Aerus, nuevo jugador en el mercado de aerolíneas mexicanas que cuenta más fracasos que éxitos

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Muchas compañías aéreas mexicanas han tenido una historia de mala administración que les ha hecho acumular deudas millonarias con el Servicio de Administración Tributaria (SAT), los aeropuertos, proveedores y acreedores que los ha llevado más pronto que tarde a la quiebra dejando a sus empleados sin fuente de trabajo y a sus pasajeros sin vuelos.

Así es como murieron Mexicana de Aviación, Aeromar, AeroCalifornia, Interjet y muchas otras que, prometiendo un servicio económico y de calidad en su creación, terminaron por tirar la toalla al no poder cumplir con sus obligaciones fiscales ni laborales.

Aún así siguen surgiendo empresas que buscan sortear el duro mercado aéreo (porque rentable sí es). Tal es el caso de la nueva aerolínea mexicana Aerus que pertenece a Grupo Herrera -una empresa automotriz fundada en 1941 en San Luis Potosí- y que iniciará operaciones este año con tres aviones desde el aeropuerto de Monterrey con destino a Tamaulipas, Coahuila, Veracruz y Texas, en Estados Unidos.

También tiene previsto aterrizar en destinos de Baja California, Sonora, Sinaloa, Yucatán, Oaxaca, Quintana Roo, California, Arizona, Nevada y Centroamérica, según informó Javier Herrera, director de Grupo Herrera en 2022.

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Durante tres años, la nueva compañía aérea requerirá una inversión de $98,000,000 de dólares para lograr tener una flota de 14 aviones Cessna, con capacidad de 19 pasajeros, que van a operar rutas con una hora promedio de duración, ya que la compañía tiene el propósito de cubrir destinos poco comerciales, donde no se ofrece el servicio aéreo.

Recientemente, Aerus informó mediante un comunicado que dará prioridad en sus contrataciones al personal de la aerolínea Aeromar, en un intento de “rescatar” a los casi 600 trabajadores que quedaron a la deriva luego de que la aerolínea se declarara en quiebra tras años de estar cargando con una deuda que podría alcanzar los $7,000 millones de pesos.

De este monto, casi $3,500 millones de pesos corresponden a impuestos, pero además debe cubrir la cuenta pendiente con el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) por servicios aeronáuticos y uso de hangares, costos de combustibles y las obligaciones laborales, por lo que dejó de operar a partir del 15 de febrero de 2023.

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Aerus ha anunciado que iniciará operaciones en el AICM y hasta el momento se desconoce la oferta de vuelos desde el nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, pero sí la posibilidad de establecer rutas a ciudades de más de 150,000 personas que tienen aeródromos, principalmente las ubicadas en el Golfo de México, el sureste y el norte del país.

Aeromar, una de tantas aerolíneas mexicanas que desaparecieron 

La historia de Aeromar no es la única. Desde la aerolínea Alma de México o Avolar que solo operaron tres años hasta Taesa –que fue la elegida para transportar al papa Juan Pablo II durante una de sus cinco visitas a México- han sido muchas las compañías aéreas mexicanas que ya hicieron su último vuelo comercial.

Taesa funcionó de 1988 al 2000 hasta que en 1999 uno de sus aviones se desplomó dejando 18 muertos, razón por la que le fue retirada la licencia para operar. La aerolínea que se propuso cubrir las rutas que quedaron sin servicio tras el cierre de Taesa fue Líneas Aéreas Azteca, propiedad del fallecido empresario Leonardo Sánchez, quien fue dueño de la mayor flota de carros-tanque que transportaban gas de Pemex antes de incursionar en el mercado de la aviación.

Azteca dejó de operar luego de que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) suspendió sus operaciones en 2007 por presentar problemas financieros, técnicos y administrativos que representaban un riesgo para la seguridad de tripulantes y pasajeros.

Líneas Aéreas Azteca fue vendida días después de su cierre a un grupo de inversionistas nacionales no identificado y en el que participaría la firma Global Air, incluso se dijo que fue la familia del ex gobernador veracruzano, Miguel Alemán Velasco, propietaria de la aerolínea de bajo costo Interjet -fuera de operaciones desde 2020- quien estaría detrás de la compra.

En la lista de aerolíneas desaparecidas también se ubica AeroCalifornia, que operó desde la década de los 60 hasta el 2008 cuando tuvo que suspender sus operaciones porque no presentó comprobantes de pago ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT) desde 2005.

Esta aerolínea que inició sus operaciones en los años 60 en La Paz, Baja California Sur, comenzó prestando el servicio de taxis aéreos, para luego ofrecer servicio comercial regular a 17 destinos en México y Estados Unidos. 

Por otro lado se encuentra Aviacsa que entró en proceso de quiebra en 2010 luego de ser suspendida por la SCT en 2009, por inseguridad e irregularidades en el mantenimiento y cerró el 2011. Caso similar es el de Aerolíneas Internacionales que operó en 1994 en territorio mexicano y fue suspendida por la SCT en 2003 por incumplir con las normas de seguridad para operar.

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Otro caso fue el de Mexicana de Aviación que fue declarada en quiebra en 2014 luego de más de tres años de estar en concurso mercantil para tratar de rescatarla de los problemas financieros que arrastraba desde agosto de 2010, cuando dejó sin trabajo a alrededor de 8,000 trabajadores. 

Algunos ex empleados de Mexicana de Aviación mantuvieron un plantón en el AICM durante años para exigir que la compañía cumpliera con sus obligaciones laborales.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador decidió adquirir la marca de la compañía, compra que se concretó en enero de 2023 por $816,000,000. Mexicana de Aviación quedará a cargo de elementos en retiro de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), lo que ha causado controversia, como te contamos en esta nota

A finales de 2020, otra aerolínea se despidió del cielo mexicano. Esta fue Interjet, que debido a problemas financieros, laborales y una deuda que de acuerdo con la jefa del SAT, Raquel Buenrostro, suma los $30,000 millones en impuestos.

Uno de los grandes desafíos de las empresas aéreas mexicanas es tener una correcta administración que les ayude a sortear los estragos que han dejado la pandemia de COVID-19, la inflación, los problemas en las cadenas de suministros y los altos precios de la turbosina, como le sucedió a Viva Aerobus.

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