El pasado 5 de febrero el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó una iniciativa para reformar la Constitución en materia electoral y eliminar las diputaciones y senadurías plurinominales.
Con las modificaciones a los artículos 51, 52, 53, 54, 55, 56, 60, 63, 116 y 122 de la Constitución se busca reducir de 500 a 300 el número de diputaciones en la Cámara baja y de 128 a 64 curules en el caso del Senado.
En su iniciativa, el gobierno federal argumenta que actualmente hay una crisis de representatividad.
“En México, desde hace décadas, se cuestiona la legitimidad de las personas legisladoras en general, pero marcadamente de las plurinominales. En la presente iniciativa se propone un método de elección que busca mejorar la representación ciudadana depositada en las Cámaras del Congreso de la Unión con la reducción del número de sus integrantes y su elección mediante el sistema de mayoría relativa uninominal, votados de manera directa y secreta por la ciudadanía en cada uno de los distritos electorales”, indica el documento que se discutirá en la Cámara de Diputados.
Sin embargo, el investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y ex presidente del Instituto Federal Electoral, José Woldenberg, dijo en entrevista con Cuestione que las diputaciones y senadurías por representación proporcional se crearon para dar un sentido más democrático y plural en el Legislativo.
Según Woldenberg, si se concreta la desaparición de los plurinominales se corre el riesgo de fortalecer al partido hegemónico, lo cual ocurría en los tiempos del PRI como partido único.
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“Creo que en buena medida lo que está proponiendo el presidente de la República es una serie, una batería de medidas para reconstruir una especie de autoritarismo en nuestro país”, nos comentó.
“Lo que pretende es volver a la fórmula que hizo del PRI un partido hegemónico, insisto, sobrerrepresentando aquella fuerza política. Hoy eso ya no lo sostiene ni el propio PRI”.
¿Qué son y cómo funcionan los plurinominales?
A partir de una exigencia de los partidos políticos de izquierda para democratizar el sistema político mexicano la reforma política de 1977 propuesta por el entonces secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles, se contempló la introducción de diputados de representación proporcional.
A diferencia de los diputados de distrito, los cuales son llamados uninominales y se eligen por el voto directo de la ciudadanía en cada una de las 300 demarcaciones electorales que hay en el país, las diputaciones plurinominales o de representación proporcional también se votan, pero se asignan con base en el número de sufragios obtenidos por cada partido político.
La ciudadanía no vota por las diputadas y los diputados plurinominales de manera directa, sino que éstos son determinados por los partidos a los cuáles representan.
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“Hay una larga tradición en nuestro país de elegir a los diputados a través de la vía uninominal; empezó con la Constitución de 1824, la retomó la Constitución de 1857 y la de 1917, pero hay un problema con esa forma de selección. ¿Cuál es su enorme defecto? Que, dado que en cada distrito hay un solo ganador, los perdedores no tienen representación. Y lo que sucede es un fenómeno de sobrerrepresentación”, nos explicó José Woldenberg.
El ex presidente del IFE nos comentó que la sobrerrepresentación ocurre cuando un partido tiene un porcentaje de diputados mucho mayor que el porcentaje de sus votos. En este sentido, el objetivo del sistema mixto, en el que hay diputados plurinominales y uninominales, es proteger a las minorías políticas y garantizar que tengan espacio en el Legislativo.
En México, así se asignan 32 senadores en una lista nacional y 200 diputados en cinco listas regionales en cinco circunscripciones plurinominales.
“Hay en el espacio público mucho prejuicio contra los pronominales pero si los quitáramos, volveríamos a un sistema político como el que vivió México antes de la primera reforma de 1977, en las épocas de un partido hegemónico”, concluyó el investigador de la UNAM.
Plurinominales, los espacios para dirigentes partidistas, exgobernadores…
Pese a la promesa de abrir espacios a la ciudadanía, el frente Fuerza y Corazón por México -conformado por el PRI, PAN y PRD- presentó una lista de candidatos plurinominales en la que aparecen dirigentes partidistas, legisladores que nunca han llegado a la curul por voto directo y hasta ex gobernadores.
Los líderes del PAN, Marko Cortés, y del PRI, Alejandro Moreno, encabezan la lista de legisladores para el Senado bajo el principio de representación proporcional.
En esta lista también figuran Ricardo Anaya, la senadora Lilly Téllez y el gobernador de Yucatán, Mauricio Vila. Además el PRI propuso a Manlio Fabio Beltrones y Carlos Aceves del Olmo para la Cámara alta.
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Por otro lado, Germán Martínez, el ex gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, y la ex candidata presidencial Josefina Vázquez Mota, pueden alcanzar una diputación.
“Las listas plurinominales del PRI y el PAN los exhibe de cuerpo entero: No hay ciudadanos. No hay sociedad civil. No hay jóvenes. Son la vieja política”, dijo el candidato presidencial de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, cuando se dio a conocer la lista en la cual también figuran los panistas Jorge Romero y Kenia López Rabadán, quien suma más de una década en cargos de representación popular sin jamás haber sido votada en las urnas.
En Morena y sus partidos aliados, sin embargo, los plurinominales también se reparten al interior del partido, con acuerdos cupulares y procesos de “encuestas” que son poco transparentes.
Al respecto, el analista político José Antonio Crespo nos dijo que de acuerdo con la teoría de partidos del politólogo Robert Michels, los institutos políticos que buscan el poder tienen la prerrogativa de elegir quiénes serán sus representantes.
“Es parte inevitable de la lucha por el poder. Es lo que Robert Michels llamaba ‘La Ley de Hierro de la oligarquía’, es decir, dentro de los partidos, dominan las élites. Hay lucha por el poder, toman las decisiones los líderes y piensan más en sus intereses que en los intereses generales”, nos explicó.
El académico señaló que una manera para evitar este tipo de prebendas sería abrir el voto por los plurinominales y que los partidos definieran listas que pueden votar los ciudadanos, aunque sin eliminar este tipo de representación, pues de lo contrario se estaría cediendo el poder al instituto político hegemónico.
Desaparición de plurinominales dejaría ahorros por 273 mdp al año
En otras ocasiones, el presidente López Obrador ha aludido a la austeridad en el uso de recursos públicos para desaparecer este tipo de legislaturas.
Al anunciar que presentaría sus reformas constitucionales, AMLO señaló que la reforma en materia electoral y la desaparición de las candidaturas plurinominales generaría ahorros para la hacienda pública, pues además de recortar estos espacios en el Congreso también propuso reducir los gastos de campaña y el dinero que se otorga a los partidos políticos.
“Sobre los recursos, la parte que nos corresponde la vamos a obtener porque vamos a proponer más austeridad republicana porque empezamos con un plan de austeridad, nos ayudó mucho, pero pensamos que todavía podemos ahorrar más”, dijo en su conferencia matutina del pasado 17 de enero.
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De acuerdo con el tabulador de la dirección general de Recursos Humanos de la Cámara de Diputados, el sueldo de un legislador o legisladora en San Lázaro es de $75,609 pesos mensuales, por lo que la eliminación de 200 curules significaría $15,121,000 de pesos en ahorros cada mes y $181,461,000 de pesos anualmente. Estas cifras, sin contar los beneficios extra como pago de gasolina y el sueldo adicional que ingresa cada diputado de acuerdo con el número de comisiones a las cuales pertenece.
En tanto, en el Senado, con una dieta mensual base de $119,700 pesos, el ahorro obtenido tras eliminar 64 escaños puede sumar $7,660,000 pesos mensuales, lo que se traduce en $91,929,00 pesos al año.
En ambas cámaras se dejarían de erogar $273,390,000 de pesos anualmente.
-¿Cuál es la importancia de los diputados plurinominales?- le preguntamos a José Woldenberg.
– Que ayudan a atemperar los efectos nocivos de la fórmula uninominal- nos dijo.
Los pluris tienen sentido, pero los políticos los arruinaron.
