¿Quiénes ganan y quiénes pierden con el avance del poder militar en México?

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En 2020, el poder militar tomó tareas civiles como la distribución de libros de texto y planes en marcha como la administración de aduanas, el Aeropuerto Felipe Ángeles y el Tren Maya, lo cual podría ser riesgoso para el poder civil, más allá de los colores partidistas.

A pesar de que el Ejército es la institución en la que más confían las y los mexicanos, como vimos en esta nota, los países más militarizados comparten rezagos en materia de derechos humanos y democracia, sin importar la ideología del gobierno.

El periodista Oswaldo Zavala, profesor de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, en entrevista con Cuestione, opina que a pesar de las buenas intenciones que pudiera tener el gobierno, es preocupante el avance del poder militar.

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Zavala considera que el gobierno federal tiene la voluntad de detener la violencia y combatir los negocios que extraen los recursos naturales del país, los cuales “dejan como juego de niños al narcotráfico”.

Sin embargo, también considera preocupante la velocidad con la que el poder militar está avanzando en México: “es simultáneamente positivo y negativo para el país”. 

Parece ser positivo para el gobierno de López Obrador, de acuerdo con Zavala, “porque consigue una estrecha relación con sus Fuerzas Armadas, que en tiempos de transición es muy importante. Es la necesidad de cubrirse la espalda”. 

Pero, por otro lado, “les ha concedido un enorme poder y es muy preocupante para la sociedad civil que el Ejército vigile las fronteras norte y sur, que esté al control de las aduanas territoriales y marítimas y que, encima, vaya a tener el control y el lucro del Aeropuerto de Santa Lucía”.

¿Quién pierde con el avance del poder militar?

“Yo creo que el poder militar ha crecido a tal grado que se ha convertido en un desafío serio al poder civil en México”, nos dijo Oswaldo Zavala, autor del libro Los cárteles no existen.

Hay que aclarar que esto no brotó de la nada, según el experto. Desde el año 2000 “ha aumentado el gasto público en las Fuerzas Armadas y se le han concedido tantas prebendas a la militarización que desandar ese camino va a costar mucho trabajo”.

En ese sentido, “sí está perdiendo la batalla el lopezobradorismo”, porque su objetivo se supone que era desandar el camino hacia la militarización.

Por ejemplo, “con la creación de la Guardia Nacional intentó crear un cuerpo de seguridad que le fuera fiel (a López Obrador), en donde, aunque empezara militar, gradualmente terminarían mandando funcionarios del gobierno civil y no de la defensa ni de la policía militar”.

“El problema es que mientras llegamos a ese punto (donde retome el mando el poder civil), el poder militar se expande, porque la Guardia Nacional en realidad es un cambio de uniformes,   porque son militares dirigidos por militares”, dijo Zavala.

Además, agregó que el problema es que en la práctica los militares van por su cuenta, y un ejemplo de esto es el fallido intento de aprehensión de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín Guzmán Loera.

Parece que López Obrador “ni siquiera estaba al tanto del operativo, existía todavía una unidad del Ejército combatiendo al narco, a pesar de que el presidente había dicho que ya no iban a existir operativos anti narcóticos que buscaran aprehender a cabecillas”.

De acuerdo con Oswaldo Zavala, si el poder militar sigue avanzando se tiene que instituir una férrea revisión de cuentas por parte del poder civil.

“Y es muy difícil de hacer porque es una institución altamente cerrada al poder civil, con muchísima autonomía y profundamente dañada por corrupción sistémica en el interior. Sabemos que han desviado fondos, que solaparon crímenes de lesa humanidad, etcétera”.

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¿Alguien gana?

Según Oswaldo Zavala, que el Congreso haya aprobado que las Fuerzas Armadas hagan tareas de seguridad pública es todavía más preocupante que antes porque ahora se institucionaliza su poder.

“Por otro lado, tenemos las dos fronteras militarizadas, o sea que ya no solamente están en el territorio del narco, sino que ahora ya se dedican a cazar migrantes”, dijo Zavala.

Además, “les va a regalar el aeropuerto de la Ciudad de México, los puertos y las aduanas marítimas y terrestres”, lo cual le dará mucho control a una institución que ha sido opaca.

Por ejemplo, “se nos dice que el Cártel Jalisco Nueva Generación controla al país, pero al mismo tiempo tienes al Ejército controlando las fronteras terrestres, marítimas, aduanas y el aeropuerto, sabe quién entra, lo que entra, lo que sale y quién sale. No puede ser que por un video se diga que un cártel controla el país”.

Por su parte, Eduardo Buscaglia, experto en temas del narcotráfico, declaró a BBC que lo que sucede es que se le está compensando a las Fuerzas Armadas, las cuales exigían un presupuesto más grande, mejorar su imagen ante la población y dejar las tareas de seguridad.

Sin embargo, “como no hay ninguna otra institución funcional en México, se tiene que ocupar de la seguridad. Y como forma de compensar eso que no quiere hacer, el presidente le da proyectos aquí y allá“.

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Para el analista “el Ejército ha quedado parado como un actor político de demanda ante autoridades civiles de igual a igual. Es una situación muy grave (…) está adquiriendo un poder político en relación a las autoridades civiles fragmentadas que antes no tenía”.

Además, Buscaglia señala que ante el desgaste de las tareas de seguridad, los gobiernos tienen que compensarlos y “dar cotos de caza empresariales”, y el problema es que en este tipo de rol, “la experiencia internacional te dice que conlleva más casos de corrupción”.

El analista Leo Zukermann publicó en julio de este año que cuando las y los mexicanos elijan a una nueva persona en la presidencia, los militares “tendrán mucho que perder si es que la 4T pierde el poder: la Guardia Nacional, múltiples proyectos de construcción, la administración del aeropuerto de Santa Lucía, el control de las muy rentables aduanas y lo que se vaya acumulado en este sexenio”.

Y concluyó: “naturalmente, tendrán el interés de que continúe un statu quo que los ha beneficiado enormemente. A menos, desde luego, que la oposición les ofrezca algo mejor”.

¿Volverán las Fuerzas Armadas a los cuarteles cuando termine este sexenio? ¿O esta historia apenas comienza?

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