En México la tasa de mortalidad de tumores malignos ha ido en aumento a lo largo de la última década. El cáncer es una enfermedad que afecta a millones de personas cada año. En 2022 más del 10% – 89,574– de las defunciones registradas en nuestro país se debieron a tumores malignos, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
En 2012 la tasa de defunción por tumores malignos era de 62.04, pero para 2022 había alcanzado las 68.92 muertes por cada 100,000 habitantes.
El aumento en la mortalidad y los casos de cáncer son un problema mundial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calculó que en 2022 hubo 20,000,000 de casos nuevos de cáncer en el mundo y 9,700,000 de muertes por esto. Se estima que una de cada cinco personas desarrollará cáncer a lo largo de su vida. Uno de cada nueve hombres y una de cada 12 mujeres morirán a causa de esta enfermedad.
Según proyecciones de la OMS para 2050 se prevé 35,000,000 de nuevos casos de cáncer.
Detrás del aumento en los casos de cáncer están por un lado el consumo de alcohol, tabaco y obesidad, por otra parte entre los factores medioambientales que elevan esta estadística se encuentra la contaminación del agua y el aire.
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En el mundo el cáncer más frecuente y con mayor tasa de mortalidad es el de pulmón. En México hay una división importante entre los sexos, el cáncer de mama es el más común entre las mujeres, mientras que entre los hombres lo es el cáncer de próstata. Sin embargo, tanto en hombres como en mujeres jóvenes –entre 0 y 29 años– la leucemia es el cáncer más letal.
Un problema de salud pública
Las cifras son alarmantes y coinciden con un abandono en los servicios de salud pública en México. Entre 2016 y 2020 el porcentaje de la población sin acceso a servicios de salud casi se duplicó. En ese mismo periodo la tasa de mortalidad por tumores malignos pasó de 66.7 a 70.67 defunciones por cada 100,000 habitantes.
La detección temprana de tumores reduce significativamente la probabilidad de morir, pero esto se complica mucho para quienes no cuentan con acceso a servicios de salud. Las diferencias socioeconómicas entre países, pero también entre personas al interior de estos son un factor determinante para predecir la supervivencia de pacientes.
La posibilidad de buscar y conseguir atención contra el cáncer es también menor para quienes viven con bajos ingresos porque, en general, carecen de seguridad social o viven en regiones donde falta personal y equipo médico especializados. Una de las dimensiones más importantes del fenómeno del cáncer, en suma, es su relación estrecha y compleja con las desigualdades socioeconómicas.
Desabasto y cáncer de mama
En noviembre del año pasado un grupo de mujeres de Michoacán viajaron a la Ciudad de México para llamar la atención del país a un problema que amenaza la vida de miles: el desabasto de medicamentos e insumos para atender el cáncer de mama.
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Por siete horas estas mujeres se manifestaron en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México demandando el acceso a quimioterapias y medicamentos.
El cáncer de mama es la principal causa de muerte por tumores malignos entre mujeres. En 2022 se registraron 23,790 casos nuevos entre la población de 20 en adelante. Entre las mujeres mayores a 60 años la tasa de defunción por cáncer de mama es de 49.33 defunciones por cada 100,000 mujeres.
Este tipo de cáncer mata desproporcionadamente a las mujeres más pobres y con menos acceso a servicios de salud que faciliten una detección temprana. La OMS encontró que en países con un Índice de Desarrollo Humano (IDH) alto una de cada 12 mujeres es diagnosticada con cáncer de mama y una de cada 71 muere a causa de este. Mientras que en los países con un IDH bajo solo una de cada 27 mujeres recibirá este diagnóstico, pero una de cada 48 morirá por cáncer de mama. Es decir, los países más pobres diagnostican menos y pierden a muchas más mujeres que los países ricos.
En México, la inversión para tratar el cáncer de mama en el IMSS ha aumentado en los últimos años, pero también lo han hecho el número de pacientes y la tasa de mortalidad, encontró el Instituto Méxicano para la Competitividad (IMCO) en 2023.
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En 2022 la Secretaría de Salud reportó en todas las instituciones de salud pública, “un promedio de dos consultas al año por cada nuevo caso” de cáncer de mama, en 2019 y 2020 las consultas anuales por caso nuevo fueron de ocho y nueve, respectivamente, señaló también el IMCO.
Por otra parte la Auditoría Superior de la Federación descubrió un problema grave de control y seguimiento en los programas contra el cáncer de mama, así como en el registro de muertes y casos que se dan en las instituciones del seguro social.
Sin datos claros sobre la magnitud del problema, con un sistema cambiante y sin los insumos necesarios para prevenir, detectar y tratar el cáncer de mama, la situación es cada vez más preocupante para las mujeres mexicanas.
El abandono del Estado
El gobierno actual ha emprendido la misión titánica de federalizar el sistema de salud pública en México, también ha dicho estar comprometido con poner fin al desabasto y a dar a los mexicanos un sistema de salud “mejor que el de Dinamarca”.
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Sin embargo, un sistema apenas funcional sigue muy lejos de ser la realidad. La “super farmacia” con todas las medicinas del mundo, que el presidente prometió, sigue sin dar una respuesta a las personas con cáncer en México. El fracaso en la salud pública mexicana, sumada al aumento mundial en casos por cáncer, deja de frente un panorama desalentador y lleno de incertidumbre para todas las personas que tienen y tendrán cáncer en nuestro país.
