El nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, viene con una agenda más ambientalista que sus predecesores, según la internacionalista Arlene Ramírez Uresti, lo cual puede chocar con la política energética y los proyectos prioritarios del actual gobierno de México, y provocar años de tensiones y negociaciones.
Como vimos en esta nota, el gobierno federal tiene como prioridad el rescate de Pemex y CFE, lo cual ha limitado la participación de empresas privadas en la generación de energías renovables.
“Tenemos una política energética totalmente equivocada. Desde el punto de vista del cambio climático, debemos abandonar los combustibles fósiles”, dijo el premio Nobel mexicano, el ingeniero químico Mario Molina, en su última entrevista para un medio mexicano.
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Por si esto fuera poco, algunos de los mega proyectos del actual gobierno, como el Tren Maya, el aeropuerto Felipe Ángeles y la refinería de Dos Bocas, han sido cuestionados por su probable efecto negativo en el medio ambiente, como recopilamos en esta nota.
En medio de todo este contexto y con el añadido de una crisis económica sin precedentes, el principal socio comercial de México, Estados Unidos, de acuerdo con Ramirez Uresti, eligió un nuevo presidente que busca poner a su país con un rol activo en el combate al cambio climático.
¿Joe Biden logrará que la 4T cambie de planes?
La doctora en Relaciones Internacionales considera que Joe Biden tiene un estilo de liderazgo nuevo para Estados Unidos, al menos en materia ambiental, ya que desde los primeros días dejó claro que es uno de los ejes de su gobierno.
“Es un cambio radical no solo con respecto a la administración anterior, incluso frente a la del gobierno de Barack Obama, en el que él participó como vicepresidente”, dijo la experta.
Para la especialista es un golpe de timón porque Estados Unidos no solamente es, junto con China, uno de los países que más contaminan al planeta, sino que tradicionalmente se ha ausentado de las cumbres internacionales en la materia.
Es precisamente esta histórica falta de liderazgo de Estados Unidos en materia ambiental, de acuerdo con la experta, lo que ha impedido que el resto del continente americano haya avanzado en ese sentido.
Pero ahora las cosas cambian, y si el principal socio de México está comprometido en proteger al medio ambiente y en impulsar las energías renovables, estamos ante un nuevo escenario regional para llevar a cabo medidas similares.
“Esto pondrá mucha presión en la agenda mexicana sobre el tema energético y sobre el tema del desarrollo de energías limpias, y sobre todo generará nuevos frentes de tensión, porque ya hemos visto las prioridades que tiene la agenda mexicana en esa materia”, dijo Ramírez Uresti.
Además, Joe Biden tiene una herramienta clave, el acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, mejor conocido como T-MEC, en el cual se contemplan estándares ambientales.
“El TMEC entrará con mucho más escrutinio en cuanto a la revisión del cumplimiento de normas para las empresas mexicanas, no solo para cuidar la inversión extranjera y el intercambio de mercancías, además puede traer sanciones por el incumplimiento de estándares internacionales”, dijo la experta.
Y añadió que estos estándares están hechos para evitar el uso de energía contaminante, un tema que no está dentro de la agenda de políticas públicas de México, por lo tanto, el país no está impulsando el desarrollo de empresas que puedan cumplir esta regulación, también por falta de recursos públicos.
Para la experta, el gobierno federal tendrá que ofrecer garantías a las empresas mexicanas, para que entren de lleno a ser productivas con energías limpias y se eviten sanciones comerciales.
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¿Qué sigue?
De acuerdo con Arlene Ramírez Uresti, México tendrá que replantear su plan energético, como ya se ha visto con algunos temas laborales y la industria automotriz.
“Con el presidente Donald Trump la realidad es que no hubo un diálogo y tampoco hubo una relación de cooperación. Ciertamente México estuvo cumpliendo algunos requerimientos en temas migratorios pero el resto de la agenda parece inexistente”, aseguró la experta.
Ahora, con Biden al frente, la relación bilateral viene con el tema ambiental de la mano, y México hará un reajuste no solo en el discurso, sino en las políticas públicas, según Ramirez Uresti, de lo contrario correrá el riesgo de quedarse demasiado rezagado, en un momento catastrófico para la economía.
“Al gobierno le queda una tarea inmensa, no solamente para tratar de solventar los compromisos que ya se tienen en la agenda internacional, sino que además tendrá que buscar una nueva forma de cooperación bilateral”, dijo la experta, y eso incluye el tema energético.
La experta considera que, hoy más que nunca, México tiene que ceder porque además le conviene económicamente al país y a las empresas mexicanas.
Además, la especialista opina que las personas que están al frente de las políticas energéticas del país, no deben ser solo obedientes al presidente, sino sensibles a los compromisos y a las realidades del tema energético y climático del mundo.
“Porque finalmente a México se le puede bloquear comercialmente por varios frentes y quienes van a sufrir las consecuencias va a ser la gente, las y los empresarios mexicanos que no van a aguantar probables sanciones en medio de una debacle económica, no aguantarán una situación de esta magnitud”, dijo.
En cuanto a los megaproyectos, la experta considera que deben revisarse en el contexto de esta cooperación bilateral pero prácticamente son imparables, porque se les ha destinado una inversión multimillonaria y detenerlas sería tan riesgoso como la cancelación del Nuevo Aeropuerto de Texcoco.
¿Tendrán todo esto cuenta las personas al frente de las políticas energéticas y de los mega proyectos de la 4T? ¿Veremos un cambio de rumbo o veremos cada vez más tensiones comerciales?
