Masacres juveniles en México conmueven a la sociedad, pero no al gobierno

Compartir:

Salvatierra “Vive grandes historias”; así presenta el gobierno de Guanajuato al pueblo mágico que nació y creció a la sombra de sus conventos. Sí, Salvatierra vive grandes historias de dolor en sus calles coloridas y de grandes monumentos construidos en el Virreinato. Una de ellas es la de Kevin Leonardo Ponce que desapareció el 12 de noviembre del 2023 a los 16 años.

“¡Ayúdanos a localizarlo!” se convirtió en México en un grito herido normalizado en cientos de páginas de redes sociales donde miles de desaparecidos en México aparecen en una ficha de búsqueda o en una alerta Ámber, pero quizás jamás regresan a casa. La alerta número 862/2023 de la Fiscalía de Guanajuato le corresponde a Kevin Ponce, de cabello ondulado negro, ojos ovalados café oscuros, 1.65 metros de estatura, peso 65 kilos. 

Para que la alerta por la desaparición de Kevin no quede enterrada por otras tantas en Facebook, las personas ponen un punto, 57 comparten la publicación, algunos usuarios ponen hasta 20 puntitos seguidos. Es diciembre de 2023 y a 40 días de la alerta, Kevin no aparece. 

FOTO: CUARTOSCURO.

Te puede interesar: Tragedias de la juventud mexicana: homicidios, desapariciones y la ausencia de verdad

Están matando y desapareciendo a los jóvenes en México. Según un conteo realizado por el diario El Universal, de diciembre de 2018 a la fecha ha habido al menos 61 masacres perpetradas en contra de jóvenes en 19 estados del país durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

El homicidio de jóvenes o “juvenicidio” como le llaman algunos académicos a este fenómeno, alcanzó a  11,930 jóvenes de entre 15 y 29 años de edad que fueron asesinados entre el 2018 y el 2022, según el INEGI. Todos ellos llenarían el Auditorio Nacional y 1,930 más  permanecerían parados, sin una silla por ocupar. 

Salvatierra: entre la magia y la tragedia

Desde el año 2012, Salvatierra, la tercera ciudad colonial de Guanajuato, se convirtió en un pueblo mágico para la Secretaría de Turismo y un pueblo de masacres juveniles y desaparecidos para el calendario del 2023. La última vez que se vio a Kevin Leonardo Ponce caminar por esa tierra mágica, vestía pantalón de mezclilla, camisa blanca, sudadera negra y tenis rojos. 

Salvatierra es único para Guanajuato por su agricultura. En esa tierra brotan decenas de productos agrícolas como el ajo, la avena, el brócoli, la cebada y encima de ella merodea la delincuencia organizada; el cártel de Santa Rosa de Lima se disputa el trasiego del narcomenudeo en el estado contra su enemigo el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). En el ínter hay 2,651 personas desaparecidas en el estado desde 1961 hasta el 28 de diciembre de este año y 57 masacres solo durante el 2023, de acuerdo al último informe de Causa en Común. 

El informe de la organización civil resalta que Guanajuato es el estado con más masacres de todo México seguido de Zacatecas y Guerrero. Y Salvatierra, su pueblo mágico, aparece 4,240 veces en el buscador de Internet asociado a luto, masacres juveniles, desaparecidos, balazos. 

También puedes leer: Zacatecas, sumida en la violencia

Para diciembre, hasta una posada entre amigos y familiares llegó la muerte otra vez a Salvatierra. Era el 17 de diciembre, habían pasado 35 días de la desaparición de Kevin Leonardo Ponce y el miedo volvió a sacudir la tierra agrícola del tomate rojo; asesinaron a 11 jóvenes e hirieron a otros 14.

La hacienda virreinal de San José del Carmen a 10 minutos de Salvatierra, fue el epicentro donde 49 personas posan para una fotografía, la última para once adolescentes. “El objetivo era  matar”, contó Angie Almanza, familiar de dos de las víctimas al diario El País

Los relatos posteriores coinciden con los de Almanza. Llegó un grupo desconocido a la fiesta decembrina, pidió permiso para pasar, les dijeron que no y regresaron fuertemente armados. “Matenlos a todos”, se escuchó y la posada terminó. En la mañana siguiente una imagen fúnebre; una mesa en L con flores en el piso, vasos tirados, sillas baleadas. 

FOTO: CUARTOSCURO.

Hoy, en Salvatierra, la frase “Vive grandes historias” adquiere un significado sombrío que retrata la dualidad entre la magia que promueven los portales del gobierno y la cruda realidad de la violencia juvenil que se manifiesta en las calles y haciendas virreinales. 

Entre pétalos caídos

La masacre en Salvatierra ocurre en un 2023 especialmente sombrío para la juventud mexicana. El 23 de septiembre el horror se trasladó de lugar, ahora estaba en Zacatecas, el segundo estado con más masacres juveniles después de Guanajuato. 

La apacible comunidad de Malpaso, en el municipio de Villanueva, Zacatecas, se vio sacudida por el terror cuando un grupo armado irrumpió en el rancho “El Potrerito” donde varios jóvenes como en Salvatierra, se dedicaban a convivir. Siete de ellos, estudiantes y trabajadores, fueron víctimas de un secuestro que dejó a la comunidad consternada.

Según los testimonios de las madres, el comando armado ingresó a la recámara donde se encontraban los jóvenes, disparando. Después, sacaron a las niñas y formaron a los jóvenes descalzos y se los llevaron. Las víctimas que aparecieron sin vida semanas después eran adolescentes de entre 14 y 18 años y sus vidas fueron truncadas en un acto de violencia que enlutó a la comunidad.

Para agosto, un mes antes de la desaparición y masacre de los siete jóvenes en Zacatecas, otra pesadilla juvenil consternó Lagos de Morenos en Jalisco. Era la noche del martes 15 de agosto, un estremecedor video reveló la desesperante situación de cinco jóvenes: Roberto Olmeda, Diego Lara, Uriel Galván, Jaime Martínez y Dante Cedillo, quienes fueron secuestrados el 11 de agosto y obligados a enfrentarse entre sí por órdenes de un grupo vinculado al narcotráfico.

Los jóvenes, con edades entre 19 y 22 años, compartían una amistad arraigada desde la infancia. A pesar de tomar caminos diferentes en la vida, sus atardeceres juntos en el barrio eran una constante. Roberto estudiaba ingeniería, Diego era herrero, Jaime albañil y Dante había emprendido su propio negocio.

Quizás quieras mirar: La violencia desbordada y el fracaso de la seguridad pública

En los Altos de Jalisco y en la parte norte del estado, la implacable ley del narcotráfico prevalece. La disputa entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco por el control de la región ha dejado un rastro de sangre y sufrimiento. La antropóloga y académica Rossana Reguillo lo describe como el paso de la “necromáquina”, una máquina de muerte que devora cuerpos jóvenes y territorios para luego expulsarlos en forma de cadáveres.

A cuatro meses de la desaparición de los muchachos de Lagos de Morenos, sus familias los siguen esperando, así como la verdad y la justicia. 

Juventud cercada y revictimizada

La revictimización se refiere a “un proceso en el cual una persona que ha sido víctima de un delito, abuso o trauma, experimenta nuevamente victimización a través de la respuesta institucional, social o mediática”, explica para Cuestione la psicóloga Milena Jaimes Salazar.

La revictimización puede ocurrir durante el proceso legal, en el entorno social cercano o en la interacción con medios de comunicación, como lo hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador en su habitual Mañanera al apresurarse a decir que la masacre de Salvatierra fue “por consumo de drogas. 

La académica Malely Sánchez siente indignación por las masacres recurrentes de jóvenes en el país. El motivo: “la criminalización de las juventudes, la normalización de los juvenicidios y la negligencia institucional”, dijo en entrevista.

Para Linares Sánchez, docente investigadora de la Universidad Autónoma de Zacatecas, lo que estamos viendo en Salvatierra, Zacatecas, Jalisco y varios estados más “es  un nivel de violencia multidimensional en donde las y los jóvenes carecen de acceso educativo,  de acceso laboral, habitan la precarización, la expulsión de sus territorios en medio de un escenario de guerra, de terror, de desplazamientos”.

FOTO: CUARTOSCURO.

Te puede interesar: Depresión y ansiedad, un efecto secundario de la pandemia en la niñez y juventud mexicana

El martes 19 de diciembre, la plancha del Zócalo en la Ciudad de México se convirtió en el escenario de la indignación juvenil. Muchachos y muchachas y varias organizaciones civiles se congregaron para protestar en repudio al reciente asesinato de 11 jóvenes en Salvatierra, Guanajuato, y para expresar su descontento ante la estrategia gubernamental de seguridad que perciben como fallida.

La manifestación, que buscaba llegar hasta el Palacio Nacional para hacer escuchar sus demandas, se vio obstaculizada cuando los jóvenes se toparon con una barrera inesperada. La Plaza de la Constitución, usualmente accesible para todos y todas, estaba cercada por imponentes vallas metálicas que impidieron el paso.


A medida que la protesta continuaba en la Plaza del Zócalo, la presencia de las vallas se convertía en un poderoso símbolo de distancia percibida entre una juventud asediada por las balas y las pocas respuestas gubernamentales.

SUSCRÍBETE A NUESTRO NEWSLETTER

Recibe las noticias más relevantes de México cada mañana, inicia tu día informado.