El poder militar y la corrupción: México imita el ejemplo de Venezuela y Cuba

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La creciente militarización en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en México, donde el Ejército ha diversificado sus funciones para incluir la gestión de aduanas, aeropuertos y administrar proyectos de gran envergadura como el Tren Maya, ha suscitado preocupaciones en torno a la concentración del poder en las Fuerzas Armadas.

La evolución y el poderío del Ejército en México ha llevado a comparaciones con naciones como Venezuela y Cuba con regímenes autoritarios  donde las Fuerzas Armadas ostentan un poder desmesurado en la vida política. 

Venezuela y Cuba se encuentran en el centro de un debate constante por parte de organismo internacionales y defensores de los derechos humanos, sobre el papel y el poder de sus ejércitos que van más allá de su función tradicional de defensa nacional. Los ejércitos de ambas naciones han estado vinculados en casos de corrupción y opacidad que han sacudido la esfera pública. 

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En Venezuela, por ejemplo, tres periodistas cuentan a Cuestione que el Ejército no está obligado a rendir cuentas, no se sabe qué recursos públicos tienen los uniformados y en el Plan Bolívar 2000 ejecutado por las Fuerzas Armadas, hubo malversación de fondos. 

Por su parte, Ricardo Pascoe Pierce, ex embajador de México en Cuba, recordó el emblemático escándalo en la isla del General Arnaldo Ochoa que sufrió un dramático revés en el año de 1989, acusado de traición a la patria por su participación con actividades del narcotráfico. 

“Terminaron siendo traficantes de oro, animales, especies protegidas, diamantes y haciendo alianzas con el narcotráfico para su beneficio personal”, recordó Pascoe Pierce. 

FOTO: CUARTOSCURO.

En el corazón de la controversia mexicana se encuentra la diversificación de funciones del Ejército, que va más allá de su papel tradicional de defensa nacional. Esto ha generado preocupaciones sobre una creciente concentración de poder en las filas militares y el riesgo que ello conlleva para la salud de la democracia mexicana.

La militarización en México y sus paralelismos con Venezuela y Cuba plantea importantes cuestionamientos sobre el equilibrio de poderes y la democracia en la región latinoamericana.

La influencia militar en Venezuela

El 2 de febrero del año 1999, Hugo Chávez se convirtió en el presidente de Venezuela, un momento que cambiaría el rumbo de la nación sudamericana. El 17 de enero de ese mismo año, Chávez realizó una visita a Cuba, un país que se convertiría en un aliado clave en su mandato. 

Para entender la fuerza del Ejército en Venezuela, el periodista y político venezolano, Pedro Pablo Peñaloza, sugiere revisar el origen del chavismo que viene “precisamente de las Fuerzas Armadas”. 

“Hugo Chávez era teniente coronel del Ejército y protagonizó dos golpes de Estado en el año de 1992, un movimiento que él siempre lo pintaba como `cívico-militar´ pero siempre se ha dicho que ha sido `militar-cívico´, donde los militares han tenido un rol fundamental desde el principio del gobierno, un punto clave para entender la influencia que el Ejército ha tenido todos estos años”, explicó el periodista en entrevista para Cuestione. 

La influencia del Ejército en Venezuela se manifiesta de manera destacada en la ocupación de militares en cargos clave en la estructura del Estado, destaca Pedro Pablo Peñaloza, y enlista un par de ejemplos. “Primero destacaría la influencia del Ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, que además es vicepresidente del área política en el Ejecutivo, una figura muy influyente en la política”.

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También hay otros cargos públicos en Venezuela ocupados por militares activos o retirados, detalla Peñaloza, como el coronel del Ejército Pedro Rafael Tellechea, presidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA); el capitán retirado del Ejército Diosdado Cabello, primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, partido del gobierno y su hermano, José David Cabello, que también es capitán retirado y actualmente es el jefe de la oficina de tributos o impuestos conocida como el Seniat. 

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El poderío militar en Venezuela se ha ido expandiendo con Camimpeg, Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas. “Después de volverse empresarios, políticos y distribuidores de alimentos, los militares venezolanos ahora también podrán ser petroleros y mineros”, escribió Daniel Pardo para la BBC News.

La presencia de los militares en Venezuela y su relevancia en temas de seguridad, “hacen que estén por encima de las autoridades civiles”, advierte Peñaloza. 

Corrupción y opacidad militar en Venezuela

“El Ejército en Venezuela en realidad no rinde cuentas. Ni siquiera en las actividades que realiza tipo propaganda política que son replicadas en sus redes sociales (…) en estos momentos no está claro cuántos integrantes tiene las Fuerzas Armadas  y cuánto es el presupuesto que consume la institución castrense”, cuenta a Cuestione Sebastiana Barráez, periodista de la sección Venezuela del medio Infobae y de los portales venezolanos Frontera Viva y Punto de Corte

El principal caso de corrupción que Barráez mencionó en la entrevista involucra al Ejército venezolano en tiempos de Hugo Chávez y se llamó Plan Bolívar 2000, “un pecado que vienen arrastrando las Fuerzas Armadas”, explica la periodista venezolana. 

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Lanzado durante el primer gobierno de Hugo Chávez en el año de 1999, el Plan Bolívar 2000 fue concebido como un programa destinado a cambiar la percepción de las Fuerzas Armadas en Venezuela, de una fuerza de represión a una fuerza de desarrollo y seguridad. 

Dirigido por el general Víctor Cruz Weffer, el programa movilizó a unos 40,000 soldados venezolanos en iniciativas contra la pobreza que incluían vacunaciones masivas, distribución de alimentos y servicios educativos. Además, se llevaron a cabo traslados de venezolanos pobres y enfermos en aviones militares de carga en busca de empleo, educación y atención médica.

Sin embargo, a pesar de sus nobles objetivos, el plan se vio ensombrecido por la corrupción. “La Contraloría General de la República hizo un trabajo realmente eficiente en ese aspecto y logró identificar que de 24 generales que manejaban el Plan Bolívar 2000, por lo menos 21, estaban involucrados en actos de corrupción o malversación de los dineros”, agrega Barráez. 

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¿Cuáles son los riesgos y amenazas para cualquier país que el Ejército tenga tanto poder? Pregunta Cuestione a Javier Ignacio Mayorca, periodista venezolano especializado en criminalistica y consultor en temas de seguridad ciudadana. “Son múltiples”, responde el comunicador pero hace hincapié en una, la corrupción. 

– “Existe el riesgo de todo tipo de corruptelas al no haber contralorías y al no existir una sujeción al poder civil, las fuerzas armadas pueden hacer con los recursos que le asignen, prácticamente lo que le dé la gana”, puntualiza.

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Entrevistados por separado, Pedro Pablo Peñaloza, Sebastiana Barráez y Javier Ignacio Mayorca, le cuentan a Cuestione que ahora hay otros casos de corrupción donde el Ejército se ha visto involucrado en escándalos relacionados con la importación de alimentos en Venezuela donde aparecen “altos jerarcas de las fuerzas armadas que ocupaban cargos en el Ministerio de Alimentación”.  

Los militares en Cuba: su papel y múltiples tareas

Cuba es conocida por su sistema socialista y un elemento fundamental en su estructura política y de gobierno es la influencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y el Ministerio de las Fuerzas Armadas (MINFAR). A lo largo de décadas, el Ejército en Cuba ha desempeñado un papel multifacético que va más allá de su función tradicional de defensa nacional.

“Las Fuerzas Armadas de Cuba son revolucionarias, es decir, nacen del proceso político que lideró Fidel Castro a finales de los años 50 del siglo pasado y por ende, son unas fuerzas armadas que están diseñadas para la protección de un régimen”, comentó en entrevista Ignacio Mayorca. 

Ricardo Pascoe Pierce, ex embajador de México en Cuba, recurre a la naturaleza del Estado cubano para entender el papel de las Fuerzas Armadas de la isla. “Es la de un Estado armado, militarizado y en estado de guerra permanente donde mujeres y hombres han estado en contínuo entrenamiento militar”.

Desde sus inicios en 1959, las FAR, el Ejército de Fidel Castro, “han sido la única garantía realmente indispensable de su régimen, así como la institución oficial más poderosa, influyente y competente de Cuba”, escribió Brian Latell, profesor de la Facultad de Relaciones Exteriores de la Universidad de Georgetown.

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En el ensayo El ejército cubano y la dinámica de la transición del académico Latell, se explica que el sistema militar cubano está altamente centralizado y subordinado al Partido Comunista de Cuba (PCC), liderado históricamente por figuras como Fidel Castro y su hermano Raúl. 

El MINFAR actualmente está dirigido por el General del Ejército Álvaro López Miera y  controla una serie de áreas clave, incluyendo la defensa nacional, la seguridad interna, la producción y distribución de bienes estratégicos, así como importantes segmentos de la economía.

Cuba y su Ejército empresario

El Ejército en Cuba es totalmente empresarial y su intervención está en todos los sectores importantes: en el sector turístico, hotelero, las líneas aéreas, en la importación y exportación de productos, “no existe un sector de la economía cubana que no tenga la intervención de mandos del Ejército en su desarrollo”, cuenta a Cuestione el ex diplomático Pascoe Pierce.

En Cuba, los militares no solo tienen un papel en la defensa nacional, sino que también están involucrados en actividades económicas. Empresas como Grupo de Administración Empresarial S.A (GAESA), un monopolio empresarial controlado por las FAR, tienen participación en una variedad de sectores, desde el turismo hasta la construcción y el comercio exterior. Esta dualidad de funciones militares y empresariales ha llevado a que las FAR ejerzan un poder económico significativo en la isla.

Además, los militares cubanos, como en Venezuela, también desempeñan un papel político vital. El Partido Comunista de Cuba tiene una estructura jerárquica donde los líderes militares ocupan puestos de alto rango. El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, si bien es civil, es respaldado por líderes militares de alto nivel. 

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Las FAR y el MINFAR también tienen un papel importante en el control social y la seguridad interna. Participan en la vigilancia y la represión de la disidencia política, y su influencia se extiende a la administración de cárceles y prisiones en el país.

¿Es bueno o es malo que el Ejército se involucre en tantas tareas? le preguntamos a Ricardo Pascoe. El ex embajador considera que no es sano tener un Ejército multifacético porque las Fuerzas Armadas “no deberían ser el gran empresario de las industrias nacionales”. 

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“Los Ejércitos no están construidos ni adiestrados para ser empresarios de empresas sino que están pensados para tareas de seguridad nacional y ni siquiera deberían estar en labores de seguridad pública”, advierte Ricardo Pascoe. 

Cuando los militares se convierten en empresarios y se encargan de tareas de seguridad pública, Pascoe Pierce sabe que un país navega sobre aguas peligrosas. El riesgo está en lo inevitable; “que se construya un régimen político autoritario”.

¿Qué le dirías a México desde la experiencia cubana con respecto al exceso de poder del Ejército? le vuelve a preguntar Cuestione a Ricardo Pascoe. 

– “Que es gravísimo lo que está haciendo el presidente López Obrador con el Ejército porque nos podría llevar a una dictadura cívico-militar, donde no solamente les da enormes recursos, negocios, sino que bajo la tesis de Seguridad Nacional, les permite hacer negocios sin rendición de cuentas y es ahí donde se empieza a tocar terrenos peligrosos”, puntualiza el ex embajador. 

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