Violencia obstétrica en México: miles de víctimas, pocas soluciones

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En México cada día más de 5,000 mujeres dan a luz. Por lo menos 1,500 de ellas serán maltratadas por el personal de salud que las asista en la labor de parto o cesárea.

La violencia generalizada que permea en todos los aspectos de la sociedad mexicana afecta de manera particular a las mujeres que en todos los espacios y momentos de su vida son vulnerables a ser víctimas de esta. Y ni siquiera en uno de los eventos más importantes de su vida, el parto, están seguras.  

Se llama violencia obstétrica a aquel maltrato que viven las mujeres embarazadas antes, durante y después del parto por parte del personal de salud y va desde violencia verbal y psicológica, hasta agresiones físicas en contra de ellas o de sus bebés.

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La negligencia y el maltrato que reciben las mujeres alrededor del parto o cesárea es un problema sistemático y alarmante en México. No son solamente algunos doctores perversos o unas cuantas enfermeras de mal humor, el problema es estructural y va desde las malas condiciones de trabajo y la falta de recursos en las instituciones públicas de salud, hasta la cultura machista mexicana.

Visibilizar la violencia obstétrica

Eres una mala madre, no piensas en tus otros dos hijos, ¿con qué derecho quieres terminar este embarazo? Tienes que abortarlo”, le dijo una ginecóloga a Estefanía cuando había decidido llevar a término un embarazo donde debido a una malformación la bebé viviría muy poco después de nacido.

Estefanía recuerda que siempre que salía de una consulta lo hacía llorando debido al trato que el personal de salud le daba. Su historia al igual que la de muchas otras mujeres que han sufrido de esta forma de violencia se encuentra en el libro Violencia Obstétrica publicado en julio de 2023 y escrito por cuatro mujeres mexicanas que desde diferentes áreas de estudio abordan el tema para ayudar a que más puedan identificarla.

Mercede Llamas, Berenice Reyes, Nadia Choreño y Anna González se dedicaron a documentar cómo viven las mujeres en México este proceso de dar vida y las violencias y discriminaciones que sufren en el camino.

La idea del libro, nos contó en entrevista Berenice Reyes, surge cuando se dan cuenta que “todas pasamos por algo así, pero nadie lo comenta”, porque si bien en los casos más extremos la violencia obstétrica termina con la muerte de madres e hijos, no solo se encuentra ahí.

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Muchas mujeres son presionadas para tener cesáreas por la comodidad de los doctores, otras nunca son recibidas en los hospitales y centros de salud, a algunas se les insulta y hay a quienes se les insertan aparatos anticonceptivos sin su consentimiento, también se encuentran casos de partos inducidos por medio de maniobras prohibidas que ponen en riesgo la vida de madre e hijos.

“¿A poco así gritabas cuando te lo hicieron?”

Berenice Reyes es una asesora de Maternidad, da acompañamiento a decenas de mujeres para hacer de sus embarazos, partos y pospartos una mejor experiencia. Desde su labor ha identificado que “en este país tenemos dos grandes problemas: el patriarcado y que somos muy creyentes”.

La figura de la Virgen María, tan cimentada en el imaginario colectivo del mexicano como la madre perfecta abnegada, ha distorsionado la visión que se tiene sobre la maternidad y ha creado una cultura de sacrificio que mantiene a la violencia obstétrica en la oscuridad, nos explicó.

Según el INEGI el 31.4% de las mujeres experimentó violencia obstétrica en la labor de parto o cesárea, aunque según la experta esta cifra es muy conservadora debido a lo poco que se reconocen estos tratos como violencia.

Desde nuestra crianza las mujeres somos violentadas, entonces ya llegas (al parto) sin armas para defenderte, crees que todo lo que estás viviendo es normal y si tú no sabes dejas todo en manos de los que sí saben”, dijo también la tallerista.

Uno de los principales problemas es que las mujeres no son vistas como agentes capaces de tomar decisiones sobre su propio cuerpo, se minimiza su inteligencia y su capacidad de razonar. Y muchas veces lo que son sesgos de género y violencia contra las mujeres por el hecho de ser mujeres se pasa por mal praxis, lo cual invisibiliza el carácter estructural del problema.

Falta de recursos en los servicios de salud

“Esta no es una lucha contra los doctores”, nos explicó Berenice Reyes. Uno de los grandes problemas es que faltan recursos tanto materiales como humanos para atender a todas las mujeres embarazadas en México.

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Entre las jornadas laborales de hasta tres días y la falta de medicamentos –y hasta de camillas–, el personal de salud tiene que agilizar la atención que dan a cada paciente. Las mujeres más pobres son quienes más sufren de esta precariedad en el sistema de salud pública de México.

Si bien la práctica privada no está exenta de violencia obstétrica, las condiciones en la práctica médica pública exacerban la violencia que viven las mujeres durante el parto o cesárea, así como antes y después de tener a sus hijos.

Irma López dio a luz en el pasto afuera del Centro de Salud de San Felipe Jalapa de Díaz porque no fue recibida dentro. Julia Carolina perdió a sus dos hijas después de que ningún médico la atendiera y los estudiantes que la revisaron ignoraron sus síntomas. Ambas mujeres dieron sus testimonios en un Tribunal Simbólico sobre la Muerte Materna y la Violencia Obstétrica organizado por el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE).

Un país mejor será posible cuando lleguemos al mundo en paz

La violencia en México “es ecosistémica” y el hecho de que el primer acercamiento de tantas mujeres con la maternidad esté lleno de violencia y agresión tiene un efecto negativo en su experiencia maternando, nos explicó Reyes.

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Así mismo, comenta Berenice que “el parto es un rito de paso” y la violencia que se vive en la sociedad mexicana actual se retroalimenta con la llegada violenta al mundo de tantos bebes. “No se nos respeta ni a nosotras ni a este ser humano que es el futuro de nuestra sociedad”.

Un país más justo y más pacífico comienza desde que llegan las y los mexicanos al mundo, ¿qué le espera a una sociedad que no respeta ni a sus madres cuando dan a luz?

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