El 1 de octubre de 2021 fue presentada en el Congreso una iniciativa de reforma que pretende darle a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) más poder. Si se llegara a aprobar, la mayor parte de la generación eléctrica en México dependería de la empresa estatal.
En esta nota explicamos que las plantas de energía de la CFE no están listas para tal encargo, sin embargo, ¿cuánto costaría a la empresa del gobierno ponerlas a punto?
Este reporte del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) hace una estimación donde analiza tres posibles escenarios. En todos ellos, la Comisión tendría que invertir sumas millonarias para generar toda la energía eléctrica que la reforma le obligaría de ser aprobada.
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¿Por qué la insistencia en centralizar la electricidad?
En 2018, la CFE tuvo una participación del 54% en la generación eléctrica de todo México. El objetivo de la iniciativa de reforma es que ese objetivo sea ahora una obligación regulatoria, en especial porque en 2020 ese porcentaje se redujo a un 38%.
De acuerdo con el informe del IMCO, la empresa estatal sí cuenta con las plantas para producir tal cantidad de energía, sin embargo, no se utilizan en toda su capacidad ya que son antiguas e ineficientes.
Millones y millones
De ser aprobada, la iniciativa forzaría a la CFE a gastar en la capacidad de las plantas para generar dicha energía que ahora producen varias empresas del sector privado, lo cual mantiene los precios que la población conoce hoy.
¿De cuánta inversión estamos hablando? El IMCO ve tres escenarios posibles. En el primero, la CFE debería invertir en una nueva planta fotovoltaica y en la renovación de al menos 14 de las 60 centrales hidroeléctricas. El resto de la demanda de la energía eléctrica se suministraría con las plantas termoeléctricas y carboeléctricas.
Todo eso representa un gasto de 512,000 millones de pesos a precios de 2021 para los años de 2022 a 2028.
En cuanto al segundo escenario, la situación es similar: se tendría que invertir en una nueva central fotovoltaica, pero en vez de renovar las hidroeléctricas, el esfuerzo se concentraría en aumentar su factor de capacidad, es decir, la capacidad de producción final de energía.
La CFE enfrentaría un costo de 406,000 millones de pesos.
El tercer escenario refleja una situación en la que la iniciativa no es aprobada en el Congreso y deja intacta la legislación energética existente. Aún así, la CFE debe comprar energía para poder suministrar electricidad. Esto le costaría 94,000 millones de pesos que, si bien es un gasto significativo, no llega a los que tal vez deba de hacer si se aprueba la reforma.
¿Qué piensa el IMCO?
Si se modifica la legislación, no se estaría fortaleciendo el sector energético, de hecho, las empresas privadas se volverían más dependientes de los subsidios del Estados y al final estarían obligadas a vender sus recursos a la CFE.
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De ser aprobada la reforma, se incurriría en gastos que son innecesarios y que el gobierno podría destinar a la larga lista de cosas urgentes por resolver en el país.
Además, el gasto tendría un impacto en las cuentas de electricidad que tendrían que pagar las personas. La producción de energía sería más cara y, por lo tanto, también el producto final.
Los y las expertas del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) afirman que no es necesario gastar recursos públicos si el sector privado puede asumir el riesgo financiero.
Pareciera que la política energética en el país no está poniendo a las personas en el centro, más bien se está enfocando en una riña que tiene el presidente con el mercado privado que al final representa una trampa financiera para la CFE, pues deberá incurrir en una inversión que no ha hecho hasta la fecha.
