El estatismo dañó la economía mexicana en el siglo pasado, ¿está de vuelta?

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Cuando el gobierno se hace cargo, interviene o controla empresas estratégicas, se le llama estatismo económico, de acuerdo con Jorge Márquez, doctor en Ciencia Política de la UNAM, quien nos dijo que ese modelo provocó serios daños a la economía mexicana en el siglo XX.

En el caso específico de los proyectos energéticos detenidos en este sexenio, el experto piensa que el gobierno busca beneficiar a una de las empresas que controla, “la intención es que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) vuelva a tener fuerza, convertirla, de manera un tanto forzada, en una empresa competitiva y quitarle su pedazo de mercado a los privados”.

Pero, ¿realmente estamos ante el regreso del estatismo económico en México? ¿Es una buena estrategia? ¿Cómo afectó al país en el siglo pasado durante los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI)

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El origen del estatismo económico en México

Igual que otros hechos cuestionables que vivió nuestro país en el siglo XX, tiene su origen en las buenas intenciones de la Revolución Mexicana. 

El sociólogo Gerardo Otero escribió en el libro México en transición, que uno de los resultados de la Revolución “fue la construcción de un modelo de desarrollo hacia dentro, con un Estado que guió el desarrollo del capitalismo dentro de un régimen semiautoritario, dominado por un partido único durante casi todo el siglo XX”.

De acuerdo con Otero, este modelo se asentó con Lázaro Cárdenas, quien gobernó México entre 1934 y 1940, cuando echó a andar la reforma agraria, nacionalizó la industria petrolera y organizó a obreros y campesinos como sectores dentro del PRI.

Esas fueron las bases para el desarrollo de una economía ‘mixta’, en la que tanto el Estado como el capital privado se desarrollarían, bajo la tutela del propio Estado, “con la meta de lograr un desarrollo económico con justicia social”.

Sin embargo, según Otero, los presidentes posteriores a Cárdenas “pronto reducirían el carácter popular de la Revolución”.

“Muchos generales y políticos de alto nivel se convirtieron en magnates capitalistas de la industria que utilizaron al Estado para desarrollar sus empresas privadas”, se lee en el texto.

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La dependencia genera crisis

Según escribió la socióloga Magda Fritscher en Del estatismo al libre comercio: los dilemas del sector agrícola en México, el modelo estatista, con sus rasgos paternalistas y benefactores, “creó verticalidad y dependencia”.

“Generó una economía incapaz de caminar por sus propios pies, dado que su desempeño exigía enormes transferencias financieras”, escribió Fritscher.

Y agrega: “cuando, en los años ochenta, estalló la crisis de la deuda y el gobierno debió revisar sus estrategias de desarrollo, el sector (económico) fue uno de los más afectados, precisamente por su enorme dependencia de los recursos oficiales”. 

Para el politólogo Jorge Márquez, el estatismo económico resolvió problemas de desempleo pero generó un espejismo de bienestar, porque no era posible mantener esta transferencia de dinero sin importar la productividad de las empresas.

“Ese gran endeudamiento nos llevó al fracaso de ese modelo. Eso produjo una crisis que duró prácticamente toda la década de los 80, a la que se le conoce como la década perdida”, dijo Márquez.

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¿Morena ha instalado un estatismo neopriista?

El politólogo Jorge Márquez considera imposible repetir ese modelo económico en nuestro país porque la gran mayoría de las empresas son privadas y el gobierno no tiene la capacidad de absorberlas, “antes el gobierno compraba todo, era hasta dueño de fábricas de bicicletas”.

Lo que sí está ocurriendo es que el gobierno sigue siendo dueño de empresas estratégicas, y al buscar su crecimiento “forzado”, según el especialista, puede afectar la libertad de otras empresas del mismo rubro.

“Sí quieren tener el control de áreas estratégicas, pero creo que no van a poder, o si lo siguen intentando, va a tener un altísimo costo porque todo eso está en las reglas de comercio internacional”, nos explicó el doctor en Ciencia Política.

Por ejemplo, México pertenece a la Organización Mundial de Comercio (OMC), tiene muchos tratados internacionales en la materia, “y todo eso tiene reglas. Si decidieran acabar con eso de manera arbitraria, tendría serias consecuencias”.

¿Estrategia fallida?

El gobierno federal tiene detenidos más de 10,000 millones de dólares en inversiones de proyectos de energías renovables y gas natural, según el diario Reforma, por lo cual vale la pena preguntarse si estamos ante el regreso de un estatismo económico en México.

Jorque Márquez piensa que este tipo de acciones que afectan a las empresas privadas desatan procesos judiciales que incluso se pueden ir a instancias internacionales y, si bien pueden ser procesos muy lentos, no convienen porque espantan a la inversión privada.

Además, para el experto, el hecho de que sea imposible volver al estatismo no significa que no lo busque el actual gobierno. 

“Claro que lo tiene en mente. El México que le gustó a López Obrador es el México de Echeverría, donde Pemex funcionaba de otra forma”, dijo Márquez, quien opina que el país ahora es más complejo y más abierto al comercio internacional.

Y concluyó que el estatismo no solo es una estrategia fallida, “es una utopía regresiva, es un intento de restauración del viejo régimen en lugar de una transformación”.

¿Cuál es el camino que debería tomar la economía mexicana? 

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