Emigrar en América Latina: una forma moderna de abandono parental

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Por: Lizet Ordoñez Quiñones y Anny Mitchell Guamanga, estudiantes del Semillero Unimedios—USC

Durante siglos, la emigración ha sido una realidad en la historia de la humanidad, pero en los últimos años ha cobrado mayor fuerza debido a la globalización y la búsqueda de mejores oportunidades laborales o de vida en otros países. Esto hace que muchos padres emigren en busca de estabilidad financiera, para darla a sus hijos, pero puede ocurrir el efecto contrario y convertirse en una forma de abandono.  

En los hogares colombianos es común observar esta situación. Las razones más frecuentes son migrar a países con economías fuertes para conseguir empleo; mejor calidad de vida; mejores oportunidades educativas y servicios médicos; crisis económicas, guerras y conflictos; desplazamiento forzado y delincuencia organizada.  

En muchos casos, los padres migrantes dejan a sus hijos a cargo de familiares o amigos, quienes asumen el papel de cuidadores pero también hay casos en los que los hijos se quedan solos. 

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Los cuidadores

Esto le sucedió a Junior Caniquí, de 19 años, un joven cuya madre vive en Chile desde hace cinco años. “No cuento con un cuidador, por el momento me encargo de cuidarme solo”, relató.  

Los cuidadores cumplen un papel importante en la decisión de los padres migrantes, pues son una fuente fundamental en la crianza de los niños y adolescentes. Este es el caso de Florencia Micolta, cuidadora de sus seis nietos, quienes tienen a sus padres en el extranjero, “ellos me envían el dinero para la alimentación y demás necesidades”, dijo. 

Así mismo, la situación de emigración de su hija trajo tristeza a su vida. Micolta comentó que “esta situación me afectó demasiado, porque en general soy muy apegada a mis hijos y nietos, me dio muy duro que ella se fuera”. 

El impacto psicológico de irse… sin hijos

Yhaesly Moya, trabajadora social del Instituto Ángeles de Dios, en Cali, Colombia, explica que emigrar puede tener un gran impacto en quienes se quedan en el país de origen y “existen diversas formas en que puede afectar a las familias como separación, estrés emocional, problemas financieros y cambios en la dinámica familiar”.   

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El Instituto Ángeles de Dios, ayuda a sanar las heridas que deja la violencia urbana y el conflicto armado en las vidas de al menos 1,200 niños y jóvenes del oriente de Cali, al suroccidente colombiano.

Los problemas emocionales asociados a la migración de madres y padres de familia, afecta especialmente a los niños y adolescentes, quienes son vulnerables a la falta de afecto y cuidado de sus padres. Durante el 2018, más de 400 niños y niñas fueron separados de sus padres migrantes en la frontera entre México y Estados Unidos y quedaron en riesgo de no volver a verlos. 

Algunos hijos ven a sus padres emigrar al menos dos veces en sus vidas, buscando nuevas posibilidades en el extranjero en etapas diferentes, como la niñez y la adolescencia. Fabiana Madrid, por ejemplo, es hija de una mujer que viajó primero a Chile, regresó a Colombia y recientemente se fue a España.

Cuenta que “al ser tan pequeña no comprendía nada, pero conforme fue pasando el tiempo me di cuenta de que me faltaba el cariño materno, ya que veía a los otros compartir con sus familias”.  

Agregó que la relación con su madre no es igual a cuando vivían juntas, en su infancia, porque “las personas somos seres cambiantes, así que la persona que solía conocer ya no está y tocó empezar a conocerla de cero”.  

Fabiana decidió irse a España para estar con su madre: “Ahora estoy viviendo con ella, pero en ocasiones es difícil la adaptación en este país, ya que entré a un entorno el cual no conocía”.  

En algunos casos los hijos de padres migrantes se ven obligados a asumir responsabilidades que no les corresponden, como cuidar a sus hermanos menores, lo que puede afectar su desarrollo emocional, académico y limitar sus oportunidades a futuro, advierten sicólogos.   

Por otra parte, los padres emigrantes viven un proceso difícil al adaptarse a un nuevo país, enfrentándose a una cultura y un estilo de vida diferentes, que llevan a desencadenar múltiples emociones. 

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La psicóloga Lorena Porras asegura que la emigración no solo es la causante de desgaste emocional, sino que parte de un conglomerado de acciones y traumas, antes, durante y después del proceso, “lo que lleva a una alteración en el comportamiento presentado rasgos de ansiedad o en su defecto ser diagnosticado con el trastorno”.  

Jenny Micolta emigró a Chile hace más de ocho años, dejando a sus tres hijos a cargo de su madre para buscar oportunidades laborales y poder establecerse en ese país. 

“Realmente estar lejos de mi familia me ha afectado demasiado, no poder estar en los momentos importantes me da muchísima tristeza que me deja el ánimo por el piso queriendo estar con ellos en cada momento”, relató la mamá. 

Igualmente, los niños y adolescentes también se ven afectados por la falta de contacto con sus padres, lo que puede generar sentimientos de abandono, rechazo, baja autoestima e incluso problemas de salud mental. 

Para evitar situaciones de mayor escala en la salud mental de padres emigrantes, cuidadores e hijos, Porra recomienda la técnica lacaniana que consiste en exteriorizar las emociones mediante el uso de la palabra, con ayuda psicosocial, lo que “va a permitir centrarse más en sí mismo, ignorando el exterior y la problemática que lo aborda, formando expectativas a futuro y previniendo la depresión”.  

La tecnología en la distancia no siempre vincula

Generalmente los padres pueden mantener el contacto con sus hijos a través de medios tecnológicos como las videollamadas, pero esto no siempre es fácil, debido a las grandes distancias y a la falta de recursos tecnológicos en algunos países. 

María Caicedo, madre emigrante, comentó que “se me hace muy difícil mantener una comunicación estable con mis hijos, ya que las zonas horarias son muy distintas”. Mientras que en Colombia pueden ser las 4:00 pm, en España son las 11:00 pm, complicando así la comunicación.   

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La mamá se lamentó porque “a veces paso dos o tres días sin hablar con ellos, pues, salgo cansada del trabajo y ya es muy tarde para llamarlos y cuando tengo espacios ellos están ocupados”.   

La emigración es una opción que muchas personas en Colombia consideran para mejorar sus condiciones de vida, ofreciendo nuevas oportunidades de trabajo y un mayor nivel de ingresos, lo que podría ser una bendición para muchas familias. Sin embargo, es importante recordar que salir del país también tiene sus desventajas, especialmente cuando se trata de dejar a los hijos atrás, causándoles abandono emocional. 

Mientras tanto, los padres y madres de familia que emigran deben esforzarse por mantener una comunicación regular con sus hijos y hacer todo lo posible para asegurarse de que estén bien cuidados en su ausencia.   

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