Aún antes de ser electo presidente, Andrés Manuel López Obrador dijo que no confiaba en la sociedad civil. En entrevista con Milenio el 22 de marzo de 2018, el presidente señaló que ese tipo de organizaciones se utilizan para simular.
“Le tengo mucha desconfianza a todo lo que llaman sociedad civil o iniciativas independientes. El problema es que han simulado demasiado con lo de sociedad civil. Es como lo de las candidaturas independientes… que son independientes del pueblo, no de la mafia del poder”, afirmó.
Esta visión no ha cambiado. Ahora, en sus conferencias matutinas -en repetidas ocasiones- ha acusado a diversas organizaciones de la sociedad civil (OSC) de conservadoras, calificativo que generalmente atribuye a quienes tienen una postura distinta a la suya o manejan otros datos.
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Por ejemplo, el 31 de marzo pasado, declaró que el organismo Artículo 19 pertenece al movimiento conservador que está en su contra, además de estar “apoyado por el extranjero”. También el 5 de marzo de este año, acusó que la organización Mexicanos contra la corrupción y la impunidad recibe financiamiento de Estados Unidos, lo que calificó como “intervencionismo”.
“Todo lo que no se le subordina es rechazado como conservador o como fifí, hay una actitud de exclusión que no es democrática”, sostuvo el académico Facundo González Bárcenas, de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), al explicarnos cómo es que esta actitud del presidente puede dañar a la democracia.
Otra iniciativa ciudadana que ha estado en la mira del presidente es el movimiento feminista. El 7 de marzo de 2020, un día antes del Día Internacional de la Mujer, cuando cientos de colectivas se preparaban para marchar y parar labores del 9 de marzo, el presidente afirmó que detrás de estas convocatorias estaban “los conservadores”.
Para González Bárcenas “cuando hay insultos, descalificaciones, mentiras o cuando se exhibe a personajes en las conferencias mañaneras, sin que antes haya un juicio, se está lastimando a la sociedad y se están provocando heridas que van a tardar en resolverse”.
Todo esto representa una prueba para la democracia en México y hace evidente una falta de diálogo entre el gobierno federal y la sociedad civil, nos dijo en entrevista.
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Sin diálogo, en la era de la 4T
Para Rodrigo Salazar Elena, profesor-investigador y coordinador del Laboratorio de Métodos de FLACSO-México, no se ha discutido lo suficiente sobre el daño que estos discursos presidenciales han causado a la democracia y a la sociedad mexicana.
El académico advierte que este tipo de expresiones vulneran aún más las condiciones de trabajo de estas organizaciones y de la sociedad. Como lo señaló Artículo 19 : “la retórica utilizada por López Obrador ha estigmatizado sistemáticamente el trabajo de las organizaciones de derechos humanos en México, erosionando el ya grave entorno para la libertad de expresión, que lo hace uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el derecho a la libertad de expresión”.
Además de que estas descalificaciones se han materializado en decisiones políticas, por ejemplo, se ha quitado o reducido el financiamiento a las organizaciones de la sociedad civil que atienden problemáticas como la violencia, nos comentó Salazar Elena.
Una lucha por el poder
El investigador de la FLACSO también nos explicó que una sociedad civil fuerte y organizada, que persigue sus propios intereses “es un contrapeso al poder político y es un resguardo de la continuidad democrática”.
“Porque un presidente que pudiera saltarse al poder judicial controlando el poder legislativo tendría que enfrentarse a una fuerte crítica y a una fuerte oposición en las calles y en los espacios de expresión pública de la sociedad”, agregó.
Además que las OSC “ejercen, aunque sea una diminuta parte, un cierto ejercicio del poder a partir de la comunidad con la que trabajan”, nos expuso Facundo González.
Arremeten contra movimientos sociales
El 29 de octubre de este año, el mandatario federal declaró que una de las cosas que hizo el neoliberalismo “para poder saquear a sus anchas fue crear o impulsar los llamados nuevos derechos. Entonces, se alentó mucho, incluso por ellos mismos, el feminismo, el ecologismo, la defensa de los derechos humanos, la protección de los animales”.
Estos son discursos que polarizan a la sociedad y que no ayudan a resolver los problemas, aseguró Facundo González.
Ante estos embates del gobierno “las feministas se han mantenido con una actitud de resistencia muy destacada, pero también hay un grupo de ecologistas y organizaciones indígenas que se han mantenido autónomos”, indicó Salazar Elena.
Esto en un sexenio en el cual 68 personas defensoras de derechos humanos han sido asesinadas, desde diciembre de 2018 al 12 de julio de 2020, según datos de la Secretaría de Gobernación.
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Alternativas democráticas
México es un país muy diverso en todos los términos, geográficos, económicos, sociales, culturales y políticos; esa es la materia prima sobre la que un presidente debería trabajar, pues “tiene la responsabilidad de articular democráticamente a la diversidad”, resaltó González Bárcenas.
“Al gobierno le falta discutir los problemas del país con quienes no piensan como él” para llegar a acuerdos y establecer políticas públicas que sean de Estado y no sólo de gobierno o de un partido político, agregó el profesor de la UACM.
Finalmente, el académico apuntó que la alternativa es “defender la democracia, porque es una conquista civilizatoria, es un método que evita que nos matemos unos a otros por acceder a los cargos públicos o por imponer nuestra visiones frente a quienes piensan distinto a nosotros”.
Defensa que es imperante para ambos especialistas, pues coinciden en que el país vive, otra vez, una concentración del poder en el Ejecutivo.
