Niños solos en la selva: los peligros que enfrentan infancias migrantes

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Cuando Endel y su mamá llegaron al Tapón del Darién, en la frontera de Colombia y Panamá, ya habían recorrido más de 9,000 kilómetros. La mujer y su hijo de apenas ocho años de edad llevaban casi un mes en las carreteras de Latinoamérica, caminando desde Peumo, en Chile, a donde emigraron desde Haití cuando Endel acababan de cumplir un año de edad. 

Pero al llegar a la selva de casi 100 kilómetros, mientras atravesaban un río, el cansancio y las fuertes corrientes separaron a la madre y al niño. Ambos quedaron en márgenes opuestos de un río que se ensanchaba cada vez más. Endel intentó nadar el río, pero no podía. Era profundo y con fuertes corrientes que lo arrastraron.

Su madre, Noemí, le pidió que no se arriesgara y le indicó que caminara río abajo para buscar un punto en el que pudieran cruzar. Finalmente lo pudieron hacer 12 horas después. Pero todo ese tiempo Endel estuvo solo en una de las rutas migratorias más peligrosas del mundo, de acuerdo con las Organización de las Naciones Unidas.

Como el camino era accidentado, Endel y su madre no se vieron uno a otro durante horas, nos contó el niño. En ese tiempo, recuerda, estaba temeroso de las serpientes y de perderse en la espesura de una selva que en la que 36 personas perdieron la vida en 2022, según datos de la Organización Internacional para la Migración

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Cuando finalmente Endel pudo cruzar el río y abrazar a su madre ambos tenían las piernas hinchadas y apenas un litro de agua para sobrevivir. 

Eso ocurrió hace dos años, pero retrata un problema que se está agravando y sobre el cual alerta el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef): el número de menores que atraviesan esta selva solos se ha incrementado año con año desde 2021. 

Incluso Jean Gough, director de UNICEF para América Latina y el Caribe, advirtió sobre la cantidad de niños que se perdían en la selva.

“Semana tras semana más niños mueren o pierden a sus padres y madres, o quedan separados de sus parientes en esta peligrosa travesía”, dijo.

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De enero a abril de 2023, 127,687 migrantes llegaron a Panamá luego de atravesar el Tapón del Darién, de los cuales 25,431 eran menores de edad, marcando una cifra récord, de acuerdo a datos oficiales de UNICEF.

“Esta cifra es más de 8 veces mayor que la registrada en el mismo periodo de 2022, cuando llegaron a Darién poco más de 3,000 niños, niñas y adolescentes migrantes”, informó el organismo.

Desde inicio de año UNICEF ha detectado un incremento en la cantidad de migrantes menores de 18 años no acompañados que llegan a comunidades y estaciones temporales de recepción migratoria en la zona fronteriza de Panamá.

“En mayo, el promedio diario de niños, niñas y adolescentes no acompañados y/o separados identificados en Darién osciló entre 5 y 7, superando al final de abril los 300 viajando solos”, indicó.

El año pasado, 248,284 migrantes atravesaron el Darién, de los cuales 16% eran menores de edad, de acuerdo a datos del Servicio Nacional de Migración (SNM) de Panamá.

Más de la mitad de los menores que cruzaron la selva tenían menos de cinco años de edad y al menos mil estaban solos, indicó UNICEF. 

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De continuar la tendencia de viaje de menores migrantes en tránsito por la peligrosa selva, el año podría registrar hasta 100,000 casos, aunque advierten que el flujo de migrantes en general disminuye en época de lluvia debido a la creciente de los ríos.

El año pasado, detalló UNICEF, detectaron que unos 1,067 menores no acompañados y/o separados, procedentes de más de 26 países, cruzaron la selva Darién, de los cuales el 49% era venezolano y 22% ecuatoriano, así como otros 75 casos de menores procedentes de varios países africanos y 25 de Asia.

Los peligros de la selva

La travesía por el Tapón del Darién comienza en Necoclí, un pueblo de la costa del Golfo de Urabá, en la frontera norte de Colombia. Ahí, miles de migrantes llegan a diario, al grado de que el alcalde de Necoclí indicó que desde 2021 el lugar atraviesa por una emergencia sanitaria, pues no hay suficientes servicios de salud para los migrantes y hay desabasto de agua y comida

A medida que llegan más migrantes, los tiempos de espera aumentan. Endel y Noemí estuvieron ahí en 2021, junto con otras familias de haitianos provenientes de Chile y Haití. Tuvieron que esperar más de una semana para poder avanzar a la siguiente escala.

En balsas y botes, los migrantes se trasladan en un recorrido de una hora a Acandí, un pueblo que está justo al otro lado del Golfo, a 8 kilómetros de la frontera con Panamá, de ahí, la mayoría acampa en Las Tekas. Este es el último punto antes de ingresar al Tapón del Darién, una de las regiones más húmedas del mundo, con temperaturas que alcanzan hasta los 35 grados centígrados.

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El Darién es un obstáculo natural con sus montañas empinadas, deslaves y pantanos para migrantes provenientes de Sudamérica, Haití e incluso África. Pero los peligros de la selva no son solamente los accidentes geográficos, los animales venenosos y las enfermedades. También están bandas organizadas de traficantes de personas y paramilitares.

Lleva 10 días o más atravesar la selva hasta Yaviza, el pueblo donde termina (o comienza) la carretera panamericana, que avanza desde Fairbanks, en Alaska, hasta Argentina, pero queda interrumpida en este tramo de Panamá. 

A lo largo de la ruta, los migrantes tienen que recurrir a los servicios de “coyotes”, que los guían en las veredas a través de la selva y los pantanos. En la región también operan las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y El Clan del Golfo, un grupo narcoparamilitar colombiano al que los migrantes deben pagar 80 dólares por persona para poder atravesar sus campamentos. 

Estos grupos a menudo extorsionan y atacan sexualmente a personas migrantes.

“En lo profundo de la selva, los robos, las violaciones y la trata de blancas son tan peligrosos como animales salvajes, insectos y la absoluta falta de agua potable”, consideró Jean Gough, director de UNICEF para América Latina y el Caribe.

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En 2020, en el mundo había 281,000,000 de personas migrantes en el mundo, equivalente al 3.6% de la población mundial, según la Organización Internacional para las Migraciones

Según expertos, el número de personas que intentará atravesar el Tapón del Darién seguirá en aumento mientras las condiciones socioeconómicas de la región no mejoren, por lo que para este 2023 se prevé que la cifra llegue a las 400,000 personas migrantes, lo que fijará un nuevo récord.

La migración no se detendrá. Los niños y niñas seguirán perdiéndose en la selva. 

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