Los gastos en vivienda no son iguales para todos

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Emilia es madre de dos jóvenes estudiantes, trabaja en una tienda de ropa toda la semana. Su esposo no tiene trabajo. Cada mes se las ven negras para pagar los gastos que surgen en su vida diaria.

El principal soporte de la economía de su familia se perdió cuando despidieron a su esposo, hace unos cuantos meses, sin que a la fecha los recibos de pago y las deudas se detengan.

Esta realidad la comparten miles de familias en nuestro país, que tienen que gastar gran parte de sus ingresos en pagar la renta, los servicios básicos de su casa, la educación de los hijos, el transportarse, los servicios de salud y la comida, dejándolos con muy poco dinero para disfrutar su tiempo libre o dedicarlo al ahorro.

Sin embargo, como lo hemos demostrado a través de nuestro especial, las cosas no las viven igual todos los mexicanos. En esta quinta entrega te contamos como a los que menos tienen les sale más caro pagar los servicios básicos de vivienda (renta, luz, agua, gas y predial).

Mientras que a las personas más pobres del país dedican en promedio 11.2% de su ingreso para pagar por estos servicios, la población con más ingresos solamente dedica 4.5% del suyo. Una proporción del doble entre un grupo y otro. 

Además descubrimos que aunque existe subsidio en el cobro de la luz, quienes se benefician son los hogares más ricos —aún cuando se creó con el objetivo contrario, ayudar a los que menos tienen—.

Para revisar nuestra entrega sobre gasto en salud da click aquí, sobre gasto en educación aquí, para el especial de gasto en transporte aquí y para el especial de gasto en alimentación aquí.

Desigualdad en la vivienda

El equipo de Verificación y Datos de Cuestione analizó la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2018 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y descubrió que los hogares mexicanos —donde viven en promedio 3.6 habitantes con un ingreso mensual, entre todos, de poco más de 16 mil pesos destinan 7.5% de lo que ganan a pagar la luz eléctrica, el gas, el agua, el predial y la renta.

Esto equivale a un gasto promedio de mil 200 pesos al mes. Sin embargo, para ver el panorama completo, ordenamos a los hogares por los ingresos que reportan —desde los más pobres hasta los más ricos— y dividiéndolos entre 10, obteniendo un sistema de medición conocido como deciles de ingreso.

Bajo este criterio, en donde el decil I incluye a los hogares más pobres y el decil X a los más ricos, se puede observar la brecha que existe en el gasto de servicios básicos y que afecta a las personas más pobres.

Mientras el decil con más ingresos (decil X) destina en promedio 4.5% de su dinero para pagar los servicios básicos de su casa, el decil más bajo (decil I) gasta 11.2% de los suyos, es decir, los pobres dedican una proporción de su ingreso 2.5 veces más grande para poder tener un lugar donde vivir con agua, luz y gas.

Juan Antonio Bazán, internacionalista y consultor en comunicación y estrategia digital para el proyecto de la sociedad civil de USAID, resalta que “al ser muy precarios los ingresos en los deciles más bajos, cualquier gasto representará una reducción importante en la capacidad de estas personas para satisfacer otras necesidades”.

Añade que “la ventaja por ingreso que poseen los deciles más altos, hunde a las personas de ingresos más bajos en un círculo de pobreza, que aumenta de manera importante la brecha de desigualdad entre ricos y pobres”.

Finalmente, el internacionalista comentó que “no todos los hogares reciben estos servicios y los que lo hacen no siempre reciben algo de buena calidad”.

¿No que había subsidio?

Para hacer un análisis más preciso, comparamos los gastos en dos categorías: renta y predial, por un lado y agua, luz y gas por el otro

Como se puede ver en la gráfica, en ambas clasificaciones al decil más pobre de la población le cuesta más poder pagar por estos servicios. Mientras los hogares con más ingresos dedican 2.42% de su ingreso al pago del alquiler y predial -impuesto por poseer una vivienda-, las familias más pobres lo hacen con 3.82%

Sin embargo, aunque en el gasto en servicios de agua, luz y gas, existen subsidios al cobro de electricidad, los hogares con menos ingresos dedican una proporción de su ingreso tres veces más grande (7.4%) que los hogares con más ingresos (2.04%).

Para Juan Antonio Bazán esto es muestra de que el gobierno está fallando en su labor ya que “los subsidios a la vivienda están mal administrados y no son suficientes, provocando que los deciles más bajos de la población no puedan utilizar, aprovechar y disfrutar” de otros bienes y servicios.

Bazán concluye que “esto deja un margen muy limitado para el desarrollo de otras capacidades como la educación, la salud o la seguridad social que, en deciles más altos, si pueden ser cubiertas sin tantas limitaciones”.

Aunque la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ha demostrado que acciones como este apoyo a la tarifa de luz eléctrica beneficia a los que más ingresos tienen, el subsidio en el cobro de la luz sigue exsitiendo sin que haya pruebas que demuestren que ahora sí los más necesitados serán los realmente beneficiados.

Si es verdad que con este gobierno van “primero los pobres”, ¿deberíamos esperar cambios importantes en la política social? ¿cómo evolucionara la desigualdad bajo la cuarta transformación?

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