Cambios que ha habido en el gabinete, con la mira puesta en el 2024

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El presidente está cerrando filas dentro en su equipo porque necesita el mayor control posible de cara al final del sexenio, para terminar los megaproyectos y lograr que Morena retenga el poder en 2024, de acuerdo con el politólogo Jorge Márquez.

Este mes se agregó el nombre de Santiago Nieto a la lista de funcionarios que han dejado el gobierno federal, y aunque no era parte del gabinete, había sido pieza clave en el combate a la corrupción al mando de la Unidad de Inteligencia Financiera.

Márquez, quien también es doctor en Ciencias Políticas por la UNAM, considera que todos los funcionarios que han sido relevados en este sexenio tienen en común que eran personas negociadoras, lo cual manda la señal de que el presidente López Obrador se está radicalizando.

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Los cuestionamientos

Como vimos en esta nota, desde los primeros dos años de gobierno el presidente dejó claro que si un miembro de su equipo lo contradecía, días después presentaba su renuncia.

Así sucedió con el primer secretario de Hacienda del sexenio, Carlos Urzúa, quien cuestionó las decisiones de políticas públicas del gobierno federal; ocurrió con el anterior secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Víctor Manuel Toledo, quien a través de un audio filtrado dijo que había contradicciones en el gabinete.

También renunció Javier Jiménez Espriú, secretario de Comunicaciones y Transportes, por cuestionar que las aduanas fueran administradas por las Fuerzas Armadas; así como Germán Martínez, quien dejó el IMSS no sin antes quejarse del control que ejercía sobre este organismo la Secretaría de Hacienda.

Hacia el final de 2020 también renunció el empresario Alfonso Romo, quien se desempeñó como coordinador de la Oficina de la Presidencia y era un enlace con la comunidad empresarial.

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2021: un presidente radicalizado

Este tercer año de gobierno también tuvo sus bajas. Irma Eréndira Sandoval renunció a la Secretaría de la Función Pública después de las elecciones intermedias de 2021, señalada por apoyar a su hermano Amílcar Sandoval para que fuera el candidato al gobierno de Guerrero.

En la última semana de agosto, la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero anunció que regresaría al Senado y también renunció el consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer.

De acuerdo con Jorge Márquez, estos dos últimos funcionarios pertenecían al ala conciliadora de la administración federal, personas que estaban dispuestas a establecer diálogos con personajes mal vistos por el ala radical.

En el caso de Scherer, según Márquez, “defendía a demasiada gente no tan afín a López Obredor. Además era el vínculo directo con el Poder Judicial. Y hacia la segunda mitad del sexenio ya se veía que estaba perdiendo el control incluso de sus incondicionales en la Suprema Corte”.

El experto también agregó a esta lista a Gabriel García, ex coordinador de los superdelegados estatales, quien renunció después de las elecciones intermedias, “porque está claro que no le gustaron a López Obrador los resultados electorales y él era quien controlaba los programas sociales en todo el país.

A inicios de este mes se sumó Santiago Nieto, quien estaba al mando de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda, después de que se reveló que organizó su boda en Guatemala e invitó a personajes de todos los partidos y del poder Judicial.

“Tenía su propia agenda. Estaba haciendo investigación con la UIF de personas cercanas a López Obrador”, nos contó Márquez.

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El cierre del sexenio

Según Jorge Márquez, estos cambios en el gabinete mandan la señal de que el presidente quiere más lealtad que nunca.

Para el experto, el presidente ahora requiere menos negociación y más enfoque en sacar sus reformas, terminar los megaproyectos –lo que requiere fuerte operación tanto en el gabinete como en el Poder Legislativo para conseguir el dinero necesario– y ganar las elecciones en 2024.

Para el experto es muy claro que “hay una radicalización en López Obrador. Ya está cerrando filas. Hay gente más leal, más cercana ideológicamente al presidente”.

Quienes han quedado fuera tienen en común que “eran negociadores, eran intermediarios con grupos que no tienen que ver con este radicalismo”, el cual está compuesto por personas que no cuestionan lo que dice o pide el presidente, según Márquez.

Y agregó que “la radicalización seguramente llevará a peores resultados, pero como no hay autocrítica, piensan que quien falló fue tal o cual, que los principales culpables son los negociadores, los intermediarios”.

¿Veremos más cambios en lo que resta del sexenio? ¿Quedan personajes negociadores dentro del gabinete?

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