“La mejor política exterior es la interior” ha afirmado Andrés Manuel López Obrador en múltiples ocasiones. Bajo este principio ha explicado el rol secundario que México ha tomado en el escenario internacional en los últimos años.
Su ausencia en foros internacionales no ha pasado desapercibida y aunque mantiene diálogo constante con muchos otros países, la proyección de México al mundo ha disminuido significativamente durante su gestión.
El pasado 23 de septiembre la intervención de México en el periodo 78 de la Asamblea General de las Naciones Unidas fue realizada por la canciller Alicia Bárcena Ibarra. Mientras otros presidentes de la región como Gustavo Petro de Colombia, Lula da Silva de Brasil y Gabriel Boric de Chile, aprovecharon los ojos del mundo para plantear su agenda internacional, el presidente mexicano prefirió no participar y dejar en las manos de Bárcena el evento.
¿Qué perdemos con un presidente aislacionista?
El presidente no está del todo equivocado al afirmar que la mejor política exterior es la interior, “para tener una buena política exterior es fundamental tener también claridad sobre las políticas internas”, pero esto es solo “la mitad de la ecuación” ya que “la mejor política interna también es una buena política exterior porque históricamente la política exterior, para un país como México, es una palanca para el desarrollo nacional y de los principios de México en el mundo”, nos explicó el Dr. Jorge Schiavon, coordinador en Programa Interdisciplinario en Estudios Migratorios en el CIDE.
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Para México las relaciones diplomáticas son mucho más que meras formalidades. En los años ochenta y a lo largo de los años noventas, México tomó la decisión de liberalizar la economía y abrirse al comercio con otros países, sobre todo, Estados Unidos. Es por esto que México es tan dependiente de lo que sucede en el exterior e ignorar a la comunidad internacional no es una opción.
De igual forma una participación activa en el escenario internacional “fortalece la capacidad de atracción de inversiones, promoción de exportaciones, cooperación internacional para el desarrollo y buena comunicación con las comunidades y mejorar las relaciones bilaterales”, dijo el también profesor de la Universidad Iberoamericana.
El nuevo rol de México en el mundo representa “una pérdida de oportunidades para avanzar los temas relevantes para la política exterior y la política interna a través de esta participación en mecanismos y organismos internacionales”, explicó.
Foros internacionales, una herramienta de posicionamiento
Históricamente México ha utilizado espacios como las Naciones Unidas para promover su agenda global y los principios de no intervención y libre determinación.
“México ha sido un país enormemente relevante en la codificación del derecho internacional a través de un activismo estratégico en organismo multilaterales y regionales”, nos comentó Jorge Schiavon.
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El país supo por mucho tiempo aprovechar el derecho internacional para lanzar sus intereses en temas como migración, no intervención, no proliferación nuclear y derecho internacional del mar, y así contener a su vecino del norte.
Titubeo con Rusia
En su discurso ante la Asamblea General, la canciller Alicia Bárcena se pronunció a favor de la paz, la igualdad y la solidaridad, así mismo condenó la invasión de Rusia en Ucrania y realizó un llamado a la comunidad internacional para trabajar por una migración más humana.
Por otro lado, el presidente ha causado mucha inconformidad con su ambivalencia en el conflicto entre Rusia y Ucrania. El doctor Jorge Schiavon encuentra que esto demuestra un “desfase” entre las áreas profesionales de la cancillería mexicana –quienes hacen un trabajo basado y sustentado en los principios de la política exterior mexicana– frente a “declaraciones sin sustento y contradictorias a la posición oficial a través de la mañanera”.
“Desde 1931 que México entra a la Sociedad de las Naciones, ha sido una estricta política de México la defensa de la no intervención a nivel global y nos hemos pronunciado en todas y cada una de las intervenciones que ha habido”, explicó.
Estados Unidos y la triangulación de la política exterior
Indiscutiblemente la relación más importante que tiene México es con Estados Unidos, la potencia vecina ha marcado la historia mexicana desde que surgió como nación independiente e ignorar esta relación es imposible.
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Si bien siempre se ha buscado balancear esta relación tan “intensa” a través de la diversificación, por lo menos en el tema económico, esto es muy difícil. Estados Unidos es el principal socio comercial de México y viceversa. En el primer semestre de 2023 el comercio entre estos países alcanzó los $396,600 millones de dólares.
Debido a esto la diversificación de relaciones de México ha sido principalmente política y cultural. Claro que todo esto siempre ha tenido que hacerse tomando en cuenta a Estados Unidos y cómo podría verse afectada la relación con esta nación. Esto es lo que se conoce como la “Triangulación de la política exterior”, nos comentó el también coautor del libro Las relaciones México-Estados Unidos: prioridades constantes, modelos teóricos variables.
Andrés Manuel López Obrador ha intentado posicionarse como líder regional en América Latina desde que llegó al poder. Sin embargo, el acercamiento con la región “es más retórica” que nada, nos dijo Schiavon.
El presidente es cercano solamente con los presidentes que considera ideológicamente afines, los cuales son en su mayoría “populistas” y “autoritarios”, como es el caso de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Mientras tanto rompe relaciones con quienes no aprueba, como Perú.
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En noviembre de 2023 se llevará a cabo en San Francisco la Cumbre del Foro de Cooperación Económica de Asia Pacifico. Esta es una gran oportunidad para México de fortalecer relaciones bilaterales con las naciones del Pácifico. Sin embargo el presidente ha optado por no asistir debido a su rivalidad con Perú, que presidirá el encuentro.
La falta de pragmatismo y estrategia con la que la actual administración ha llevado las relaciones de México con el mundo, han dejado al país muy mal parado. Sin una buena política interior, ni una buena política exterior, ¿qué le espera a México en el escenario global?
