En Sonora el infierno no es como lo pintan. Es peor. Es un engañoso lugar de postal, con puestas de sol, playa y arena. Es un lugar con vista al mar, junto al Golfo de Cortés, sembrado de choyas, soledad y narcofosas.
Ahí, en el desierto, a 90 kilómetros de Hermosillo, el viento sopla fuerte y cala hondo, nos dice Cecilia Flores, lideresa del colectivo Madres Buscadoras de Sonora, que desde el 13 enero se adentró junto con decenas de personas más en páramos cubiertos de arbustos, rocas, arena, cactáceas y maleza con el único propósito de buscar a sus padres, a sus madres, a sus hermanas, a sus hijos y a sus hijas desaparecidas.
En este lugar al que se llega por caminos de terracería, el silencio de la soledad es interrumpido por varillas y palas que excavan la tierra para localizar a alguna de las 114,417 personas registradas como desaparecidas en México desde 1961.
Ahí, Cecilia y las buscadoras han localizado al menos 33 fosas y restos pertenecientes a alrededor de 56 personas, que van desde jirones de ropa, credenciales para votar y licencias de manejo hasta huesos y osamentas, enterradas casi a ras de suelo.
“Estamos en este lugar y seguimos encontrando”, nos dice en entrevista.
Te puede interesar: Conteo de desaparecidos, en el ojo del huracán
El sitio, comenta, es similar a La Bartolina, un cementerio a cielo abierto ubicado en Playa Bagdad, en Tamaulipas, muy cerca de la frontera con Texas, donde las autoridades encontraron media tonelada de restos calcinados; así, tuvieron que reconocerlo como un campo de exterminio.
“En 2017 se dio el hallazgo de un centro de cremación clandestina de dimensiones muy grandes, cerca de Matamoros, Tamaulipas, muy cerca de la frontera con Brownsville. Desde 2017 a la fecha se han recuperado al menos 500 kilogramos de restos óseos calcinados”, dijo en 2021 la ex titular de la Comisión Nacional de Búsqueda, Karla Quintana.
Ahora Sonora tiene otra sucursal del infierno.
Una llamada anónima, clave para dar con el cementerio clandestino
Cecilia nos cuenta que el lugar ni siquiera fue encontrado por alguna acción de búsqueda de autoridades locales, a pesar de que en Sonora suman 4,930 personas desaparecidas, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas.
La pista sobre este cementerio clandestino la dio una llamada anónima. El 12 de enero pasado Cecilia recibió un mensaje. En él, una persona le dio las instrucciones para llegar a El Choyudo, un predio ubicado en la Bahía de Kino, entre Guaymas y Hermosillo.
La lideresa de las Madres Buscadoras de Sonora notificó a las autoridades y al siguiente día, ella y personas esperanzadas en encontrar pistas de sus parientes desaparecidos llegaron al lugar acompañadas de personal de la Fiscalía del estado.
“Ni siquiera hubo que rascar tanto”, nos dice Cecilia, a la vez que precisa que algunas fosas tienen por lo mucho unos 2 metros de profundidad.
También puedes leer: El número de personas desaparecidas en México aumenta 171% en solo un año
De acuerdo con la buscadora, la tierra en El Choyudo es suave, fácil de mover, y al ser un sitio apartado y de difícil acceso se vuelve un lugar idóneo para desaparecer a las personas, un crimen perfecto en México, como te contamos en esta nota.
“Es un lugar muy apartado de la ciudad, pues es especial para ellos, que se dedican a matar y a desaparecer personas, lugares que ellos agarran como cementerios clandestinos”, nos relata.
“Es un lugar que está para el mar. Es como un estero. Es orilla. Un lugar con la tierra muy blanda, tiene muchos árboles, está muy tupido de árboles. Es perfecto para esconder todo”.
Cecilia, quien desde 2019 busca a dos de sus hijos desaparecidos en Sonora y en Sinaloa, como te platicamos aquí, nos comenta que en los últimos cinco años el número de personas desaparecidas ha aumentado en el estado, principalmente en la ciudad de Guaymas.
“Tenemos ya casi cinco años encontrando muchísimas fosas”, nos dice.
Cárteles, responsables de tantas muertes como para llenar 10 veces el Auditorio Nacional
La buscadora desconoce qué grupos delincuenciales se disputan la zona, sin embargo un mapa de la consultora estadounidense Global Guardian detalla que en Sonora la lucha se concentra entre los cárteles de Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa.
La guerra contra las drogas del ex presidente panista Felipe Calderón elevó la tasa de homicidios en el país en un 192.8% entre 2006 y 2012, pero desde 2017 la disputa entre el Cártel de Sinaloa y el CJNG ha disparado el número de muertos en el país, de acuerdo con un estudio del Instituto para la Economía y la Paz, un centro de investigación y análisis que realiza evaluaciones a nivel mundial.
“Las muertes por conflictos entre cárteles han aumentado considerablemente desde 2017, en gran parte debido a conflictos asociados con el CJNG y el Cártel de Sinaloa”, apunta el estudio.
“En 2013, los conflictos más mortíferos fueron entre el Cártel del Golfo y Los Zetas, y entre el CJNG y Los Caballeros Templarios, con 339 y 129 muertos, respectivamente. Para 2021, la letalidad de las disputas había aumentado drásticamente. Ese año, los dos conflictos más letales estuvieron relacionados con el CJNG, donde la rivalidad entre el CJNG y el Cártel de Sinaloa ocasionó 4,890 muertes registradas y la rivalidad entre el CJNG y el Cártel de Santa Rosa de Lima causó 2,225 muertes registradas”.
En total, el organismo estima que hasta 2021 el CJNG, Cártel de Sinaloa, Los Zetas, Cártel de Santa Rosa de Lima y el Cártel de Juárez eran responsables de alrededor de 100,000 muertes registradas desde 2004, pero más del 72% de los homicidios cometidos por estos grupos del crimen organizado comenzó en el último año de la administración del priista Enrique Peña Nieto.
Conoce más: Chiapas, el nuevo campo de batalla de cárteles y autodefensas
Con los muertos que ha dejado la batalla entre estos cinco cárteles se podría llenar el Auditorio Nacional 10 veces.
-Constantemente están peleándose las plazas aquí- nos dice Cecilia Flores.
-¿Quiénes se pelean las plazas?- le preguntamos.
– No sabemos- responde.
-¿Y la población?- insistimos.
-Vivimos aterrorizados… es lo único que te puedo decir- concluye.
La esperanza que se apaga en el desierto
Entre las 60 personas que hace una semana agarraron palas y picos y fueron a El Choyudo a buscar a sus desaparecidos estaban los parientes de Adriana Isabel Pesqueira Valenzuela.
La joven iba a cumplir 24 años el próximo 24 de mayo. Adriana tenía una hija de 4 años de edad a la que los asesinos de su madre dejaron en la orfandad. Adriana fue desaparecida en Guaymas el 15 de diciembre de 2023. Su madre intentó buscarla desde ese día. Adriana no volvió a su casa.
Tristemente, sus familiares encontraron en El Choyudo indicios de que Adriana estaba muerta. Una persona que habló bajo anonimato nos dijo que a la joven la lograron identificar entre los restos hallados en el desierto. Sus parientes reconocieron la ropa que llevaba la última vez que la vieron con vida. El hallazgo ocurrió el pasado 14 de enero, un día después de que se localizó el lugar, casi un mes después de que la joven fue desaparecida.
Según la Fiscalía General de Justicia del Estado de Sonora, los vestigios hallados en donde se encontró la ropa de Adriana corresponden a la joven. Autoridades realizaron pruebas de ADN a los restos localizados y tras compararlos con el mapeo genético de familiares directos, confirmaron que se trataba de la joven Adriana Isabel Pesqueira Valenzuela.
En redes sociales de colectivos de búsqueda la foto de Adriana se actualizó. Ya no está desaparecida, sino localizada sin vida.
Narcofosas, el recurso del crimen para desaparecer a las personas
Las fosas clandestinas no son nuevas. Desde 2006 hasta abril de 2023 el gobierno tiene registro de 5,991 sitios en los que se han inhumado ilegalmente uno o más cadáveres y restos humanos con el objetivo de ocultarlos.
De acuerdo con la Comisión Nacional de Búsqueda esta práctica del crimen organizado, que llegó a su cúspide en 2011, evita que las autoridades puedan sancionar e investigar las razones de la inhumación.
Debido a la falta de información oficial, desde 2019 la Comisión empezó a documentar este tipo de hallazgos para elaborar un diagnóstico con base en datos aportados por las fiscalías generales de los estados y la Fiscalía General de la República.
La información revela que de las 2,835 narcofosas ubicadas entre 2006 y 2018, Tamaulipas fue el estado con el mayor número con 402, seguido de Veracruz, con 324; Chihuahua, con 269; Guerrero, con 260; Zacatecas, con 219; Sinaloa, con 201 y Jalisco con 149.
En ese periodo, en Sonora se encontraron 129 fosas.
En tanto, desde el 1 de diciembre de 2018 hasta el 30 de abril de 2023, las autoridades tienen registro de 2,863 fosas clandestinas localizadas en distintos puntos del país.
Durante la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, Veracruz se convirtió en el estado con mayor número de narcofosas reportadas, con 344. En segundo lugar se ubica Sinaloa, con 283, seguido de Guerrero, con 238; Michoacán, con 228: Jalisco, con 176 y Sonora y Guanajuato con 154 cada uno.
En el mapa de la Comisión Nacional de Búsqueda se puede apreciar que cada vez son más los estados en los que se localizan cementerios clandestinos.
Por lo pronto, en El Choyudo, se estima que podría haber más cuerpos, la mayoría de mujeres, según colectivos de búsqueda que todos los días descubren nuevos parajes del infierno… incluso en el paraíso.
