Grupo Wagner y los agentes paramilitares al servicio del mejor postor

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En un suceso que ha dejado al mundo atónito, Grupo Wagner, una compañía militar privada con sede en Rusia, llevó a cabo un audaz intento de invasión en la capital del país, Moscú. Este episodio marca un hito en la historia contemporánea y tiene profundas implicaciones para la estabilidad global, asegura el internacionalista español Jesús Núñez Villaverde para la televisión española.

Cuando un grupo de guaruras mercenarios amaga a una de las principales potencias militares del mundo, es necesario abrir el debate sobre el rol que juegan los contratistas militares privados en el ajedrez de la geopolítica.

El Grupo Wagner, por ejemplo, es conocido por su participación en conflictos en Ucrania y Siria, ha sido objeto de controversia debido a su estrecha relación con el gobierno ruso. Aunque durante mucho tiempo operó en la clandestinidad, fue reiteradamente negado por el gobierno ruso y ha sido utilizado como una herramienta para promover los intereses rusos en el extranjero.

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La historia de las potencias mundiales muestra que cuando necesitan inclinar la balanza geopolítica para proteger sus intereses suelen recurrir a empresas privadas que literalmente facturarán miles de millones de dólares por sus servicios operativos. Grupo Wagner es una de estas empresas millonarias y se encuentra legalmente establecida en San Petersburgo, Rusia.

El uso de contratistas militares privados ha sido una constante en las últimas décadas, especialmente después de la guerra de Irak ocurrida en la década de los 90’. Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá y Perú, son también sedes de ejércitos privados; mercenarios conformados principalmente por exmilitares de élite que igual protegen una mina de diamantes de sangre en África o crean  círculos de protección de Nicolás Maduro o cuidan a empresas energéticas de capital ruso establecidas en Latinoamérica.

FOTO: CUARTOSCURO

Pero ¿por qué las potencias mundiales contratan ejércitos paralelos teniendo propios?

Para Daira Arana Aguilar, directora de Global Thought, la respuesta está en las intervenciones de carácter militar en territorios de interés geopolítico. 

“En países como Rusia, Estados Unidos o China, es una práctica que les permite a los estados realizar intervenciones de carácter militar en territorios de interés geopolítico “sin tener obligaciones internacionales directas”, explica la internacionalista. Como por ejemplo, detalla Arana Aguilar, “aquellas establecidas en la carta de las Naciones Unidas sobre la prohibición de actos de agresión o tener sanciones derivadas de la aplicación del Derecho Internacional Humanitario y el Derecho Penal Internacional”.

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Operación Barbarroja: La amenaza Nazi sobre Moscú

Desde que en junio de 1941 la Alemania nazi, dirigida por Adolf Hitler, lanzó la Operación Barbarroja con el objetivo de invadir y conquistar la Unión Soviética, ningún otro ejército había amenazado con un avance hacia Moscú.

Con la intención de capturar la capital rusa y poner fin a la resistencia soviética, el ejército alemán fue detenido por una Rusia fuertemente organizada por el ejército rojo y la ciudadanía que salió a las calles a defenderse de la invasión. Sin embargo; hubo dos factores fundamentales que influyeron en la derrota de Hitler; un exceso de confianza y el crudo invierno ruso. 

82 años después y en el mismo mes de junio, los detalles exactos sobre cómo el Grupo Wagner logró llevar a cabo el amago de invasión en Moscú aún están emergiendo. 

FOTO: CUARTOSCURO

Informes iniciales indican que un destacamento bien armado y altamente coordinado del grupo logró tomar las instalaciones militares del ejército ruso y tomar el control de varios puntos estratégicos en la ciudad de Rostov incluidas instalaciones militares y medios de comunicación, características propias de un golpe de Estado.

Tras la toma de Rostov, los mercenarios iniciaron su marcha hacia Moscú, poniendo a la ciudad en alerta. Las fuerzas militares y la policía moscovita esperaban a los invasores que emprendieron una marcha que los colocó a tan sólo 200 kilómetros de la capital rusa antes de que decidieran replegarse sin que todavía se conozcan detalles precisos sobre lo que los orilló a detener su marcha hacia Moscú.

A medida que la situación se volvía más tensa, el presidente ruso se dirigió a la nación afirmando que el intento de invasión era un acto de traición y prometiendo una respuesta contundente. Lo cierto es que ante la amenaza de invasión, la respuesta del gobierno ruso no fue frontal y los invasores avanzaron sin perder un solo hombre. 

Poco después se supo que el líder de Wagner, Yevgeny Prigozhin, habría llegado a un acuerdo de impunidad y autoexilio en Beliorrusia. 

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Los soldados ya no se enlistan: ahora facturan

FOTO: CUARTOSCURO

En las últimas dos décadas, han surgido numerosas empresas de seguridad en todo el mundo que ofrecen sus servicios a gobiernos y grandes corporaciones, proporcionando personal de las fuerzas de seguridad. 

Aunque estas empresas han sido criticadas por algunos como una amenaza para la democracia y los derechos humanos, sus defensores argumentan que son necesarias para actuar en zonas de conflicto donde los ejércitos nacionales no intervienen. 

Estas compañías tienen sus oficinas como cualquier otra empresa de seguridad y ofrecen una diversidad de servicios tanto operativos, como de consultoría e inteligencia, lo que les permite actuar sin aquellas restricciones al derecho internacional que tendrían las milicias regulares en caso de que requiriesen realizar una intervención militar. 

Dentro de las cinco principales ejércitos privados del mundo, se encuentran las siguientes compañías: 

Academi (Blackwater): Esta empresa de seguridad privada estadounidense fue fundada en 1997 para entrenar a los marines de Estados Unidos. Su primer contrato fue con el gobierno estadounidense para entrenar a 100,000 soldados después del ataque al buque USS Cole en Yemen. En 2002, proporcionó cientos de hombres para apoyar a las Fuerzas Armadas de EU en las guerras de Afganistán e Irak. 

En el año 2007, cuatro mercenarios de Blackwater resultaron culpables de una matanza de civiles en Bagdad pero contaron con el apoyo del ex presidente de EU Donald Trump, quien los indultó. Tras varios escándalos, la empresa cambió de nombre en 2009 a Academi.

Defion Internacional: Con sede en Lima, Perú, esta empresa recluta y capacita personal de seguridad y de servicios profesionales para proporcionar servicios en todo el mundo. En la guerra de Irán, envió a 3,000 peruanos y ecuatorianos para tareas de protección o de guerra sucia por un salario de $1,000 dólares.

Triple Canopy: Esta empresa militar privada se especializa en gestión de riesgos, apoyo a misiones y servicios de seguridad integrados. Fundada en 2003 por ex veteranos de las Fuerzas Especiales del Ejército de EU, cuenta con ex policías, rangers, SEALs y personal del Ejército y un total de 5,000 empleados.

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Garda World: Esta compañía canadiense es una de las empresas de seguridad más grandes del mundo, con un ejército de hombres formado por antiguas fuerzas especiales británicas y otros soldados de élite. En 2013, estableció operaciones en Nigeria para proporcionar “apoyo logístico” a las empresas petroleras internacionales.

G4S Secure Solutions: Es una multinacional de servicios de seguridad británica es la empresa de seguridad más grande del mundo por ingresos y opera en unos 125 países. Proporciona servicios de seguridad, servicios jurídicos, servicios de seguridad tripulados y de tesorería, incluyendo la gestión y el transporte de dinero y objetos de valor.

Mercenarios: una manera de burlar al derecho internacional

– ¿Entonces los mercenarios como Academi Blackwater y otros tantos más ¿están exentos de responsabilidades jurídicas internacionales?

– No, no lo están –responde a Cuestione Daira Arana Aguilar, quien tiene más de una década de experiencia en el ámbito de la seguridad y las normas de protección de la persona. 

Para la especialista en seguridad, los mercenarios no deben actuar de espaldas a las leyes y tratados internacionales “sobre todo en contextos de conflicto armado ya sea de carácter internacional o no internacional en donde las sanciones por actos contrarios al Derecho Internacional Humanitario, crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad son juzgados individualmente”

Un informe reciente del Grupo de Trabajo sobre la utilización de mercenarios como medio para violar los derechos humanos y obstaculizar el ejercicio del derecho de los pueblos a la libre determinación, destaca que los mercenarios han adaptado sus operaciones a las realidades de los conflictos contemporáneos implicando un desafío para la aplicación de los marcos jurídicos internacionales y regionales. 

La ONU considera que estos agentes han cometido presuntamente violaciones del derecho internacional humanitario y abusos contra los derechos humanos. En algunos casos, su uso ha contribuido a intensificar y prolongar las hostilidades, aumentando el sufrimiento humano de la población civil.

El informe también señala que las actividades de los mercenarios pueden socavar el derecho de los pueblos a la libre determinación, incluso en entornos no conflictivos. La opacidad y el secreto que rodean a las actividades de estos soldados privados y de las actividades relacionadas con ellos son especialmente evidentes cuando estos agentes se emplean como instrumento para influir a distancia en los conflictos armados, mientras que sus patrocinadores, entre los cuales se cuentan Estados, niegan su participación y tratan de eludir las responsabilidades jurídicas.

Un ejemplo de esta situación que subraya la ONU, es la utilización de personal militar privado ruso en apoyo del Ejército Nacional Libio, que participaba en un conflicto contra el Gobierno de Libia. Esta participación contribuyó a intensificar y prolongar el conflicto, con un costo trágico para la población civil. Además, la opacidad que rodeaba las condiciones en que se desplegaba el personal, incluidos los mecanismos de mando y control aplicables, entorpeció la atribución de responsabilidad y permitió a estos agentes actuar con aparente impunidad.

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El documento también aborda la proliferación de agentes armados no estatales en los conflictos contemporáneos, que varían en tamaño, estructura, capacidad y habilidad para ejercer un control de facto sobre el territorio. 

Estos grupos pueden fragmentarse y reconstituirse con metas, jerarquías y lealtades diferentes y a veces superpuestas. “Esta diversidad hace aún más difícil determinar los hechos y atribuir responsabilidades, generando incertidumbre con respecto al alcance de las protecciones aplicables”, se lee en el estudio.

Sin embargo, para Arana Aguilar, directora de Global Thought, los mecanismos de justicia internacional “son limitados y lentos” y dependen más de la propia voluntad de los estados el llevar a estos grupos de agentes paramilitares ante la justicia

El documento de la ONU también destaca la ambigüedad sobre el registro y la reglamentación de los agentes privados que ofrecen servicios de combate y apoyo al combate a escala internacional y podría constituir una violación de las obligaciones positivas de los Estados de protegerse contra las amenazas razonablemente previstas para los derechos humanos, incluido el derecho a la vida.

La disponibilidad de servicios mercenarios y relacionados con los ejércitos privados, argumenta las Naciones Unidas, crea la capacidad para quienes pueden permitírselo, de complementar la falta de capacidad militar y aplicar políticas e intereses por medios agresivos. En consecuencia, la capacidad de intervenir en un conflicto armado interno o de llevar a cabo actos agresivos contra otro Estado queda a disposición del mejor postor.

¿Entonces los mercenarios y sus agentes conexos son la cara sucia de la justicia global? “Ni sucia ni limpia. Son actores que perpetúan las formas violentas de interacción entre los actores del sistema internacional, que fomentan la ilegalidad y acrecientan la anarquía de la comunidad internacional”, puntualiza Daira Arana Aguilar.

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