de la megalópolis pudo elegir libremente a su mandatario (el perredista Cuauhtémoc Cárdenas), pues previamente el cargo era designado por el Presidente en turno.

“Desde entonces, la Jefatura de Gobierno ha sido la principal cantera de la llamada ‘izquierda’, aunque solamente han pertenecido a esa tendencia Cárdenas (izquierda nacionalista); Rosario Robles (maoísta); Alejandro Encinas (ex del Partido Comunista Mexicano); y Marcelo Ebrard (socialdemócrata)”, nos dijo el sociólogo por la UNAM Jesús Villegas.

Por su parte, el doctor en Historia Moderna y Contemporánea Diego Bautista nos recordó que antes de que existiera la figura de la Jefatura de Gobierno, el Distrito Federal fue encabezado por una serie de regentes “que fueron palancas o correas de transmisión del poder político del entonces partido de Estado, el PRI, tal como lo fue Ernesto P. Uruchurtu”, conocido como el “Regente de Hierro” y quien gobernó la capital durante 14 años (de 1952 a 1966).

Te recomendamos: Claudia Sheinbaum en el laberinto de la sucesión

La época del “dedazo”

Jesús Villegas, quien es autor del libro CCH Oriente: los años del autogobierno (1972-1975), nos señaló que desde la década de 1940 y hasta el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1988), “solamente existió una forma de ascenso a la Presidencia: el llamado ‘dedazo’, según el cual el elegido tenía que ser de la absoluta confianza y simpatía del Presidente en funciones, debía ser abogado y haber sido secretario de Gobernación. El eje del poder estaba en esa secretaría”.

Respecto a quienes fueron regentes del Distrito Federal en la segunda mitad del siglo pasado, el también analista político nos apuntó que “ni Uruchurtu, ni Carlos Hank González (en el cargo entre 1976 y 1982) manifestaron abiertamente su aspiración presidencial; sus nombres se mencionaron como parte del abanico de posibles candidatos, ya sea por el propio Presidente para esconder y proteger a su elegido o por la ‘comentocracia’ de la época”.

Villegas precisó que Uruchurtu no era abogado, sino militar, y que por la masacre de Tlatelolco de 1968 “sabía que no tenía posibilidades” (aunque ya había sido orillado a renunciar al cargo dos años antes); mientras que Hank tampoco estudió leyes, era profesor normalista, y tenía en su contra la limitación constitucional de que no era hijo de padre mexicano, lo mismo que (el ex secretario de Gobernación y de Educación) Jesús Reyes Heroles”.

Las ventajas de López Obrador

“En la época contemporánea, López Obrador es el único que ha podido utilizar el trampolín de haber gobernado la Ciudad de México para llegar a la Presidencia, aunque no inmediatamente. Creo que tuvo que ver con el saldo positivo que su administración dejó para muchos en la capital, pero también porque a la ciudad la proyectó como un germen o un ideal de cómo iba a gobernar el país (por ejemplo con las mañaneras o sus programas sociales)”, nos explicó el también investigador de políticas públicas laborales Diego Bautista.

Quizá te interese: Los 5 pendientes del gobierno de Claudia Sheinbaum con las mujeres

Mientras que Jesús Villegas nos apuntó que haber sido Jefe de Gobierno fue la “verdadera plataforma de lanzamiento” para que López Obrador ganara la Presidencia en 2018: “recordemos que estuvo en campaña permanente 18 años; que los partidos políticos, PRI y PAN, frustraron y cansaron a la sociedad hasta caer en una crisis que los alejó del poder de la Presidencia y de algunas gubernaturas”.

El sociólogo enumeró otras condiciones que hicieron atractivo para el electorado al entonces candidato presidencial: “su discurso anticorrupción, su beligerancia contra la élite del poder político y económico; su mensaje directo, populachero y emotivo; la falta de liderazgos en la oposición; el hartazgo de la sociedad con los políticos corruptos del sexenio de (Enrique) Peña Nieto; la creación de Morena, que desfondó al PRD; las alianzas con derechas, izquierdas, religiosos, empresarios y priistas”.

En lo anterior coincidió el también maestro en Estudios Laborales Diego Bautista, quien comparó la lucha por la Presidencia por parte de Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador: “el ingeniero (Cárdenas) no pudo llegar (en el año 2000) por la debilidad de su partido (el PRD), el cual nunca alcanzó márgenes de votación más allá del 15%, muchos de ellos muy focalizados en la CDMX y pocos estados más; mientras que las energías de transformación, de lo que se llamó la transición democrática, fueron canalizadas por la derecha panista”.

En comparación con López Obrador -nos precisó Bautista- “la candidatura de Cárdenas se desgastó conforme iban pasando los años, y al revés, la candidatura del actual Presidente fue tomando cada vez más fuerza y creando más estructuras organizativas que le posibilitaron lograr los más de 30,000,000 de votos en 2018”.

También puedes checar: Ciudad de México, la arena donde se disputa la sucesión presidencial

…Pero también puede haber desventajas

Finalmente, consultados sobre si Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera tendrían ventaja sobre sus adversarios -en caso de ser candidatos presidenciales- por haber gobernado la capital del país, Bautista y Villegas nos aclararon que los presuntos malos resultados de sus gestiones podrían ser contraproducentes para sus aspiraciones políticas.

“Es algo que también les puede jugar en contra; con las recientes situaciones en el transporte público, en el Metro, o si hay percepción de corrupción e inseguridad, pues esto puede afectarles. Por ahora es una ventaja (gobernar la CDMX), aunque rápidamente se puede convertir en desventaja. En el caso de Sheinbaum, su mejor acto de campaña podría ser gobernar bien la ciudad, pero no ocurre así: se desvió más hacia cuestiones propagandísticas”, nos dijo el especialista Diego Bautista.

Por su lado, el politólogo Jesús Villegas nos apuntó que se pretende utilizar otra vez a la Jefatura de Gobierno como plataforma de lanzamiento, pero ahora de Claudia Sheinbaum: “el Presidente la escogió por su perfil obediente, sumiso y protector para cuando él deje el poder”.

El ex académico concluyó que la actual Jefa de Gobierno “no ha brillado como estadista, intelectual, conocedora del Derecho o del ejercicio del poder. Tampoco se le conoce alguna iniciativa política que pudiera convertirse en el sello personal de su ejercicio político o de su Presidencia”.

SUSCRÍBETE A NUESTRO NEWSLETTER

Recibe las noticias más relevantes de México cada mañana, inicia tu día informado.