El 26 de julio de 2023 un grupo militar dio un golpe de Estado en Níger, uno de los países africanos más pobres y sobreexplotados por la extracción de metales raros utilizados en la generación de sistemas de energía nuclear por naciones occidentales, principalmente Francia, de quien solía ser colonia.
Aquel día Mohamed Bazoum, presidente de Níger elegido en los comicios de 2021, fue retenido dentro del palacio de gobierno y el general Abdourahamane Tchiani, quien antes fuera el jefe de la seguridad presidencial, tomó el poder, anunció el cierre de las fronteras y el retiro del suministro de uranio a Francia.
“La situación en Níger es bastante complicada después del golpe de Estado. Hay varios pronunciamientos internacionales respecto, el más enfático es el de Emmanuel Macron y el gobierno francés dado el pasado colonial que tienen con Níger y los intereses económicos en Níger”, nos dijo Daira Arana, especialista en relaciones internacionales y militarización, también directora regional de Global Thought, una organización de análisis de asuntos internacionales.
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El 70% de la energía que utiliza Francia proviene de las centrales nucleares que requieren uranio para funcionar- Níger tiene el 5% de la producción mundial de este metal y es el principal proveedor de Francia. En respuesta al golpe de Estado, tanto Francia como Estados Unidos amagaron con retirar el apoyo humanitario a Níger que representa el 40% del presupuesto del país.
Occidente y la CEDEAO buscan restituir a Bazoum
Al mismo tiempo se formaron dos bandos: uno es el que integran los países de occidente y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) que intentan restituir al presidente Bazoum.
Los líderes de esta organización habían dado como plazo hasta el 7 de agosto para que esto sucediera, amenazando con un intervención armada en caso contrario, que hasta el momento no ha sido confirmada.
El 8 de agosto de 2023 el grupo militar de Tchiani dijo que no recibirán a la comitiva de la CEDEAO en Níger porque no hay las condiciones de seguridad. Los miembros de ese grupo se reunirán en una cumbre para definir qué acciones tomarán frente a la situación.
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El otro bando está conformado por algunos de los países de la región del Sahel, también llamado el “cinturón golpista de África” compuesto por Burkina Faso, Senegal, Chad, Guinea, Mauritania, Mali y Níger. Mali y Burkina Faso fueron los primeros en advertir que defenderían a Níger de una intervención armada.
“Lo que coincide es que estos mismos países también son gobernados por una cúpula militar, particularmente Mali y Burkina Faso que han referido que si se lleva a cabo la intervención armada que la CEDEAO ha mencionado, ellos intervendrán para defender a Níger. Esto podría causar un conflicto internacional donde estarían involucrados muchos países africanos y que seguramente las potencias internacionales europeas”, nos dijo Arana.
Burkina Faso y Mali experimentaron dos golpes de Estado en 2020 y Guinea en 2021, ahora con el golpe de Estado en Níger, se cierra la franja de gobiernos militares de costa a costa, desde el océano Atlántico hasta el Mar Rojo.
Este bando está ligado con Rusia en dos sentidos, primero porque el grupo paramilitar Wagner, que era liderado por Yevgeny Prigozhin, se desplegó desde 2022 en Mali y segundo porque parte de la misma ciudadanía nigerina avala el golpe de Estado, a Rusia y a su presidente Vladimir Putin porque tienen coincidencias ideológicas contra los valores que representa occidente. Tienen un enemigo en común, por decirlo de alguna manera.
“Cuando vemos estas imágenes de las protestas de la gente que apoya a la junta militar en Níger, están en contra del intervencionismo occidental, particularmente del francés, y apoyan a Vladimir Putin en esta noción de que él es como ‘el vengador’ internacional hacia la posición de las potencias europeas”, detalló Arana.
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Guerra en el horizonte
La probabilidad de que suceda un conflicto armado en la región africana es muy alta, nos dijo la especialista, porque los gobiernos militares en África no se intimidan con las acciones armadas y también los gobiernos civilies africanos tampoco cuando se tienen que tomar decisiones de esta naturaleza.
“Sí creo que puede llegar a ser una guerra importante tomando en cuenta que África es un continente con varias regiones problemáticas, una de éstas es donde está situado Níger”, detalló Arana.
Sin embargo, aunque se desate una guerra en la región, liberarse de la interdependencia económica que tienen Níger y otros países africanos con Europa no será algo que suceda de manera pronta, destacó la especialista.
Habrá que poner la atención a lo que sucede en los próximos días y a la decisión que tomen los miembros de la CEDEAO que, aunque algunos consideran que solamente está pretendiendo que van a intervenir en Níger para ejercer presión sobre este país y sus aliados, puede desatar un conflicto de gran escala que tendrá consecuencias graves para la población de países en los que de por sí reinan la pobreza y la desigualdad.
